E I G H T

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Jungkook estaba sentado en último puesto de la sala de clases. Esperando a que la clase comenzara, o eso quería creer él, ya que la insistencia que sentía no era porque el profesor no llegaba, sino porque Na Bong no se dignaba a presentarse en la clase.

Mientras miraba la puerta golpeaba con un lápiz la mesa provocando un ruido constante y monótono, el cual acompañaba el leve sonido que producía el reloj que colgaba de la pared atrás suyo.

Aunque quisiera pensar lo contrario, Jungkook la estaba esperando a ella. Quería verla atravesar el umbral de la puerta, con una sonrisa y con la noticia de que ya todos sus problemas  se habían resuelto. Que se sentara a su lado y le contase las cosas que había hecho después de dejarla ahí en el Motel aquella madrugada. Quería hablar con ella, quería saber cosas. Pero ella no aparecía por ningún lado.

Justo cuando el profesor entró, Na Bong lo hizo también. Venía detrás, con su celular en la mano y el ceño fruncido, parecía molesta.

Quiso llamar su atención, gritar su nombre para que Na Bong lo mirase y caminara hasta el final de salón, justo a un lado de él y tomara asiento en el puesto que, inconscientemente, le había guardado. Pero no ocurrió, porque Jungkook no se atrevió a decir nada y ella ni siquiera miró en su dirección una vez que entró.

Lanzó un resoplido molesto, mientras veía como lo que había planeado se esfumaba por culpa de su timidez. Aunque luego de un rato se preguntó  cuál era la razón de su enojo, de su molestia, pero no obtuvo respuesta.

En lo que duró de clases intentó ponerle atención al profesor, pero sus ojos se iban solos hacia Na Bong. Ella, al igual que él no estaba prestando atención, más bien su atención la tenía su propio celular al cual miraba enojada.

Cuando la clase más larga y tediosa de su vida por fin terminó, se puso de pie de inmediato al mismo tiempo que agarraba todas sus cosas. Jungkook sabía que Na Bong solía salir de las últimas del salón así que decidió esperarle afuera.

Al momento de verla salir, con unos cuadernos y libros en las manos mirando el piso Jungkook se puso de inmediato a su lado, provocando que ella lo mirase entre sorprendida y confundida.

— Hola Na Bong— Murmuró él sonriendo nervioso, esperando a que ella reaccionara de la misma forma.

Esto le estaba costando, jamás había actuado así frente a una chica. Obviamente no le gustaba Na Bong, apenas y la conocía. Pero digamos que él quería preguntarle cosas, preguntarle sobre aquel beso que ella le había robado bajo el umbral de la puerta de aquella habitación del Motel. Y quizá, hasta decirle que quería que lo intentase de nuevo, porque la sensación le había agradado. Sí, aquel cosquilleo que sintió tanto en sus labios al unir sus bocas como en la punta de los dedos de sus pies.

— Oh, hola — Lo miró al decir aquello, pero no de la manera en la que él esperaba.— Escucha, sé que te dije que hoy te pagaría, pero ¿podría ser más tarde? Es que...no traje el dinero conmigo.

Él se quedó callado, mudo ante tal petición, que en definitiva no era lo que quería. Abrió la boca, como para decir algo, pero se quedó a medio camino y con la palabra en la boca. Sentía que cualquier cosa que dijese podría cagar todo aún más.

Metió las manos dentro de los bolsillos de su jeans y tomó aire, intentando darse fuerzas y ánimo para hablar con ella, para atreverse a pedirle una explicación de lo sucedido aquella madrugada.

— Na Bong, no me acerqué a ti para cobrarte el dinero ni nada de eso...— Soltó una risa leve, una que facilmente se podría confundir con un acto de nerviosismo. A ella no le hizo ninguna gracia y ni se inmutó por aquella acción, simplemente observó el reloj que adornaba su muñeca y le miró impasible.

Motel room » j.jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora