"Esta me la pagas, Ortíz"

Start from the beginning
                                    

Me abre la puerta del auto y entro, me acomodo en los asientos de piel y miro hacia enfrente, Jack y James están aquí.

Orlando entra después de mí y cierra la puerta detrás de él. James enciende el auto y nos vamos.

Miro hacia afuera y el Sol comienza a ponerse, pintando el cielo de un anaranjado casi rojizo. Es un paisaje digno de fotografiarse. No tengo idea hacia dónde nos dirijimos y no quiero preguntárselo a Orlando. Quiero sorprenderme.

Luego de unos minutos, mi celular suena y lo saco de mi bolsa. Es un mensaje de consuelo.

——————
De: Consuelo
Mié 12-06-14 6:59 ㏘
Qué bueno que llegaste con bien, ahora no queda más que te diviertas y la pases súper con tu espectácular hombre. También te quiero.
Pd: estaré esperando esas fotos.
——————

Sonrío como un estúpido y Orlando me mira, sé que es lo que va a preguntarme, así que me le adelanto.

—Es consuelo, sólo se alegra que haya llegado a salvo hasta aquí.

En su boca aparece el fantasma de una sonrisa, después me toma de la mano y me mira fijamente a los ojos.

—Respóndeme una cosa... ¿por qué me hiciste eso en el aeropuerto? —su pregunta me saca por completo de órbita, su tono es cálido y al parecer no está bromeando.

Mis ojos se desvían hasta donde estan Jack y James. No quiero que nos escuchen.

—Bueno... Orlando, yo... emm no lo sé.

Miro hacia nuestras manos unidas, me encojo de hombros y continúo:

—La verdad, me sentí celoso de las azafatas, ellas sólo murmuraban cosas de ti y además de eso, tú ni siquiera me miraste, me sentí invisible.

Siento mis mejillas sonrojarse, ¿por qué?

—¿Ahora entiendes cómo me siento yo? Me cabrea bastante que sigas frecuentando a tu amigo. Además de eso, no debes de sentirte de esa manera. Sabes que no me gustan las mujeres. —sonríe y me toca la barbilla con sus dedos.

—A mí tampoco —añado y ambos reímos.

Se acerca a mis labios y planta un beso en ellos. Me mira y su mirada ha cambiado, ahora es caliente, rebelde como un mar azulado revolcado.

Me falta el aire y miro su hemosa boca, deseo tener esa barba entre mis piernas.
¿Hace cuánto que no tenemos intimidad?
Me acerco a sus labios y paso mi lengua por su labio superior y después por el inferior, con una mano lo sujeto por la nuca y lo aferro a mí. Mi lengua entra en su boca y lamo todo a su paso hasta encontrar la suya.

Muerdo su labio y lo jalo hacia mí, puedo sentir su sonrisa.

—Te deseo... —susurra.

Lo libero y bajo mi mano libre hasta su erección, que ahora está palpitando deseosa de salir de sus bóxers.
De su boca sale un gemido y rápidamente volteo a ver a los guardaespaldas, por fortuna siguen con su mirada clavada hacia el tráfico.
Froto mi mano una y otra... y otra vez, por toda su magnitud y Orlando hecha la cabeza hacia atrás. Me gusta la sensación de adrenalina de poder ser vistos por los sujetos enfrente de nosotros.

Mi verdadero cieloWhere stories live. Discover now