Bobby [Winnie the pooh]

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-¡______! -Un grito resonó por todo el apartamento, distrayéndote de tus tareas y haciendo que levantaras la cabeza, preguntándote qué pasaba- ¡¡¡¡¡____, _____, ____!!!!!

-¡¿Qué?! -Gritaste de vuelta, ahora un poco alarmada.

-¡¿DÓNDE ESTÁ?! -Bobby entró a zancadas por la puerta y puso las manos en tus hombros, agitándote para que reaccionaras- ¡¿DÓNDE ESTÁ WINNIE?!

-¡N-No grites Bobby! -Su brusquedad te echó para atrás y su actitud casi se merecía un Oscar. Tenía la expresión más dramática que habías visto nunca, estaba al borde de las lágrimas y respiraba pesadamente, quizás de tanto gritar- ¿Qué ocurre?

-¡No está, Winnie no está, lo he buscado por todas partes y no lo encuentro! -Siguió berreando sin dejar de zarandearte. Intentando tranquilizarlo pusiste las manos en sus hombros y le devolviste la sacudida, cosa que funcionó.

-A ver, cálmate -Apartaste sus manos de encima tuyo y le hiciste callar- ¿Donde lo dejaste por última vez?

-¡No lo sé, no sé donde está! ¡Ayúdame por favor! -Volvió a exclamar. Cerraste los ojos y suspiraste, buscando la paciencia para aguantar la escena que estaba causando.

-¿Has mirado en la habitación? -Preguntaste cruzándote de brazos y mirándolo fijamente.

Asintió.

-¿Por todas partes?

Volvió a hacerlo.

-¿En el salón? ¿En la cocina? ¿En el baño? ¿En la lavadora? ¿En la cómoda? ¿En la bañera? ¿En la nevera?

Hizo que sí a todas, aunque dudó un poco en la última. Suspiraste de nuevo y te apretaste el puente de la nariz para relajarte. Bobby, sin paciencia, te cogió del brazo y empezó a agitarte de nuevo, suplicándote que le ayudaras y que encontraras a Winnie the Pooh.

-¡Por favor ____, necesito encontrarlo! -Lloró- ¡Sin él me moriré!

-Sí sí... -Pusiste tu mano en la suya para que dejara de moverte- ¿Le has preguntado a Hanbin y a los otros? Quizás lo dejaste en alguna de sus casas.

-Sí, pero dice que nunca lo he llevado a su apartamento... -Dijo apenado- ¿Crees que me lo han escondido como broma? No serían tan malos, ¿verdad?

Tragaste fuerte, mirando a sus ojos de cachorrito y resistiendo las ganas de abrazarle y decirle que todo iba a ir bien. Sabías que los chicos podían ser bromistas, pero también eran conscientes de lo importante que era ese peluche para Bobby, ¿no? En tu mente se formó la tétrica imagen de Chanwoo y Yunhyeong riendo malévolamente con un Winnie demacrado en sus manos, como venganza por lo que Bobby les había hecho pasar la semana pasada. Negaste con la cabeza para apartar esos pensamientos y te separaste del chico, lista para empezar a buscar por toda la casa. Tenías claro que si no lo encontrabas ni tú ni él ibais a dormir esa noche.

Mientras rebuscabas entre la ropa y la demás basura tirada por el suelo de su habitación Bobby se lanzó a la cama, enterrando la cara en la almohada y gritando para desquitarse de la frustración. Le miraste y rodaste los ojos. Ya te parecía bien que no te ayudara a buscar, lo más probable era que solo desordenara más la casa y rompiera algo, pero como mínimo que se callara.

Después de remover toda la habitación, el comedor y el baño descubriste que Jiwon no tenía intención de acallar sus berreos, así que te tomaste un buen merecido descanso para ir a pedirle que por favor hiciera un poco de silencio.

-Bobby -Te asomaste por la puerta- ¡Bobby!

-¿Lo has encontrado? -Levantó la cara de la almohada de repente, mirándote esperanzado.

Negaste con la cabeza apretando los labios, temiendo decepcionarlo. Te acercaste a él y te sentaste en el borde de la cama. Él volvió a reposar la cabeza en el cojín, esta vez mirando hacia ti.

-¿Qué voy a hacer sin él? -Hizo un puchero.

-No te preocupes, lo encontraré -Acariciaste su mejilla suavemente y paseaste tus dedos hasta su frente para apartar un par de mechones rebeldes. Volvió a mostrarte esa mirada inocente y tu corazón se rompió un poco- Te lo prometo.

Solo era un dichoso peluche viejo y destrozado, pero significaba tanto para Bobby que incluso tú sentías la misma rabia por su desaparición. Miraste a tu alrededor, intentando encontrar algún lugar que se te hubiera pasado por alto, pero estabas cansada y después de un día de trabajo tus sentidos no funcionaban como  es debido. Miraste de nuevo hacia abajo y te encontraste con la ahora pacífica expresión de Bobby, que había cerrado los ojos y dormía plácidamente. Tus labios se curvaron en leve sonrisa e inconscientemente tu mano empezó a acariciar su pelo. Estuviste así un rato, disfrutando del silencio y la paz de sus suaves ronquidos. Al cabo de unos minutos pensaste que lo mejor sería dejarlo dormir y seguir con tu búsqueda, así que te levantaste e intentaste alcanzar la sábana para taparlo, pero algo te llamó la atención.

Ahí estaba, el mismísimo Winnie the Pooh, entre la cama y la pared escondido debajo de la manta. Algo dentro tuyo se encendió y esta vez fuiste tu la que tenía ganas de gritar, pero te contuviste por tu propio bien y el de tus tímpanos, sabiendo lo que desencadenaría despertar al rapero en este momento. Con cuidado cogiste el muñeco y resistirse las ganas de tirarlo al suelo y pisotearlo con todas tus fuerzas. Te inclinaste para darle a Bobby un suave beso en la frente y dejaste a Winnie a su lado. Él, por reflejo, lo abrazó y lo apretó contra su cara dibujando una sonrisa de felicidad, como si en ese momento ese osito hubiera ahuyentado a todas sus pesadillas.   

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