Cuando quieras de verdad...

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Say

Me giro en el asiento del copiloto apoyando así mi espalda en la ventana para mirarla mientras me habla. Me habla pero es como si no la escuchara; me fijo en el movimiento de sus labios al hablar y en cómo se ríe por alguna estupidez que está contando y la imito como si realmente me hiciera gracia. Parece mentira que con el paso de los segundos la tensión se haya esfumado y me sintiera, por primera vez en muchos años, bien. 

-Y me echaron por liarme con un alumno -la escucho decir y pongo atención a lo que dice.

-¿Qué? -digo sorprendido sin saber qué más decir a lo que ella se empieza a reír sin poder parar.

-Estabas pasando de mi Say, quería llamar tu atención -dice aún riéndose y la imito- Me echaron a secas -dice sonriéndome.

-¿De donde? -le pregunto y se ríe.

-De uno de los institutos -me explica intentando no reírse- Que no le hacía bien a los niños, dicen -rueda los ojos- No era una buena psicóloga según decían.

-En base a lo poco que he visto de ti -digo metiéndome en la conversación- Dudo que enseñes como todo el mundo está acostumbrado -le digo y hace un gesto con los hombros quitándole importancia.

-No me importa -dice totalmente seria- Lo que verdaderamente me importa es que lo más probable es que conmigo aprendas porque te acabe interesando mientras que con otros irás a sus clases porque debes y no porque quieres.

-A tus clases vamos porque debemos -la reto y se ríe.

-No eres el más indicado en decir eso Say -me mira de reojo y aparto la mirada- y más cuando aún no has asistido a ninguna. 

-Lo estás deseando eh -digo y se gira para mirarme. Nos miramos fijamente y se ríe negando con la cabeza. 

Veo cómo mantiene una sonrisa en los labios e inevitable y sin saber por qué, la imito sin más. Acerca una de sus manos a su pelo para apartarlo y cuando deja de nuevo la mano en el volante, me fijo más detalladamente en sus tatuajes; no tiene ni un solo trozo de piel sin uno de ellos. Hay tanto color y al mismo tiempo tanto negro que es fascinante.

-Hace mucho que no me hago ninguno -dice pillándome con las manos en la masa y le sonrío.

-Quien quiera que te los haya hecho es bueno -digo totalmente sincero.

-Buena -dice corrigiéndome, vaya... así que una chica. Flipante- Y sí que lo era.

-¿Era? -pregunto con curiosidad aunque también con un poco de miedo a la conversación.

Veo como se pasa una mano por el pelo y deduzco que lo hace porque está nerviosa y no entiendo el por qué.

-Hace años que no sé nada más de ella- dice haciendo un gesto con los hombros como diciendo "da igual" pero sé que no le da- Nos enfadamos y bueno... 

-Problemas de chicas, supongo -digo intentando que se ría y lo que más me sorprende es que no sé ni por qué quiero intentarlo. Sonríe levemente negando a su misma vez con la cabeza.

-El que se suponía que era el amor de mi vida -dice mirándome y rodando sus ojos- se acostó con ella -se ríe como si no le doliera- Eso no se hace entre amigas, ¿sabes? 

-¿Solo por eso? ¿qué tenéis, doce años? -pregunto frunciendo el ceño- Vaya mierda de problemas. 

Me mira fijamente sin importarle la carretera; sin importar si viene o no alguien. Me mira tan seriamente que con solo verle el brillo que tiene en los ojos, sé que la he cagado. Aprieta fuertemente el volante y creo que se está conteniendo de darme un buen tortazo por dos motivos; el primero es que soy su alumno y el segundo porque muy en el fondo sabe que quizás tengo un poco de razón. 

No quiero quererte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora