S I X

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Jungkook se sentó soltando bufidos y molesto sobre su cama. El maldito ruido de su celular no cesaba y era bastante tarde como para ponerse feliz por una llamada.
Lo tomó con mucho pesar y maldijo internamente al notar que un número desconocido lo llamaba, ni siquiera podía ver quien demonios era y eso, casi de manera inconscientemente, lo enojaba aún más.

Es por eso que decidió dejarlo sonar, además él nunca respondía los números desconocidos. 

El sonido cesó por unos minutos, en donde Jungkook casi estuvo por estirarse nuevamente sobre su cama y arroparse con las sábanas.

Pero entonces, el ruido volvió y arruinó toda la paz y serenidad que él había logrado en esos escasos minutos silenciosos.

Demonios...

Lo agarró molesto y contestó de una manera no muy agradable.

— ¿Quién demonios es? — Preguntó elevando la voz. 

Casi podía jurar que era Hoseok con alguna bromita de mal gusto, ya que antes solía llamarlo incluso más tarde y solo con la intención de molestarlo.

— Hey...— Jungkook frunció su ceño al escuchar desde el otro lado una voz, una que ni siquiera se parecía un poco a la de Hoseok, pero que si había escuchado antes — S-soy Na Bong.

Se mordió el labio nervioso mientras que su cabeza formulaba millones de preguntas e hipótesis del por qué de su llamada. 

Se aclaró la voz y decidió hacerse el desentendido.

— ¿Na Bong? — Preguntó oscureciendo el tono de su voz.

— Sí, soy yo...hola — Soltó una leve risa reafirmándole a Jungkook que ella si era la chica borracha—Sé que es bas-bastante tarde, pe-pero en serio te n-necesito.

Dos cosas le paralizaron el corazón, sus tartamudeos que en definitiva ld demostraban que nuevamente estaba borracha y aquel te necesito que para él significaba algo más. Es por eso, que pensó que quizá ella se había equivocado de número, ya que uno no le dice aquellas palabras a cualquier conocido y Jungkook eso era para Na Bong, una persona que conoció hace unas semanas y de una manera muy desafortunada.

— Número equivocado Na Bong.

— Sé q-que eres tú, Jungkook.—  Abrió los ojos impactado. Ahora estaba incluso más despierto de lo que estaría después de tomar una taza de café.

— ¿Q-qué? Espera...— Respiró unos segundos —  ¿Pa-para que me necesitas? Son las 2:45 de la madrugada Na Bong...

— No conozco a nadie en Seúl y estoy en problemas, s-serios problemas — Él cerro los ojos.

Ahora entendía todo. No es que lo necesitara, sino que no tenía a nadie más que le solucionara los problemas que cometía estando borracha.

— ¿Qué clases de problemas? — Escuchó la risa nerviosa de la chica desde el otro lado.— ¿Problemas por estar ebria?... Na Bong, no es que quiera darte un sermón o algo, pero deberías dejar de beber sola, eso no es sano...

Y tampoco es sano llamar al primer chico que se te viene a la mente para que solucione tu vida.

— Te necesito Kook ¿No p-puedes venir y ya? — La voz de ella sonó algo rara al terminar de hablar, como si quisiese llorar — Estoy aquí sentada, s-sola y necesito que vengas, no me gusta estar sola...

Rodó los ojos, restándole importancia al pedido de la chica.

— No puedo Na Bong, y-yo...lo siento—Murmuró intentando parecer lo suficientemente decidido como para que ella dejase de insistir.— Estoy algo ocupado.

— ¿E-estás con una chica? Dile que vendrás tan solo un momento y luego volverás...

Jungkook soltó una leve risa y negó, como si ella lo pudiese ver. Su reacción se debía a la facilidad con la que la chica decía algunas cosas y porque la verdad era que él no tenía tiempo para mujeres.

— Lo siento Na Bong, pero voy a colgar— Ni siquiera esperó respuesta porque cortó de inmediato.

No apagó la luz y miró el techo por unos segundos. Su corazón latía rápido y en su cabeza una idea rara daba vueltas, ir a ayudarla. Él no era precisamente una persona que ayudaba a otras cuando estaban en problemas, pero por alguna extraña razón ella ocasionaba eso en él, le despertaba el lado bueno que tenía y que ninguna chica antes había hecho.

Su celular sonó a los minutos, un nuevo mensaje de Na Bong. Ella no se daba por vencida y lo intentaba una vez más al mandarle la dirección del lugar en el que se encontraba.

¿Y ahora qué haría?

Ni siquiera tenía la excusa de que no sabía la dirección para no ir a ayudarla, porque ahí la tenía, en su celular y en modo de mensaje.

Se pasó la mano por la cara cansado aún mirando la pantalla de su teléfono. Y se preguntó por última vez si debía o no ir, si debía o no acudir a su rescate nuevamente.

 
— Demonios Na Bong...— Dijo mientras se ponía de pie para colocarse los pantalones y una camiseta.

Salió de su departamento a los minutos después sin antes sacar las llaves, su celular y dinero. Corrió al salir del edificio para no demorarse demasiado, ya que aun cuando Jungkook no quisiese admitirlo, él se encontraba en ese momento preocupado. Es decir, era extraño que ella lo haya localizado a él para pedirle ayuda, a alguien a quien  recién conocía y que no era precisamente su amigo.

No entendía el cambió en su actuar ni el interés repentino, ya que después de aquel lunes en donde la había visto en la universidad y había quedado como un tonto enfrente de sus ojos, ellos no volvieron a hablarse. Muchas veces se habían topado, ya sea en los recesos, en la cafetería o en las clases que compartían, pero ella ni siquiera le dedicaba una mirada y aunque aquello lastimaba su orgullo fingía que no cuando el grupo de amigos idiota que tiene lo molestaban.

Casi media hora paso corriendo para llegar al lugar y cuando por fin pudo, se llevó una sorpresa. Na Bong estaba ahí, sentada en una de las sillas, con su torso y cabeza apoyados casi por completo en la mesa y para más remate sola. Ah, y no olvidemos las tres botellas de soju a su alrededor, las cuales se había bebido ella misma.

Jungkook pensó entonces, que si seguía bebiendo de esa forma alguna enfermedad en su hígado podría adquirir como consecuencia.

Se acercó lentamente y tocó su hombro, Na Bong de inmediato se puso de pie y sonrió al verlo, para luego lanzarse sobre él y abrazarlo.

— Sabía que vendrías...— Él frunció su ceño ante tal muestra de cariño, que no se esperaba. Ni siquiera hizo ademán de corresponderle el abrazo, pero de todas formas no fue capaz de alejarla.

Quizá aquella inesperada conexión le producía sensaciones que más que disgustarle, le agradaba.

— ¿Por qué? — Preguntó mientras ella se alejaba unos centímetros de él y se dedicaba a sonreír tímidamente, con las mejillas rojas y la mirada pegada al suelo.

— Porque tienes un buen corazón, Jungkook.—Le dijo mientras jugaba con sus manos nerviosa.


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las quiero
jeny❤

Motel room » j.jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora