Café para dos

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Pov Sting

Eran las 10 de la mañana, abrí los ojos todo lo que pude para ver si realmente era ella.

No fue un sueño.

Dormía con la mano apoyada en la almohada, puesta delante de su cara impidiendome poder verla bien.
Por lo visto en ningún momento de la noche la dejé ir, seguía abrazandola.

La solté, me levanté de la cama lo más silenciosamente que pude y empecé a caminar hacia el baño.

Pov Lucy

Noté que Sting se levantaba pero decidí no abrir los ojos hasta que empecé a escuchar como se alejaba caminando.

Escuché el sonido de la ducha, a sí que aproveché para vestirme e ir a desayunar y así evitaría una situación bastante incómoda.

Lector seguía dormido en el otro cuarto, a sí que me fui sola.

Bajé y salí del hotel, hacía una mañana preciosa de verano.

Quise dar una vuelta por el pueblo, era realmente bonito.

Sin quererlo no paro de recordar la sensación que tuve anoche al abrazarme Sting.

Soy una ilusa al creer que tengo alguna remota posibilidad de estar con él.

No soy correcta,
ni adecuada,
ni ideal,
ni llevo la etiqueta de "sueño".
No soy tranquila,
ni dócil y los domingos no me entiendo.
Pero en medio del caos, supongo que el dolor de ser real siempre será mejor que el dolor de ser perfecta.

No sé como acabará esto porque ni si quiera sé como ha empezado, un día cualquiera decido marcharme y lo último que esperaba encontrarme en este viaje era amor.

Supongo que lo mejor será no decir nada, ser dueña de mi silencio hasta que pasen un par de días más y me vaya.

En la esquina de la calle había una cafetería y decidí desayunar allí.

Llamé al camarero y rápidamente vino.

- ¿Que va a tomar señorita? - lo dijo en tono muy amable y regalandome una sonrisa.

- Un café, por favor - le devolví la sonrisa.

De repente alguien se sentó en la silla de en frente y dijo:

- Café para dos.

Era Sting.

- Ahora mismo vuelvo - el camarero se marchó confuso.

Me puse muy nerviosa al verle.

- ¿Creías que te ibas a deshacer de mí, rubia? - puso una de sus sonrisas seductoras - ¿Por qué no me has esperado? No me gusta que seas tan mala... - de repente me miró serio.

- Esque te estabas duchando y pensé que quizás no querrías venir... - me costaba hasta hablarle.

Llegó el camarero y juro que desearía que se hubiera quedado allí toda la mañana para no quedarme a solas con Sting, el sabía como ponerme nerviosa y eso no era nada bueno.

El camarero dejó las tazas en la mesa y se retiró.

- Y bueno... ¿Anoche qué? - empezó a imitarme - ¿Stiing por qué no te gustoo, Stiing? Duerme conmigo Stiiiing - no paraba de reirse.

Me puse roja como un tomate.

- ¡Idiota! Solo te dije eso porque estaba borracha, jamás me fijaría en alguien como tú.

Tomó un sorbo de café, se levantó un poco y acercó su cuerpo por encima de la mesa hacia mí para pegarse a mi cara.

Lo tenía justo en frente, a escasos centímetros de mí.

- ¿Por qué mientes, Lucy? - puso un tono muy sedutor.

- Q-qué dices Sting, no miento, es la verdad.

- Está bien me voy, he quedado con una chica que conocí anoche en el restaurante, Lector está en la habitación tened cuidado - se alejó de mí y no volvió a decir nada más, salió de la cafetería y no volví a verlo en toda la tarde.

Es bipolar.

Dios, que rabia me da que siempre esté con tantas chicas.

Volví muy enfadada al hotel, no entiendo por qué tuvo que decirme eso... me sentó muy mal.
- ¡¡Lucy!! - Lector salió corriendo hacia mí.

- Perdón por tardar - le sonreí.

Me ayudó a recoger la habitación y después nos quedamos un rato hablando en el sofá.

- Lucy, ¿No echas de menos tú gremio?

- Claro que sí Lector, pero solo llevo una semana fuera, volveré pronto a sí que no pasa nada.

- ¿Y cuando vuelvas allí no volveras a vernos? - buena pregunta.

- Espero que sí - sonreí - os he cogido mucho cariño.

- Lucy... ¿Te gusta Sting? - tan directo como su dueño.

- Nononono - empecé a agitar las manos en todas las direcciones posibles para negarlo rotundamente.

- Pues yo creo que a Sting si le gustas - me acerqué rápidamente a el y lo miré fijamente.

- ¿¿Tú crees?? - necesitaba oir la respuesta.

- No, pero ahora sé que a ti relmente sí - empezó a reirse.

- Que no me gusta Lector... - uf, como me la ha jugado.

- Ya, ya... por eso estabas tan interesada - no paraba de reir a sí que me levanté y fui a tumbarme en la cama.

Sin querer me quedé dormida, al despertar ya eran las 9 de la noche. Duermo demasiado.

Me duché y me puse el pijama.
Al salir del baño escuché la puerta abrirse, era Sting.

Ni si quiera le saludé.

Me senté en el sofá y empecé a peinarme cuando de repente alguien me sacudió el pelo.

- No te enfades rubia - se sentó al lado mía.

- ¿Enfadarme? ¿De qué hablas?

- Lucy venga ya, sé sincera, te molesta que vea a otras chicas porque te gusto y estás celosa, es normal, soy increíble. No pasa nada admitelo.

No sé que pretendía diciendome eso.

De repente se acercó más a mí y me pegó a el cogiendome de la cintura.

- Vamos rubia, portate bien - me susurró en el oído - admite que ahora mismo no tienes control sobre ti - puso su cara frente a la mía.

Tenía toda la razón, en esa situación yo era muy vulnerable. No podría decirle que no a nada... es que este chico me encanta.

Llamadme loca.

Pero le agarré la cara y le besé.

En busca de inspiración [Stinglu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora