Capitulo 12:

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Cuando desvió sus labios a mi oído.

-          Rojiza, ¿por qué has sido tan borde en tu casa? En la tienda no eras así - me susurró.

Me paralicé. No esperaba que me dijera eso.

-          No te importa. Ahora dile a Mangel que nos vamos. - me giré, pero me cogió del brazo. 

-          Sólo si me prometes una cosa. - me miró serio, sin bromear.

Tragué saliva y asentí.

-          Conocerte. - terminó finalmente.

Me ruboricé. Agradecí a Dios que la luz de la discoteca no podía notarse. ¿Esto es creíble? El hombre que admiro me pide conocerme.

-          De acuerdo, pero salgamos.

Y sobre las 3:00 de la madrugada llegamos a casa y directamente bos fuimos a dormir. El despertador sonó a las 10:00. Me levanté con un gran dolor de cabeza terrible, cosa que no comprendí, tampoco bebí tanto. Lo primero que hice fue tomarme una aspirina, seguidamente me duché. Fue una ducha relajante y larga, para pensar en lo ocurrido de estos días. Salí de allí con una toalla en mi cuerpo, decidí mi conjunto: pantalones de pitillo rojos con una camiseta de rayas y unas converse blancas. Me dirigí a la cocina para preparar el desayuno de los tres, pero como mis padres aún dormían, sólo lo hice para mí: cereales y café. Terminé e hice algunas tareas de la casa, como lavar platos y fregar. Mi aburriminto era extremo, y mientras limpiaba cogí los auriculares para empezar a poner música dubstep y después pop. Mis gustos no combinaban para nada entre ellos, pero así era yo. Sobre las 12:30, los perezosos de la casa se levantaron igual que yo, con un maldito dolor de cabeza.

-          Aquí tenéis las aspirinas. - les dejé los vasis encima la mesa.  

-          Gracias, cariño.

Hasta la hora de marchar estuve con mi portátil mirando vídeos de mis vecinos y me preguntaba por qué tenía tanta suerte. El reloj marcaba las 14:00. Me despedí de mis padres y trabajé.  

Las agotadoras horas de curro por fin terminaron. Llegué al portal de la calle y mientras buscaba las llaves, bostecé del cansancio. Iba a poner las llaves en la ranura correspondiente, pero alguien fue más rápido y abrió la puerta desde dentro. Esa sonrisa apareció en su cara, haciéndome estremecer.

-          Hola, rojiza. Adelante - se echó a un lado para que pasara - ¿Aún recuerdas la promesa de ayer? -preguntó pícaramente. 

-          Sí, Rubius, la recuerdo. - mordí mi labio inferior y pedí el ascensor.  

-          Pues... mañana te vienes a cenar con Mangel y conmigo. - entré al ascensor y él se puso en medio de las puertas impidiendo su cierre.  

-          ¿Sin padres?  

-          Sin padres, muyayita - dejó que las puertas se cerrasen - Mañana te veo, rojiza.  

-          Sí... - afirmé, pero no me escuchó, pues el ascensor se puso en marcha.

Sonreí. Mañana tendría una "no-cita" con mis ídolos. ¿Puede ir mejor la cosa? Creo que no.

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Hola amores!!! Dije que no subiría durante el finde, pero he decidido que sí, porque tengo ya 210 visitas en menos de dos días *-* Escribo con el móvil, así que no tengo ni idea de si el capitulo es más corto o largo, I don't know.  

Espero que os esté gustando la novela, intento hacerla lo más real posible :) 

Y gracias por todos los comentarios!

PD: Intentaré subir más con el móvil, pero no os aseguro nada ;)

¿Los sueños se cumplen? (ElRubius y tu)Where stories live. Discover now