A mi tampoco me importas...

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Lena

Acabo de firmar los papeles que hay encima del escritorio de la mesa del director y le devuelvo el bolígrafo. Me mira sonriendo y se levanta tendiéndome la mano para estrecharla con la mía.

-Espero que sea de tu agrado estar aquí -dice aún con mi mano entre la suya- ¿Puedo pedirte un favor?

-Sin dudarlo -le sonrío y acaba soltando mi mano.

-Los tatuajes -los señala levemente- si puedes evitar enseñarlos, mejor -me obligo a mi misma a no fruncir el ceño y asiento como si realmente fuera a hacerle caso. Le sonrío para sonar más creíble y me acompaña hacia la puerta- ¿Crees que necesitarás algo para ese golpe? -dice refiriéndose a mi nariz y niego con la cabeza. Me abre la puerta y salgo dispuesta a ir a mi coche a por mis cosas- Cualquier duda o problema no dudes en consultármelo. 

-Lo haré -prometo sabiendo que me las sabré arreglar sola, lo he sabido hacer desde siempre, no voy a empezar a necesitar a nadie a mis veinticinco años. Le dedico una leve sonrisa y salgo de ahí; tengo clase de aquí una hora y debería prepararme. Estoy algo nerviosa, la verdad. Los nervios del primer día, supongo. 

Salgo por la puerta y me río al recordar la estúpida situación de hace unas horas atrás; "¿cómo lo haces en esos días del mes?" me repito mentalmente mientras me río, quién me viera creerá que estoy un poco loca. La verdad es que no puedo quitarme a ese chico de la cabeza y menos después de mi charla con el director...

"Minutos antes..."

"-Ya has conocido a la joyita del instituto, ¿no? -me pregunta mientras me indica que le siga hasta su despacho- Say -menciona y frunzo el ceño- El chico que estaba fuera -acaba explicándome.

-Oh, sí -digo como si supiera de lo que habla.

-Es un chico bastante problemático pero no te preocupes porque la mayoría de días ni asiste así que no tendrás problemas -me comenta e intento no mirarle mal.

-Perdona que me meta donde no me llaman pero...¿acaso no habláis con él o con sus padres para comentar la situación? Si está cursando bachiller supongo que es porque él mismo quiere, nadie le obliga a estar aquí.

-Es complicado -dice sin más- No es una situación fácil y él no se deja ayudar pero quizás tú si aceptaras también el puesto de psicóloga podrías intentar hablar con él.

-No estoy aquí para eso -le digo con sinceridad.

-Y lo sé -dice abriendo la puerta de su despacho y dejándome pasar a mi primero- pero también sé que Say, muy en el fondo, es un buen chico.

-No es cosa mía -vuelvo a decirle una vez que me siento en una de las butacas de su despacho.

-No pierdes nada, Lena -me pide casi suplicando- Pero aquí ya no sabemos qué hacer." 


Escucho el sonido de mi teléfono y vuelvo en mí, lo saco y sonrío al ver un mensaje de mi madre;

"Espero que todo haya ido bien, llámame cuando salgas."

Decido no contestarle al ver la hora que es y me doy prisa a llegar a mi coche para coger los libros que necesito y unas carpetas. Cargo con ellos hacia el instituto y me maldigo internamente por ponerme estos dichosos zapatos solo para parecer un poco más alta, en estos momentos desearía tener aquí conmigo un par de bambas pero sabía que si me las ponía me confundirían con una alumna más y se supone que tengo algo más de responsabilidad que eso. Suspiro cansada cuando ni siquiera he empezado y me prometo no usar nunca más estos malditos zapatos. 

No quiero quererte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora