34~ La charla con papá.

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Narra Harry

La doméstica me despertó, para entregarme el desayuno y rompa limpia para usar. Aunque la verdad, no quería ni comer, no tenía hambre. Solo tenia ganas de hundirme en mi miseria. Le gruñí a la domestica y esta salio despavorida de mi habitación, balbuceando unas cuantas cosas que no alcance a escuchar. La verdad, me daba igual lo que dijera. 

Mi madre también entro para darme los buenos días, beso mi mejilla y se retiro informándome que tenia cita con el odontologo, por lo tanto se quedaba papa en casa, al "cuidado" de mi. Mentalmente, me reí de su comentario; ¿Dess al cuidado de mi?, ¡Si, claro!

Me quede en la cama, enrollado en el edredón, mientras veía como penetraban los rayos solares por mi ventana, sin importarme una mierda el tiempo, solo observaba la ventana. Fue entonces, cuando la puerta de mi habitación sonó.

*Toc, toc, toc*

Rode los ojos, sabia que se trataba de mi padre.

- ¿Puedo entrar, hijo? -gire mi cabeza hacia la puerta, encontrándome a mi papa asomando la cabeza detrás de esta.

No le conteste, no confiaba en el sonido de mi voz, tampoco tenia la fuerza para hablar, así que gire mi cabeza nuevamente en dirección a mi ventana.

-Bien... tomare eso como un si -lo escuche decir, seguido por el sonido de la puerta al cerrarse. 

Se sentó junto a mi, me observo por un largo rato, como si esperase a que le devolviera la mirada, hasta que se canso de esperar y siguió el rastro de la mía hacia la ventana. Los minutos pasaron así, los dos viendo un punto fijo, en silencio, sin molestar al otro. Supongo que ninguno de los dos tenia algo que decir, y para mi, el silencio entre ambos era perfecto, no quería tener esa ridícula conversación de hombres. 

Pero al parecer, mi padre no pensaba lo mismo cuando comenzó hablar:

-Cuando conocí a tu madre...

-¡Oh, vamos! -lo interrumpí, no quería escuchar esa mierda. -Deja las cursilerías y déjeme en paz. No estoy de ánimos para tus cosas... -esto era lo que deseaba evitar, yo no quería empezar una discusión con el.

-Hijo solo intento ayudarte, estoy preocupado por ti -explico, sonando bastante tranquilo, lo cual me sorprendió. 

-¿Desde cuando te preocupa lo que me pase?, no tienes que fingir que te importo, se que no es asi. -escupi, dándome vuelta en la cama, ahora miraba hacia la puerta. 

Mi padre soltó un largo y sonoro suspiro.

-Se que me estas recriminando aquellos años de tu niñez que me perdí, Harry -empezó a decir. -No sabes lo duro que era para mi,  irme de casa y encontrarte, cada vez que regresaba, más grande. Igual que tu hermana. -me gire a verlo, necesitaba ver si la expresión en sus ojos era real.

El me miro apacible, y me encogi cuando sus dedos fueron hasta mi cabeza y peinaron mis rizos. Ese gesto de cariño lo añoraba desde años.

-Podrás tener veintitrés años, Harry. Pero para mí, siempre seras mi pequeño... -eso me estremeció.

No sabia a donde quería llegar el con eso, pero no me estaba gustando la dirección que tomaba la conservasion.

-Se que me perdí gran parte de tu vida y que por eso, posiblemente me odias. Sin embargo, ten en cuenta que a pesar de estar lejos, vivía pendiente de ti, y de tu hermana. Tu madre y yo siempre estuvimos pendiente de ustedes.

Mentira, no lo recuerdo así.

-¡No! -me senté sobre la cama. -Estabas mas pendiente del trabajo, que de nosotros -le recordé, la sangre comenzaba a hervir por mis venas; El no podía ser mas cínico. 

Good For You | EN EDICIÓN Where stories live. Discover now