Ya habían pasado un par de semanas después de que me fuera de Palacio, en casa no se hablaba de la Selección y todos los viernes me iba de casa para que ellos pudieran ver el reportaje tranquila.
Y esa noche no iba a ser diferente, cené antes que ellos y subí a mi cuarto a cambiarme el pijama: me puse unos pantalones negros pitillo, unas botas con un poco de tacón y un jersey blanco; me hice una coleta alta dejando caer unas pequeñas ondas a la espalda y me maquillé un poco. Salí de casa sin despedirme, dando un portazo para dar vía libre.
En el pueblo, también apoyaron mi decisión de irme. En ningún momento me miraron o me hablaron mal, alguna que otra abuela me había regañado por no seguir aguantando pero no me lo echaba en cara como tal. Al fin y al cabo, habían ignorado a Aphroditte Bourgeois, hija de la médico del pueblo y eso nadie lo iba a permitir.
Me encojo de hombros ante mis pensamientos, algo bueno tenía que tener ser quién soy. Empiezo a andar por el pueblo metida en mis pensamientos, la calle está vacía y una pequeña brisa fría empezaba a aparecer. Todas las casas tenían la luz del salón encendido y desde todas las puertas se escuchaba el himno.
Miro al cielo y suspiro, nadie sabe cómo me fui de Palacio ni que fue lo último que hice o dije. ¿Cómo decirle a la gente que te miraba como si fueras algo inalcanzable, cómo un ángel que te fuiste rompiendo todo a tu paso?
-A quien quieres engañar- me dije a mi misma y me reí- es más probable que hagas eso a que salgas como si nada.
Cristina e Ian habían estado toda la semana pasada en mi casa, desde el momento en que se enteraron de que me había ido de Palacio. Ellas sí me miraron mal y me gritaron bastante, aparte de algunos insultos sueltos pero sigo sin arrepentirme de lo que hice.
Me acurruqué un poco en el jersey para evitar la corriente de aire y cuando me di cuenta, estaba a los pies de la cuesta que daba al castillo. Levanté la vista y lo observé en la oscuridad, mientras se recortaba violentamente contra el cielo.
-Buenas noches, preciosa-escucho en mi oído, al mismo tiempo que pasa sus brazos al rededor de mí cadera y apoya la barbilla en mi hombro. Podía notar como sonreía.
-Buenas noches- me giré, rodeando al chico con los brazos por el cuello-, ¿No deberías estar en palacio haciendo cosas de guardia?
-Si-sonrió y rozó su nariz con la mía. Su cabello negro estaba tapando su ojo derecho, dándole ese aire de gamberro que siempre ha tenido, esa picaresca que le persigue- pero entonces no podría pasar este rato contigo- su sonrisa llegó hasta sus ojos, achinándolos un poco y me hizo sonreír a mí también. Me besó con dulzura y le seguí el beso.
-Will...-susurré al separarme, él me miró-, ¿Y si te pillan saliendo de Palacio?
Se encogió de hombros divertido.
-Ya no eres una seleccionada, An y además, es lo que suele pasar. Las ex-seleccionadas se casan con guardias- me guiñó un ojo y yo me separé.
-No me pienso casar- le di la espalda y me llevé la mano al cuello, notando la falta del collar. Maldije internamente.
-Cuando te lo pida, ya verás como no te puedes negar- me guiñó un ojo y me dio un rápido beso-. Vuelvo a Palacio, nos vemos mañana.
Empezó a andar cuesta arriba y me mordí el labio inferior, antes de dar media vuelta. No estaba saliendo con Will, aunque él creyera que si, simplemente después de salir vino a ver cómo estaba y acabamos enrollándonos pero no sé cómo decirle que no quiero nada.
Porque mi corazón ya pertenece a otra persona.
Además, si Luke se entera de lo que pasa, con seguridad dejaría de hablarme y sin mi mejor amigo no puedo estar.
Empecé a andar hasta la plaza del pueblo, donde aún seguía el estrado donde había dado mi discurso y carteles con la flor que representa a Ángeles, sonreí de medio lado y me senté allí, escuchando los ruidos de las televisiones.
Quería despedirme bien del lugar pues era mi último día. Los rebeldes me necesitaban y como líder debía ir al lugar donde se recogían, los sureños estaban preparados para atacar y había que defender como nadie podría; giré el cuello que lo tenía algo entumecido. La muerte no era algo que me diera miedo, durante mucho tiempo la estuve esperando...
Pero no quiero que le pase nada a Óscar, él es el único por quien sigo luchando.
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The Selection [2da parte en proceso]
FanfictionHace veinte años, America Singer entró a la selección y conquistó el corazón del príncipe Maxon, y vivieron felices para siempre. Eadlyn cree que esta historia es demasiado romántica, y no tiene ningún interés en repetirla. Rechaza la corona, por l...