16 ~ Regalos costosos.

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Cuando finalmente mi cuerpo logra responder a las órdenes enviadas a mi cerebro, puedo abrir los ojos con pesadez. La luz brillante que se cuela por las cortinas, me ciega durante varios minutos, tornando la imagen borrosa. Demasiado borrosa para mí gusto.

-¡Uy! –chillo al sentir una punzada de dolor detrás de mi cabeza.

Me duele mucho. La punzada de dolor es casi insoportable... Aun me siento mareada, tengo ganas de vomitar. Prometo que no beberé nunca más.

Al tocar la parte trasera de mi cabeza, siento el doloroso hematoma con la yema de mis dedos. ¡Excelente!, ahora tengo un hermoso chichón en mi cabeza producto de una noche de alcohol. Eso me pasa por idiota, por estar tomando de más, por creerme muy madura cuando mis actos demuestran lo opuesto. Me he comportado como una colegiala, mis amigos también... hasta Harry se ha comportado como un adolecente hormonal, celoso y posesivo; ¿Qué mierda va mal con él? No puedo creer que allá golpeado de esa forma tan... tan... salvaje, a Louis. ¡Por dios!, son amigos desde tercer grado. Y si, se que fue mi culpa -ya que lo bese-, pero no debió reaccionar manera. Con lo golpes, no solucionamos nada.

Supongo que, como todo ser humano, Harry también tiene un lado oscuro, su lado malo y siniestro.

Se ensaño con él mientras lo golpeaba. Pobre Louis, todo esto es culpa mía. Seguro que no querrá verme ni en pintura... mucho menos después de que Harry lo golpeara y yo saliera corriendo detrás de su agresor, sin importarme media mierda lo que ocurriera con él. Así que, hare una nota mental, repitiendo en el interior de mi cabeza que debo llamarlo, disculparme y ver como sigue. Harry le ha dejado el tabique destrozado.

Me incorporo lentamente sobre la cama, aun con la mano en la cabeza mientras masajeo el hematoma. No reconozco esta habitación; ¿Dónde estoy?, ¿estoy en la casa de Harry?, ¿esta es su habitación?, seguramente.

La habitación es hermosa, y en la cama fácilmente dormirían seis personas; es muy ancha. El espacio está pintado en color crema. Las altas cortinas son de color marrón chocolate, y las del centro que son un tipo de tela más fino y transparente, son de color ocre. El cabecero de la cama es alto, cuadrado, y de madera. Se siente suave al tacto, ya que parece estar forrado de cuero marrón oscuro. El material detrás del cuero, ha de ser goma espuma.

Las sabanas de la cama son blancas, a excepción del edredón, que es tejido a mano con diferentes hilos en tonos tierra. Todo en la habitación luce nuevo... es nuevo, mejor dicho. El plasma, la cómoda de madera, el pequeño escritorio, las alfombras del piso, las lámparas, todo. Apuesto mil grandes a que Harry la decoro con sus propias manos. Tiene un muy buen gusto.

«Toc, toc, toc...» tocan la puerta con suavidad.

-¿Si? –es lo primero que se me ocurre decir.

La puerta se abre con sumo cuidado, dejando la figura esbelta de una chica vestida con traje de azul marino y delantal blanco amarrado en la cintura; ¿Harry contrato una empleada domestica? , ¿Qué pasa con Sam? Me gusta como le queda ese uniforme, la mujer es muy atractiva y tiene una cintura de avispa bastante pronunciada. Ha de tener unos 25 años.

La chica se adentra en la habitación, con una bandeja de desayuno en sus manos.

-Buen día, señorita. –dice la mujer de cabello oscuro, que lo lleva recogido en una cola de caballo. La sonrisa que me dedica es muy dulce, así que logra caerme bien al instante. –Le he traído su desayuno.

-Gracias –le sonreí, ha sido un gesto muy amable. Ella me dedica una sonrisa, dejando cuidadosamente la bandeja sobre la superficie de la cama.

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