Capítulo veintiuno

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Toma un poco de tu propio chocolate nene.

Cuidado con una mujer despechada.

No se parece en nada a la enamorada.

Algunas veces en la vida no sabes lo que sufre una persona hasta que pasas por la misma situación. Aquí estoy yo, una chica que tenía que enamorar a un idiota y luego romper su corazón. Pero las cosas se han revertido.

Nathan está haciendo lo mismo que yo.

Y él lo ha logrado.

Después de todo Adrien me dijo la verdad, y esto duele. Todo esto me está consumiendo. Siento que me cuesta respirar, es como si me hubiesen dado un golpe en el estómago dejándome sin aire; cada célula de mi cuerpo quiere desaparecer, las lágrimas pican en mis ojos y trato de retenerlas lo más que puedo.

¿Esto es tener el corazón roto?

Porque si es así, es una mierda.

La ira y tristeza solo confirman lo que siento, y no quiero admitir.

Estoy enamorada de Nathan.

No puedo seguir escuchando ni una palabra más. Corro hasta el baño. Cierro con fuerza y no me preocupa romper las paredes. Dejo caer mi cuerpo sobre la puerta fría y me deslizo lentamente. Llevo mis manos hacia mi rostro y seco las lágrimas que comenzaron a salir.

 Llevo mis manos hacia mi rostro y seco las lágrimas que comenzaron a salir

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¿Por qué me siento de esta manera?

Soy tan estúpida, creí en Nathan, y con el tiempo sin darme cuenta me enamoré de él. Si tan solo hubiera seguido con mis planes de destruir su corazón, tal vez sería la mala de la historia. Pero al menos mi corazoncito seguiría intacto.

Con manos temblorosas tomo mi celular y marco el número de Mathieu.

— ¿Tan rápido te aburriste?

—Qu-ie-ro....v-en —no logro formular palabras si echarme a llorar.

— ¿Qué pasa? —su tono de preocupación solo me hace sentir miserable.

—Ven por mi...—logro formular —te necesito Mathieu.



Nathan.

Ana está comportándose de una manera muy extraña, esta noche la sentí distante y no puedo sacar de mi mente que algo la tiene inquieta. Me encuentro frente a Logan, su conversación me está sacando de quicio.

—Queda tan poco...—Logan se acomoda la corbata —...Para ganar la apuesta, solo tienes que saber ¿Ana está o no está enamorada de ti?

—Baja la voz, puede escucharnos.

— ¿Aun te importa? —Logan parece confundido —Después de todo ella prefirió a Adrien, tengo un vídeo de ti cantando a todo pulmón completamente ebrio por eso. Creí que volviste con ella para terminar la apuesta.

Una Apuesta. Un Ganador©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora