—Sabes que siempre voy hacer tu amigo.

—Y yo tu amiga.

—Es un gusto saberlo —me guiña un ojo y con un asentimiento de cabeza se despide.

Lo veo alejarse con un grupo de personas. Fue bueno cerrar ese círculo en mi vida.

—Te dejó un momento solo y los cuervos vienen —Dice Nathan mientras me toma por la cintura.

Volvemos al puesto y seguimos despachando limonada, el calor es fuerte y nuestra hielera comienza a verse vacía, mi mama y Nathan siguen haciendo limonada con los últimos ingredientes que tenemos mientras papá y yo servimos sin parar.

Falta media hora para que empiece el partido, todos comienzan a subir a sus lugares y los chicos del equipo se despiden para prepararse. Por fin tenemos un momento de calma y me siento para contar el dinero.

—Rayos, aun nos faltan cincuenta euros.

—Creo que te debo una disculpa, creí que esto de vender limonada era una pérdida de tiempo —Nathan me da un beso en la mejilla. Sonrío como tonta.

—Todo ha salido mejor de lo esperado gracias al equipo, ellos hicieron que las porristas aceptarán venir.

El ambiente es alegre y lleno de risas, observo todo a mi alrededor y estoy tan agradecida por las personas que me rodean

Valeria y Mathieu siguen locamente enamorados y cada vez están más cursis lo cual me hace querer vomitar. El equipo sigue siendo el mismo; idiotas cuidándose las espaldas, pero sobre todo son unidos y siguen con sus tontas apuestas. Todo el ambiente esta tenso y a las expectativas de quien va ganar.

Llevamos medio tiempo del partido y ningún equipo ha metido gol. Personas siguen comprando limonada, estoy atenta a cada centavo. El árbitro está a segundos de pitar.

— ¡Mil euros! Lo logramos ¡Nathan lo logramos!

—Fue pan comido, ahora hay que pagarles a todos.

— ¿Crees que se darán cuenta si nos vamos con todo el dinero? –sugiero viendo a mi alrededor, todos parecen muy concentrados. El árbitro pita y los jugadores del equipo nos observan.

— ¡Atención, piensan huir con el dinero! Atrápenlos —Grita Logan.

—Es hora de correr —Dice Nathan.

—Yo te sigo.

***

Después de todo tuvimos que darles el dinero a los chicos. Nathan lo repartió con los del equipo, yo se los di a Valeria y a las rubias.

¡La primera vez que trabajó y el dinero no es para mí!

Ganamos el partido, y todos fuimos a celebrar a la casa de Logan, hubo una fiesta alocada, pizza por todas partes, alcohol, retos. Compartimos un momento con todos nuestros amigos y al final de la noche Nathan y yo decidimos escaparnos por un rato para ir a la Torre Eiffel.

—La vista es hermosa.

Acomodo mi cabeza en su hombro y disfruto del momento, tengo claro que no somos la típica pareja romántica, pero en esta ocasión siento algo mágico en el ambiente.

—Fue un gran día —agrega Nathan mientras une nuestras manos.

—Fue divertido, como dicen mis padres "cuentas cabales, amigos perdurables".

—Un buen consejo —guardamos silencio unos minutos —Debí preguntarte esto hace mucho tiempo.

— ¿Qué pasa Nathan? —pregunto confundida por el rumbo que está tomando la conversación.

Una Apuesta. Un Ganador©Where stories live. Discover now