Capítulo 38:

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Me desperté al sentir la luz del día en mi rostro, pero algo me impedía moverme, Bernard rodeaba mi cuerpo con su brazo, así que lo quité cuidadosamente y salí de mi cama y por primera vez me sentía bien, recuerdo que la última vez que él durmió conmigo y me desperté, sólo quería vomitar y ni siquiera me dio tiempo de correr, fue horrible, pero no voy a confiarme, puede que ahora me sienta bien, pero quién sabe si de repente esas horribles ganas de vomitar vuelven a en el momento menos indicado... Salí de mi habitación y entré al baño y me sorprendí al verme en el espejo, estaba en ropa interior, pero le resté importancia y cepillé mis dientes y lavé mi cara, después regresé a mi cuarto y me vestí y bajé a la cocina, haría un desayuno fácil y delicioso: Cereal y leche, así que tomé dos tazones, llené uno de ellos con cereal y luego con leche y justo cuando iba a llenar el segundo sentí una presencia, miré de reojo y Bernard estaba apoyado del marco de la puerta de la cocina observándome.

-¿Cuánto tiempo llevas allí?
-Menos de un minuto.

Sonreí y le di el tazón de cereal que ya estaba servido.

-Ve a comer.
-No, quiero que desayunemos juntos.

Serví cereal en el otro tazón y luego lo llené con leche, tomé una cuchara y luego dos vasos, los llené con jugo de naranja, Bernard tomó uno de los vasos y ambos nos fuimos a la mesa del comedor, desayumamos y conversábamos.

¿Un error o una bendición? (En Edición.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora