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Su largo cabello rojo calló sobre su espalda una vez que retiro la cinta que lo mantenía sujeto. Se dirigió al fino tocador de madera que había en su habitación, tomo su cepillo y procedió a peinar sus largas hebras pelirrojas con esmero. Normalmente le hubiera pedido a alguna de las criadas que lo hiciera por ella, pero necesitaba relajarse, y aquello por alguna razón la ayudaba a canalizar su frustración.

Frunció el ceño al recordar los acontecimientos de días pasados. Había tratado varias veces de acercarse a Sesshomaru y aprovechar la oportunidad de ver el camino libre, pero siempre la rechazaba alegando que tenía cosas que hacer, para después irse y encerrarse en su despacho hasta la cena. Se le revolvió el estomago de furia al recordarlo, no era tonta, sabía muy bien que estaba buscando alguna manera de despertar a la mujer.

¡Ni siquiera inconsciente dejaba de fastidiar! Cuando se enteró de lo que le sucedió, la felicidad se apodero de ella, iba a tener el camino libre, al menos hasta que despertará (si es que lo hacía) y ella deseaba con toda su alma que no lo hiciera, quería que se muriera y dejará de estorbar de una vez por todas, pero todo se derrumbó cuando vio a aquella chiquilla muy feliz corriendo por los pasillos. Le preguntó cual era la causa de su emoción, y para su desgracia le dijo lo que menos quería oír.

"-Kagome-Chan ha despertado. -Dijo con su vocesilla molesta que tanto la fastidiaba" Puso lo mejor sonrisa que pudo y regresó a su habitación.

¿Como era posible? Aquella estúpida era igual que las cucarachas, es difícil deshacerse de ella. Si aquello seguía así, Shizuka sabía que tendría que tomar medidas drásticas

Iba a tener que matarla.

• • •

-De verdad me da mucho gusto que estés de vuelta, Kagome. -Dijo con Akemi con los ojos vidriosos tratando de contener las lágrimas. Se había preocupado tanto con ella, que verla bien la alegraba.

-A mi también, Akemi. Por cierto, gracias por cuidarme mientras dormía. -Le regaló una de sus más cálidas sonrisas.

-Ni lo menciones, somos amigas. -Aseguró devolviendo la sonrisa.

Un pequeño youkai sapo entró a la cocina y observó con sus ojos saltones a la azabache.

-¡Has despertado! -Exclamó mientras se acercaba hasta quedar frente a ella. -He venido en cuanto el amo me lo ha informado. -Unas pequeñas lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. -¡Humana tonta, ¿cómo te atreviste a hacernos eso? preocuparnos de tal manera...! -Comenzó a reprenderla. Kagome lo miro con ternura, puede que Jaken-Sama fuera un gruñón, pero ella sabía que en el fondo de su corazón le tenía un gran aprecio.

-Perdón por eso, Jaken-Sama. Pero ya estoy bien. -Trató de tranquilizar al pequeño sapo que no paraba de reprenderla.

-Eso no basta, ¡deberías haber visto como se puso el amo...! -Se calló en seco tras recibir un duro golpe en la cabeza. El corazón de Kagome dio un vuelco al escuchar lo que dijo.

¿Cómo se puso Sesshomaru-Sama?

El pequeño youkai soltó un quejido de dolor y con los ojos llorosos volteo a ver a su amo que lo miraba fríamente.

-¿Porqué me golpea, amo bonito? -Quiso saber mientras se abrazaba a las piernas del Daiyoukai.

Sesshomaru sin cambiar su expresión dijo. -Deja de hacer tanto escandalo, o te mato. -Pronunció toscamente sin siquiera mirarlo. Al escuchar aquello el color abandonó la cara de Jaken y se alejó de él lo más rápido que puso. -Retirate. -Ordenó.

-S-si, amo. -Con los nervios a flor de piel hizo una reverencia y se marchó corriendo.

-Amo. -Saludó Akemi respetuosamente con una reverencia. Habiendo hecho aquello y sin esperar una respuesta del Lord se marchó a hacer sus tareas, además sospechaba que aquel par necesitaba un tiempo a solas.

-¿Has comido algo? -Preguntó cuando se quedaron solos. La joven azabache asintió.

-Akemi me preparo algo. -Explicó. Se sentía nerviosa e incomoda, eso jamás le había pasado estando a solas con él.

El youkai asintió en apropiación y poso sus ojos dorados en ella. Había adelgazado un poco en el tiempo que estuvo dormida, iba a tener que alimentarse bien para reponerse.

-¿Qué tiene planeado hacer el día de hoy? -Cuestionó para eliminar el silencio entre ellos.

-Nada. Ya termine mis labores por hoy. -Dijo seriamente sin quitarle la mirada de encima. Observaba las reacciones de su protegida.

-Entonces...-Dudó un poco, pero se dio valor y continuó. -Si no tiene nada que hacer, ¿le importaría acompañarme a dar un paseo por el jardín? -Solicito al la vez que sus mejillas se sonrojaban levemente. Algo en Sesshomaru removió al notarlo.

No contestó, solo se limitó a asentir y comenzar a caminar seguido por una risueña Kagome.

• • •

"¿Cómo se puso el amo?" Aquella pregunta le rondó la cabeza todo el camino hacía el jardín. Decidió preguntarle a Akemi después, puesto que si le preguntaba al demonio junto a ella, no respondería sus preguntas.

-Las hojas de los árboles están comenzando a caerse. -Comentó al posar su mirada el los mismos. El otoño no tardaría mucho en hacerse presente.

Sesshumaru la miró discretamente mientras ella contemplaba los árboles. Paso su dorada mirada por todo su rostro y antes de que se diera cuenta se encontró pensando en que su protegida era una mujer muy atractiva. Aquello lo hizo sentir extraño. Había estado con Kagome desde hace años, y nunca le prestó mucha atención a su físico, es más era algo que le daba igual, pero algo había cambiado.

Por su parte la azabache no estaba tan ajena a la mirada del Taiyoukai. Lo miró y en efecto, la esta observando. Se sonrojó y sin decir una palabra continuó con su recorrido.

Decidieron sentarse a descansar bajo la sombra de un gran árbol. Kagome se sentó juntó a Sesshomaru. Ninguno de los dos habló y cada uno tenía los pensamientos ocupados en la persona que tenían al lado.

El Lord se cuestionaba que era aquella sensación, ¿Qué había cambiado? Mientras Kagome rememoraba sus momentos juntos, preguntándose si el peli plata pensaba en ella.

• • •

Akemi observó la escena que se suscitaba en el jardín sur desde una de las tantas ventanas de castillo. Sabía que no estaba bien espiar, pero le había ganado la curiosidad, además quería confirmar algo que se temía. Y efectivamente, tuvo razón.

Soltó un suspiro dedicándoles una ultima mirada. Esos dos eran todo un caso, ¿cuando se darían cuenta? Si todo seguía igual, tal vez debería darle a su amiga un empujoncito.

Espero les haya gustado el capítulo. Diganme que piensan en los comentarios y apoyenme con sus votos.

Gracias por todo.

Siempre tú. *Sesshome*Where stories live. Discover now