Capítulo 14

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[Re-subido]

-POV Kagami-

-No - repetí por 5 vez. No entregaría a mi hijo, no lo haría...

-Te lo diré solamente una vez más Kagami - Su voz resonó por todo el lugar, incentivando el miedo, la duda, la desesperación...

-Entrégalo - dijo sus últimas palabras.

Sabía perfectamente que en mis brazos tenía la vida de dos personas, lo tenia claro. Pero no podía elegir a una... simplemente... no podía.

-Y-yo.. - Mi voz temblaba, mire el suelo y podía ver como pequeñas gotas de sudor caían al piso, formando pequeños e insignificantes charcos de agua. Los minutos pasaban, yo no me movía del lugar y mantenía mi mirada en el suelo. No sabia que hacer.

-Ya me cansaste, no me gusta esperar.

Todo sucedió tan rápido. En cosa de segundos. Sentí como Kuroko daba su último respiro. Sentí como su vida era quitada a mis espaldas...

No quería voltear.

Seguía sosteniendo a mi hijo en brazos y en todo mi cuerpo sentí un frío, un frío que me daba miedo. Un frío que nunca había sentido, uno que nunca más deseaba volver a sentir...

Entonces voltee hacia el lugar en donde mi ángel debería estar durmiendo. Y lo vi. Sus ojos cerrados, quizás por siempre. Sus delicadas manos a cada lado de la cama, su hermoso pelo desordenado, su cuerpo.... Sin vida...

>>Cuando un ángel o demonio muere, no puede volver a reencarnar como tal. Solamente como una forma de vida inferior.<<

Sabía que el responsable de su muerte seguía en la habitación, podía sentir su presencia. - ¿Por que? - pregunté al borde de las lágrimas, en cualquier momento comenzaría a llorar.

-Ya no lo necesitaba, de todas formas, igual te quitaré a esa criatura.- respondió en forma de burla.

La furia se acumulaba dentro de mi, junto con la tristeza. Todo era un plan contra mi y Kuroko, nunca viviríamos felices, nunca podría tener mi familia, nunca más podría ver su rostro en las mañanas.... nunca más..

Me odiaba.
Lo odiaba.
Odiaba a todos.

Algo en mi comenzó a funcionar mal.

-Todo lo que quieres es a él, ¿Verdad? - mire al niño que tenia en mi brazos, y sonreí de una manera demente -¿Lo quieres, verdad? - lleve mis manos hacia su pequeño cuello.

-Lo quieres? - volví a preguntar. Algo en mi decía que no lo hiciera. Que me detuviera. Pero de todas maneras no lo volvería ver. Y lo haré aunque me arrepienta toda mi vida.

Y apreté, y apreté y apreté y apreté con todas mis fuerzas.

Con todo mi enojo.

Con mi dolor.

El pequeño cuerpo dejo de respirar.

>>Había matado a mi pequeño hijo.<<

-¿Aún lo quieres?- Me reí mientras lloraba.

Observe lo que había hecho, me sentía despreciable. Lo era. Podía sentir las ganas de matarme que tenia mi padre.

-Hazlo - grité mientras dejaba al pequeño junto a Kuroko, ambos durmiendo, tranquilamente. - ¿Que esperas?, ¡Hazlo!.- volví a gritar.

-¡Matame!, ¡¡matemeee! - caí de rodillas al suelo, golpeando la helada superficie con mis puños.

-¿Que esperas?.... matame- Sentí como mi alma se rompía en pequeños pedazos, sentí como rompía en llanto y en gritos. Sentí por primera vez lo que significaba perderlo todo...

Absolutamente todo.

Los golpes llegaron de sorpresa, la verdad ya ni me importaba... .Un golpe tras otro, la sangre brotando por todo lados, mi cuerpo siendo azotado en las paredes.... mi alma, hecha trizas.

Cerré mis ojos esperando lo que quería, el golpe final. Quería desaparecer rápido, terminar con el dolor que con solo la muerte sanaría. Quería terminar de la forma más rápida posible.

-Yo solo quería vivir feliz -Susurré apenas en un hilo de voz y cerraba finalmente mis ojos, esperando a que la oscuridad viniera por mi. Y me llevara a ese mundo donde no sentirá este dolor insoportable, en el único lugar en el que sería feliz.

El único lugar....

>>perdóname, Kuroko... perdón<<

Y me fui al mundo que tanto anhelaba...

(...)

Sentí que estaba en un lugar, completamente blanco. Odio el blanco. No podía moverme, no veía mis manos. Ni mi cuerpo. Era como que yo fuera solamente aire. No sabia si estaba en una sala, o si quiera en algún lugar. Se sentía como la nada.

-Así terminará todo, Kagami? - una voz sonó en mis pensamientos, una voz que no reconocía. -Si... ya no puedo hacer nada - respondí.

-Aunque me hubiera gustado que terminara de otra manera - confesé.

Entonces mi cuerpo fue apareciendo poco a poco, mis manos, mis piernas, todo...

-Te daré una oportunidad. - la voz desconocida logró captar mi atención. De una muy buena manera.

-Oportunidad? - Murmuré.

-Si, aunque digamos que es algo para mi propio beneficio, en la mayoría.

-Nada puede ser peor de lo que sucedió...., nada. - Juraba que comenzaría a llorar de nuevo.

-El trato es simple, tu me das tus alas y las de Kuroko y me encargaré de que sus almas se vuelvan a encontrar en la tierra.

Simplemente me quede en silencio. Pero era mucho mejor que nada. Aceptaría el trato.

>>Cuando un demonio o Ángel renuncia a sus alas, estas se van al respectivo lugar y pueden ser utilizadas por cualquiera de las dos razas<<

-Está bien. Pero Kuroko esta muerto. No puedo darte sus alas...

-Si puedes, decidirás por el.

-Quien eres? - pregunté por fin. Uno no puedo simplemente confiar en alguien que no conoce.

-Pensé que sabrías. Yo soy Dios.

Sin duda había recibido un golpe bajo.

-Y por que quieres ayudarme?

-Quiero sus alas.

-Buen punto. Que pasara con mi hijo?

-Su alma era pura. No te preocupes por el.

-Se iba a llamar Dante... -Susurré.

Hubo un silencio por varios minutos mientras lloraba. Hasta que Dios finalmente habló.

-Y dime, ¿trato hecho o no?

Ni siquiera lo pensé.

-Trato hecho.

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>>Ese día en Tokyo comenzó a llover de una manera impresionante. Estaba nublado, como que si el cielo estuviera llorando.

Ese día había caído un Ángel y un Demonio, juntos. Volverían a reencarnar como seres humanos y quizás algún día se volverían a encontrar. Ese día fue uno realmente triste.

Demasiado como para olvidar.<<

-Continuará-

1- No me odien :c
2- No me maten :c
3- Lamento la demora.
4- Gracias por todo.

Trato hecho (KagaKuro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora