The Selection. 10

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No pude evitat empezar a llorar. Di un paso hacia atrás, me dejé caer al suelo y me lleve las manos a la cara, ¿Qué me estaba pasando? En menos de doce horas, había llorado dos veces. Me estaba debilitando, me estaba dejando exponer demasiado.

-Esto está mal-susurré, Ahren se sentó a mi lado.

-No es malo llorar-me dijo, noté su espalda contra la mía.

-¿Cómo?-me limpié las lágrimas-, nadie lo sabe...

-Solo es cuestión de fijarse un poco, a lo mejor tu familia y tus amigos ya están acostumbrados a tus cambios de humor.

Me reí.

-¿Quieres hablar de ello?-apoyó su cabeza encima de la mía.

-Antes de que entrara a la escuela secundaria del pueblo-confesé-, cuando lo único que hacía era competiciones, boxeo y me entrenaba, para see un buen soldado. Siempre quisé ser soldado.

>>Yo tenía doce y el quince, era una maldita cría-no pude evitar hablar con rabia, solo destilaba rabia, rabia y odio-. Pero no hablamos hasta el año siguiente. Fue ahí cuando empecé a ir al colegio, quería aprender inglés por fin. Solo hablábamos por cartas y en el colegio nos saludábamos-resoplé-. Después de unos dos meses hablando, empezamos a quedar los viernes. Se me dan muy mal las matemáticas y el estudiaba eso, entonces era la excusa. Fueron las mejores navidades pero al mismo tiempo el peor año-apreté los puños, no me puedo creer que estuviera hablando de eso-. Tenía trece años, y para nada tenía apetito sexual, aparte, tenía una especie de falofobia-me reí, era rídiculo contarlo-, por cosas. Y el ya había intentado, bueno, ejem, ya sabes-ahora fue él el que se rió-. Y un viernes por la mañana me manda un mensaje, diciendo Tenemos que hablar, he leido demasiados clichés para saber lo que eso significaba, pero, como idiota le respondí, ¿Qué sucede?-suspiré-, ya te he dicho, como un cliché contestó, Soy un hombre y como todo hombre tengo unas necesidades que tu no me puedes dar por tus...problemas, pero te quiero y no quiero perder tu amistad, eres muy importante para mi. Será mejor que dejémos de quedar durante una temporada.

Me callé un momento, Ahren no hablaba. Estaba temblando, no sé si por el frío o por mi estado; me fijé en que nuestras manos se estaban rozando y suspiré. Podría acostumbrarme a vivir en palacio, si no tuviera que competir con otras treinta chicas, de las cuales me estoy haciendo amiga de cuatro.

-Le dije que me diera una oportunidad, podría intentarlo... Obviamente no pude, poco a poco nos fuimos distanciando y si no le hablaba yo, no me hablaba él-volví a reirme, ya casi no lloraba-, era como un perrito faldero. Lo pasé muy mal, poco después de que me dijera esa perla volvió con su ex y empezó a evitarme por los pasillos; pero teníamos amigos en común, él porque iban a su clase y yo porque los conocía de jugar al ajedrez, entonces seguimos quedando, muy poco, unas cuatro veces y siempre se metía con mis gustos. Con la música que me gustaba, con los libros que leía, con lo que veía en la tele... Puede que solo fueran bromas, pero me dolían y más que viniera de él-me acarició la mano con un dedo- y cuando le comentaba a uno de los otros por ejemplo algo sobre... ANE o SAO, saltaba él Oh por el amor de dios, ¿no ves que le aburres? Y no sé si le aburría o no, pero no quería comprobarlo.

Ahren se levantó y se puso enfrente de mí, me ayudó a levantarme. Me aferré a sus brazos, me limpió las mejillas con una mano y la otra la situó en mi espalda.

-Permíteme decirte que ese tío es un idiota y no te merece seguir sufriendo-le sonreí.

-Lo sé y lo he superado, pero es como un bucle, estoy bien y cuando me acuerdo pienso ¿Qué tendrá ella que yo no?, obviamente no le iba a obligar a estar a mi lado si él necesitaba...ya sabes... Y yo no, pero semanas antes me había dicho que podía esperar-tragué saliva-, que podíamos ir más despacio si no me sentía preparada.

Tragué saliva y alcé la cabeza para mirarlo a los ojos, estaba demasiado cerca. Me aferré nuevamente.

-Y no fallaré si digo, que después de él no estuviste preparada para tener más relaciones-asentí.

-Me han gustado más chicos, pero nunca me he atrevido a nada.

Me acarició la cara, y yo cerré los ojos, su mano olía a menta y limón. No podía verme, pero estaba segura de que me había sonrojado, puede que hace cuatro años no me hubiera fijado en él. Pero ahora si, y era demasiado guapo y estaba insultantemente bueno.

-Si no recuerdo mal, dentro de poco es tu cumpleaños ¿No?-asentí y suspiré, el primer cumpleaños que no pasaría con Gin-, ¿Te importa si te doy parte de tu regalo adelantado?

Abrí los ojos de golpe, el se rió, lo sabía, me iba a echar. Estaba fuera del juego.

-Ehm-¡No!, no quería irme-, no sé...

Me solté de él y di un paso havia atrás sin dejar de verlo a la cara, suspiré, estaba preparada para recibir la patada. Agaché la cabeza y asentí, mejor antes que después.

-Si-lo volví a mirar-, claro, ¿A quién no le apetecería?

-Solo una cosa-asentí-, pase lo que pase ahora, en el resto de La Selección y si llegas a La Élite, lo que pase allí, no pierdas la sonrisa. Es mejor pisar que ser pisado-me miró severamente-, menos mal que los rebeldes no tenían que seguirte a ti, si no, no sé como lo hubierais hecho.

Le di un golpe en el brazo, no me iba a echar. Sonreí y al parecer le daba igual mi pasado, se me reconfortaba.

-¿Entonces qué dices que era mi regalo?-le volví a agarrar de la camisa suavemente-, y no me digas que es pasar el día contigo.

-Vaya gracias-le sonreí, me gustaba esto, me gustaba su actitud-, lo he pensado. Eres la más culta (bueno, eso creo) de todas las que hay aquí, a ninguna más le gusta leer, bueno, salvo novelas rosas.

Hice una mueca de asco, lo conocía bien, mi hermana era las únicas novelas que leía.

-Si, así me quedé yo también-se aferró bien a mi espalda, como si pensara que fuera a huir en cualquier momento-. Y pensé que... ¿Qué te parece dejar nuestras redencillas a un lado?, conozcámonos, pero bien, no porque hayamos apostado, ¿Qué te parece?

-¿Por qué no?, ya me dolía la cara por esas sonrisas socarronas-me acaricié la cara.

-¿Trato hecho?

-Sabes qué al decir eso hay que dar la mano, ¿No?-fruncí el ceño.

-Tengo una idea mejor.

Me acercó a él y mi corazón empezó a volverse loco ¿Iba a besarme?, alcé la cabeza y lo miré, me estaba mirando detenidamente otra vez, como en la habitación. Suspiré y cerré los ojos, dándole a entender que lo podía hacer, podía besarme.

Noté que acercaba su rostro al mío, pero no terminaba con la distancia. Me estaba empezando a doler y no sabía por qué. Me impulsé un poco con las puntas y acabé con la distancia.

A la mierda de que los chicos den el primer paso; a la mierda que estemos en el jardín y que nos pueda ver cualquiera; a la mierda mis pensamientos, mi familia, Camille y el palacio; a la mierda La Selección por un rato.

Solo eramos Ahren, yo y el beso, el único beso en el que el corazón me iba como loco, el único que me ha hecho daño y todo.

Quien diría que yo, Aphroditte Annabel Illéa, próxima lider de los rebeldes norteños, acabaría besandome con él, Ahren Schreave, próximo rey de Illéa. Y eramos primos... Léjanos, muy léjanos, pero primos.

Me separé de él y suspiré, solo el dos por ciento de nuestros genes eran iguales, si a él no le importaba, a mi tampoco. Era una Illéa, tenía sangre real por mis venas, nadie se merecía ese trono (excepto Camille) más que yo y lucharía por él.

Me dio un beso en la frente y me abrazó.

The Selection  [2da parte en proceso]Onde histórias criam vida. Descubra agora