Princess

♡ིུthe star above the sea

—Tengo que cambiarme, se me hace tarde.

El más pequeño frunció el ceño y se apartó de su lado, volviéndose ha recostar en la cama, cubriendo su cuerpo con la sábana blanca y hundió su cabeza entre ellas, tapando sus labios por el débil sollozo que se iba a escapar sin su consentimiento. No importaba cuánto tiempo reclamará la atención de su alfa, él estaba demasiado concentrado en su trabajo y su estúpida co-comandante Perrie Edwards. Le estaban quitando a su Harry.

—¿No hay un beso de buena suerte hoy?—Louis se mantuvo quieto en su lugar. No respondió la pregunta y solo quería seguir durmiendo—. Louis—esta vez la voz de Harry se escuchó dolida, pero fue suficiente para que él omega de su interior se removiera con ansiedad por complacerlo.

—Si...—contesto simple. Con cuidado sintió las manos del alfa retirando las sabanas de su ahora tibio cuerpo hasta sus rodillas, ambos se miraron a los ojos y de pronto sintió caricias en sus muslos desnudos. Pero las caricias no cesaron en ese lugar, los dedos subieron hasta levantar la camisa azul que Louis usaba de su comprometido, solo hasta su ombligo. Sus mejillas tomaron color, no estaba usando bóxer, siempre los quitaba en la madrugada al sentir "calor", aunque ambos sabían que solo era para que Harry lo sintiera.

—¿El calor de nuevo?—el ojiazul asentía avergonzado, ocultando su cara entre sus manos. Los gentiles dedos de Harry siguieron su recorrido hacia, oh.

—Harry—un dedo se había adentrado en él, haciendo que sus piernas temblaran y un gimoteo necesitado se escapara de su garganta.

—Yo también extraño estar dentro de aquí—deslizó el dedo hacia fuera y tuvo una protesta de parte del menor—. Ahora dame un beso, ya me voy.

Louis se sentó y junto sus labios con los del otro, dándole una explosión de sensaciones en su estómago. Cuando el tierno beso termino, lo abrazo y restregó su cabeza en su cuello, el ojiverde soltó una risita.

—Marcando territorio, ya sabes, por si la oxigenada de perrie se acerca sepa que solo eres mío.

—Yo siempre voy a ser tuyo.

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La noche había llegado y con ella había traído un viento frío, y miles de estrellas brillantes en el cielo oscuro como el mar. Louis se encontraba en la proa, recaudando el suficiente valor por lo que iba a hacer cuando llegara con Harry. Podía sentir la brisa fría chocar contra su rostro con tranquilidad, escuchaba las risas y los caminantes que pasaban detrás de sus espaldas, disfrutando de la noche.

Miro hacia abajo del enorme barco y se encontró con la vista del profundo mar; tragando saliva con miedo. Las pequeñas olas golpeaban al barco de acero y se formaba espuma blanca alrededor, resaltando por el color negro que se apreciaba de noche y no como el amanecer, que se miraba de un hermoso azul.

Movió sus manos dentro del bolsillo del abrigo negro y saco una cajetilla de cigarros, tomo uno y lo encendió con dedos temblorosos. Hace dos años le había prometido a su alfa que lo iba a dejar, y claro que lo hizo por él, pero esta era una situación importante y era lo único que necesitaba para calmarse. Con un suspiro lo encendió y se lo llevó a su boca, dando una calada fuerte y después exhalo todo el humo blanco. Sus piernas se comenzaron a mover hacia su destino, con pasos lentos y una mirada hacia sus pies. El viento hacia que su cabello se moviera de lugar y el humo se quedara en su abrigo. Lo que menos quería era que su alfa lo regañara por desobedecerlo, aunque eso se podía arreglar con un beso o haciendo el amor.

Cuando se encontraba en frente de la puerta tomo un fuerte respiro y tiro el cigarro en el pequeño bote de basura. Se dio ánimos así mismo y toco tres veces. Un "Adelante" se escuchó detrás de la puerta.