Se me cayó el alma a los pies, y todo el mundo quedó mudo. Justo como Teresa había advertido, todo cambiaría. Sin sol, sin provisiones y, gracias a los últimos sucesos, sin nada que nos proteja de los Penitentes. Sentí cómo el aire en mis pulmones se solidificaba y se alojaba en mi garganta.
Alby apuntó hacia la chica.
—La quiero encerrada. Ahora —anunció—. ¡Billy! ¡Jackson! Pónganla en el Cuarto Oscuro e ignoren cualquier palabra que salga de su boca garlopa.
Teresa no se opuso, pero Thomas habló por ella.
—¿Qué estás diciendo, Alby? Tú no puedes... —exclamó, pero inmediatamente después de notar la furiosa expresión del líder, cerró la boca—. Pero, ¿cómo puedes culparla a ella por lo de las paredes?
No comprendía por qué Thomas se empeñaba tanto en defenderla. Yo, por mi parte, creía que lo que Alby quería hacer no estaba mal. Después de todo, Teresa misma había admitido que algo había hecho, y la situación podía empeorar si no la deteníamos antes de que pudiera hacer otra cosa. Sin embargo, antes de que alcance a decir algo, Newt se adelantó, apoyó su mano en el hombro de Thomas y expresó con exactitud lo que estaba pasando por mi cabeza en unas pocas palabras.
—¿Y por qué no podemos, Tommy? Ella misma lo admitió.
Este se giró y observó a Teresa, cuyos ojos estaban cargados de tristeza. Luego se volvió hacia mí, con la mirada desesperada por un poco de ayuda. Su frustración aumentó al notar que yo no iba a apoyarlo, y no fui capaz de mantener el contacto visual con él luego de decepcionarlo de tal manera.
—Alégrate de que no te mande con ella —le dijo Alby. Igual que la mayoría del tiempo, solo me dedicó una mirada como de reproche y luego volvió a ignorarme.
Los chicos a los que les encargaron la tarea de encerrar a Teresa la tomaron por los brazos y comenzaron a guiarla hacia la cárcel. Pero antes de que se vayan, Newt hizo que se detuvieran.
—Quédense con ella. Pase lo que pase, nadie debe tocarla. Tienen que jurarlo por sus vidas.
Ambos asintieron y se marcharon, escoltándola. Thomas se veía dolorido al ver a la chica marcharse sin ofrecer resistencia. También, pude notar que si bien no estaba enojado, estaba molesto conmigo por no respaldarlo.
Su rostro estaba contraído en una mueca de concentración, por lo que supuse que Teresa estaba hablándole, o él estaba intentando responderle (debido a la reciente información que la chica nos había otorgado sobre la posibilidad de que nosotros podíamos hacer lo mismo). Una triste expresión en sus ojos me dijo que no lo había logrado.
Me pregunté si debía intentarlo: hablarle en la mente para corroborar que la teoría de Teresa fuera verídica. Decidí que el chico tenía demasiadas cosas en la cabeza, y no necesitaba más problemas. Así que solo me digné a bajar la vista y alejarme caminando del tumulto de chicos cuya esperanza disminuía con cada segundo que pasaba.
La media hora que siguió, fui inútil en todo el sentido de la palabra. Mientras Newt y Alby hacían lo posible para mantener a los Encargados ocupados, yo solo podía mirar.
Los Constructores —sin Gally, su líder, que seguía sin aparecer— tenían la tarea de poner barricadas en cada Puerta para intentar proteger el Área. El hecho de que era obvio que no había suficiente tiempo ni material para lograr algo en realidad bueno no mejoraba las cosas, pero me mantuve callada para no sembrar pánico.
Los demás Encargados debían formar grupos y estar todos en la Finca en una hora. Thomas ayudó lo más que pudo a los Constructores, recogiendo cualquier elemento que encontrara y tratando de sujetarlo con clavos. Las defensas daban pena, algo que todos notamos al instante. Era obvio que los Penitentes no iban a retroceder ante eso, cosa que me aterrorizaba.
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The maze runner: Una nueva variable
FanfictionLuego de la llegada de Thomas, la monotonía rutinaria del Área se ve sacudida ante la súbita aparición de dos nuevas Novatas: ambas chicas, ambas juntas. Juana, decidida a proteger a su hermana Amelie, se niega a rendirse ante las reglas del lugar...
