Capítulo V

403 52 20
                                    

Siento que alguien mueve mi antebrazo y me levanta

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Siento que alguien mueve mi antebrazo y me levanta.

—Phil— dice Krain—, ya has dormido bastante, por qué no vamos hacia algún lado, los demonios aún no regresan y los carroñeros nos están rondando, pero no creo que se opongan a que salgamos.

Miro a mi alrededor, la celda sigue casi vacía, solo un par más de personas regresaron.

—No te parece algo pronto— murmuro a Krain mientras me lleva a la puerta—, probablemente siguen luchando o rehabilitándose de la lucha.

—Creo que lo segundo, hace un buen tiempo que no he escuchado nada extraño.

—Por eso, estarán de mal humor, si no llegamos antes que ellos, nos molerán a golpes o peor...

—Peor, ¿Cómo matarnos? — ríe—Debes aceptarlo Phil, ya nos han hecho todo lo que se les ha ocurrido, no puede haber nada peor.

Él tiene un punto.

—Pero y a dónde quieres ir— reclamo.

—Podemos visitar al viejo Al, no lo hemos visto mucho tiempo ya.

—Oh, sí, Al... Vamos.

Un poco más tarde, llegamos a la orilla del río. Krain tenía razón, la batalla ya había terminado. Pedazos de roca se disolvían en el piso, lagunas de sustancia negra y dorada adornaban el paisaje de la plaza. Los Arcángeles ya no estaban, y muchos demonios también se habían retirado.

—¿Al? — pregunto al llegar a la entrada de una cueva —. Soy Philip, ¿Estás ahí?

Un pequeño demonio destartalado de alas rotas asoma su rostro con una disimulada sonrisa. Se ve igual a como lo recordaba. El demonio que me había salvado hace ya tanto tiempo.

Después de que este ente me sacó de las garras del Flegonte, consideré el hecho de volver y agradecerle o por lo menos comprobar que había sido cierto

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Después de que este ente me sacó de las garras del Flegonte, consideré el hecho de volver y agradecerle o por lo menos comprobar que había sido cierto. En el trascurso de una media jornada hace varios años, nuestro verdugo fue llamado junto a los otros a la plaza dejándonos atrás sin otra supervisión más que la de los carroñeros. Krain aún no había llegado, y solo tenía una amiga. Cecile. Ella cayó en el río hace poco. Le conté todo lo que había pasado, el río, los engendros, el pequeño demonio exiliado. Quedó tan interesada por saber si era verdad, que ese día me acompañó.

Inferno: RadianceWhere stories live. Discover now