Anne

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- Oye... despierta, Sting - intenté despertarlo por las buenas - ¡¡¡STIIIIING!!! - pero acabé por las malas.

- ¿E-eh..? - no paraba de abrir y cerrar los ojos - ¿Ya hemos llegado?

- Sí vamos, coge a Lector que está dormido - cogí las maletas y mi bolso.

- Voy voy... - dijo mientras cogía al pequeño en brazos y salía lo antes posible del tren.

Llevábamos cerca de 10 minutos caminando hasta que llegamos a la puerta de la casa, bueno mejor dicho, mansión.
Nos recibió una señora mayor y nos indicó cuales eran nuestras habitaciones, estaban en la planta de arriba las dos pegadas y Lector decidió quedarse en la mía.
Sting se molestó con él pero al rato se calmó, como siempre.
Eran muy grandes y cómodas.
Al bajar nos sentamos en el salón para hablar un poco con la anciana.

- Por cierto, me llamo Lumina - parecía feliz de vernos - soy la sirvienta de ésta mansión desde hace muchos años. Los padres de Anne decidieron contrataros porque últimamente han habido muchos robos por la zona. De la pequeña en sí no deberéis ocuparos ya que yo puedo encargarme.

- Entonces... ¿Qué hacemos el resto del tiempo? - dijo Sting.

- Vigilar la casa, podéis hacer lo que os apetezca pero no podéis salir sin llevar con vosotros en todo momento a Anne - en ese momento se escucharon unos pasos los cuales interrumpieron a la anciana.

Al girarnos vimos a una niña de unos 6 años, morena, con el pelo largo y ojos verdes que llevaba un vestido de vuelo por encima de las rodillas.

- ¡Hola! Yo soy Anne - dijo mientras se acercaba a nosotros - ¿Eres maga de verdad? - parecía muy ilusionada.

- Sí, hemos venido para cuidarte - me levanté del sofá y me agaché para ponerme a su altura - espero que nos lo pasemos bien - sonreí.

Sin esperarlo se tiró encima mía y me abrazó.
Giró la cabeza y vio a Sting, me soltó y me susurró en el oído.

- ¿Quién es ese chico? - con una voz muy dulce.

- Soy Sting Eucliffe, de Sabertooth - respondió tan subidito como siempre.

La niña se sorprendió al saber que podía escuchar cualquier susurro.

Se ruborizó y fue a cogerle la mano a Sting.

- ¿¿Q-qué haces?? - no paraba de intentar soltarse de ella.

- Moo... Sting no seas malo - Anne no paraba de mirarlo y de ponerle ojitos.

- Está bien, puedes cogerme la mano pero solo por hoy - giró la cara mirando al suelo y refunfuñando.

Anne después de quince minutos soltó a Sting y decidió jugar con Lector, a sí que nosotros decidimos dar una vuelta por la casa.

Salimos del salón y subimos las escaleras, casi todo estaba hecho de marmol y había muchos cuadros de la familia.

- Que feos son todos joder - siempre tan sincero.

- ¡Sting! Deja de ser mal educado.

- Pues que dejen de ser feos ellos - dijo señalando los cuadros.

- De verdad que eres idiota - seguí caminando y abrí una puerta.

Era una biblioteca, ¡Tenían su propia biblioteca en casa!
Al verlo me salió una sonrisa sin querer, no podía parar de pensar en la de libros que podría leer durante el tiempo que estuviéramos aquí.

Entré y empecé a mirar infinidad de libros, estaba totalmente en mi mundo, hasta que escuché un ruido que provenía de detrás de una estantería.

Vi algo moverse.

No podía quedarme quieta, tenía que saber quién o qué había ahí.

Empece a acercarme lentamente hasta llegar al borde de la estantería, cogí mi látigo y las llaves y me armé de valor para girarme y ver qué estaba pasando.









Era Sting.

Estaba jugando a colocarse una montaña de libros encima de la cabeza mientras que Lector y Anne le aplaudían.

- ¿Oye desde cuando estáis aquí? - les pregunté mientras golpeaba a Sting por hacer el indio.

- Acabamos de llegar, esque no sabíamos donde estabais - Lector hablaba con un tono de voz cansado.

- Será mejor que vayamos a descansar - Cogí un libro que me pareció bastante interesante y salimos de la biblioteca.

- Luuu... - Anne me miraba con carita de ángel, a saber que estaba tramando - ¿Puedo dormir contigo?

- Esque en la otra cama ya duerme Lector - le dije cogiendola en brazos para subir las escaleras que daban lugar a las habitaciones.

- No pasa nada, duermo en tú cama - me dijo sonriendo - porfi Lu... - no podía decirle que no.

- Está bien, pero te duermes pronto - le devolví la sonrisa.

- Bueno yo me voy a mi habitación, gracias por marginarme - dijo mirandonos de reojo Sting, abrió la puerta y se despidió con la mano.

Al llegar a la habitación fui a tomar una ducha mientras que los dos pequeños saltaban de cama en cama.
Me puse el pijama, me sequé el pelo y me puse crema. Al salir vi que ya se habían dormido los dos en la cama de Lector, aproveché y encendí solo una pequeña lámpara que había para ponerme a leer el libro que cogí.

Pero algo interrumpió mi momento preferido del día.

Empecé a escuchar ruidos y pasos por el pasillo hasta que Sting abrió la puerta, entró y la volvió a cerrar con el pestillo, pensé que era él el que provocó esos ruidos, pero no.

- ¿Estáis bien? - se acercó a nosotros aunque Lector y Anne estaban dormidos.

- E-eh sí... ¿Por qué? - sin saber por qué me puse un poco nerviosa al ver a Sting en mi cuarto.

- Escuché un ruido en mi habitación y al abrir los ojos vi la sombra de alguien de pié al lado de la puerta, encendí la luz pero entonces ya no estaba. Te juro que había alguien, pude olerlo y escucharlo. Sigue aquí en la casa a sí qué voy a salir a buscarlo, Lucy cuida de Lector y Anne, no salgáis de aquí ¿De acuerdo?.

- ¿Ah..? - Anne se despertó - ¿ha vuelto el hombre?

- ¿El hombre? - le pregunté muy intrigada.

- Si... viene mucho a esta casa, pero no lo puedo ver, aunque lo busques no lo vas a encontrar... - Anne miraba a la nada y parecía un poco triste.

Sting no dudó en salir rápidamente por la puerta.

- Lu, no apagueis la luz... porfavor.

- ¿E-eh? No te preocupes Anne, todo va a estar bien. Sting acaba de salir para buscar a ese hombre, ya verás como no vuelve aquí más - la abracé y le di un beso en el pelo.

- ¿Sting es fuerte? - me miró esperando una buena respuesta tranquilizadora.

- Muy fuerte, el te va a proteger mejor que nadie.

Al rato se abrió la puerta dejando ver a un Sting bastante cansado de correr.

- Ni rastro de ese tipo... Tsk... - parecía estar enfadado por no haberlo encontrado - no sé como no pude verlo.

Sin pensarlo dos veces Anne corrió hacia Sting y le agarro con las dos manos del brazo.

- No te vayas, quedate aquí - Anne quería que Sting la protegiera.

- Vale tranquila - le sonrió, es la primera vez que le veo tratarla así.

Sting se fue a dormir en la otra cama con Lector y nosotras en la mía.

Espero que mañana todo vaya bien.



En busca de inspiración [Stinglu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora