#13

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Habían pasado días desde la ultima vez que mantuvo una conversación con Sesshomaru-Sama, más específicamente, desde que se enteró del matrimonio. Trataba de evitarlo lo más posible, pero cuando era inevitable, solo hablaba lo necesario y con un tono distante. Estaba de más decir que había dejado de ir a su despacho, ya no le preguntaba por su día, ni lo besaba en la mejilla. Consideraba que no era correcto ya que estaba a punto de casarse, además, eso era algo que su futura esposa debía hacer.

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-Lord Sesshomaru, le informo que mi hijo vendrá al palacio y se quedará hasta el día del matrimonio. -Comunicó Taiyô una vez que el platinado le cedió la palabra.

Sesshomaru asintió sin tomarle mucha importancia. -Ordenaré que preparen u a habitación. -Contestó con monotonía. El pelirrojo agradeció, y después de hacer una inclinación salió del lugar.

Sus ojos ámbar observaron la puerta con algo de melancolía. Kagome había dejado de visitarlo, y no podía negar que la extrañaba. Aún pensaba que de un momento a otro ella atravesaría esas puertas, y con una sonrisa iniciaría la charla, pero en el fondo sabía que nada de eso iba a pasar.

"Es lo mejor" Se recordó para tratar de alejar esos pensamientos.

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El otoño había llegado, y con él, las hojas de los árboles adquirían una tonalidad brillante, para después perderlo todo. Kagome las contempló, y se sintió como una hoja de otoño, al principio tan brillante y llena de vida , pero al final tan muerta.

Akemi observó a su amiga con algo de preocupación. El brillo que siempre tenían sus ojos había desaparecido.

-No sé que hacer ahora, Akemi. -Habló sorpresiva mente. La youkai tardó unos segundos en contestar.

-Seguir adelante. -Dijo por fin. La azabache poso su mirada en ella y sonrió de medio lado.

-¿Cómo haré eso? Lo que siento por el, no se irá tan fácilmente. -Confesó afligida. La pelirosa solo atino a acercarse a ella y consolarla.

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Se ajusto la yukata de dormir y caminó hacía su cama. Pronto sería la cena, pero no le apetecía bajar, ni siquiera tenía hambre. Dispuesta a dormirse de una vez, se acostó, pero un toque en su puerta la distrajo.

-Adelante-. Concedió. La puerta se abrió dejando ver a un pequeño youkai verde. -Señor Jaken, ¿Qué sucede? -Cuestionó mirándolo con extrañeza.

El sapo la observó y fruncio el ceño al verla dispuesta a dormir. -Ponte presentable y baja a cenar. -Ordenó con su voz chillona. A Kagome no le agradaba esa idea.

-Hoy no los acompañaré a cenar, me siento indispuesta. -Explicó esperando que el pequeño youkai se fuera, pero debió haber imaginado que sería todo lo contrario.

-Nada de eso, niña. Son ordenes del amo, además el príncipe del Este acaba de llegar y le darán la bienvenida. -Se metió completamente al cuarto de la azabache, y con largas zancadas llegó al ropero de la muchacha y lo abrió. -Ponte algo adecuado, no quiero quejas y te esperamos en el comedor. -Dicho aquello, se marchó.

Sin muchas ganas, salió de su cómoda cama hacía el baño. Se desnudo y comenzó a asearse.

"El príncipe del Este... El hermano de Shizuka, ¿cómo será? Mientras no sea igual de desagradable que ella me conformo"

Cuando término de bañarse, salió y buscó en su ropero algo adecuado para ocasión. Elije un Hõmongui color azul cielo con el obi color crema y algunas flores color blanco y azul más oscuro. Se Perfumo y puso un poco de maquillaje, en cuanto a su cabello lo recogió y adornó con una peineta de plata con una piedra azul en forma de luna menguante en el medio; regalo de Sesshomaru en su cumpleaños dieciséis.

Cuando ya estuvo lista salió de su habitación y comenzó a caminar hacía el comedor.

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En el comedor ya se encontraban todos a acepción de ella, Sesshomaru que estaba a la cabeza de la mesa miró de soslayo a su sirviente que enseguida sintió el peso de su mirada.

-Amo Sesshomaru, le juro que yo le avisé. -Explicaba con temor la pequeña criatura temeroso de ser castigado.

-Ve a buscar. -Ordenó con frialdad. El pequeño sapo comenzó a correr para ir a buscar a Kagome, pero eso no fue necesario.

La azabache entró al comedor algo nerviosa. Escuchó como el Daiyoukai se levantaba de su asiento.

-Príncipe Ryosuke, ella es mi otra protegida, Kagome. -La presentó sin quitarle la mirada de encima. Desde que entró su bestia gruñó embelesado, estaba hermosa. Se sintió internamente complacido al ver que usaba la peineta que le obsequio.

El aludido se levantó de su asiento, volteó y observó a Kagome. Casi sintió que la respiración se le iba al ver a tan hermoso ángel frente a él. Se acercó a la bella criatura e hizo una reverencia a la que ella respondió.

-Soy el Príncipe Ryosuke del Este, es un honor conocerla, bella dama. -Tomó una de sus delicadas manos y depósito un beso. Kagome se sonrojo ante ese gesto, nunca nadie la había saludado así.

-El honor es mio. -Respondió aun sonrojada. El príncipe era apuesto, tenía el mismo cabello rojo característico de su clan, pero él suyo era corto a diferencia del de su padre. Poseía ojos violeta y unas facciones muy masculinas. Aparentaba veintitrés años, pero la azabache sabía que fácilmente podría tener más del triple de eso.

El príncipe sonrió al ver su sonrojo. Jamás había conocido a alguien tan bella, aquella azabache lo había cautivado con una sola mirada.

Desde su lugar, Sesshomaru observaba la escena que estaban protagonizando esos dos. Apretó los dientes al ver como tenía el atrevimiento de besar su mano.

"Acabemos con él" Yako estaba inquieto, deseoso por ir y arrancarle la cabeza.

Él no estaba mejor, enterró las garras en el reposabrazos de la silla y se contuvo.

¿Qué les pareció el capítulo? Un nuevo personaje ha aparecido y será clave en la historia. Para las que querían celos para Sesshomaru, ahí esta, Ryosuke va a ser la piedra de su zapato.

¿lo hago sufrir ó se lo dejó fácil?
Comenten y no olviden sus votos. Nos vemos en el próximo

Siempre tú. *Sesshome*Where stories live. Discover now