Especial Capítulo 1: Y te conocí

8.2K 589 39
                                    







Peter pateó con fuerza la llanta de su auto, importándole bien poco si le llegaba a ocasionar algún daño severo y tuviera que caminar al loft de su sobrino. Pero es que estaba molesto, tan molesto que viajaría al infierno para matar al mismo satanás solamente para ahogar un poco de su frustración. Y es que ¿Qué hizo para merecer esto? ¿Qué hizo para que Dios lo odiara de esa forma? Y si tenía problemas de ira era problema suyo, pero es que cuando Peter Hale estaba molesto, era para tomárselo como si estuviera a punto de haber algún maremoto, o terremoto u otra estúpida catástrofe mundial.

Pateó nuevamente la llanta de su auto con más furia al pensar en lo ocurrido, y es que una niña de aproximadamente ocho años tiró su helado de chocolate, sobre él, y no solo él, sobre su perfecta camiseta blanca con cuello en V, y lo peor, era Armani. Ni siquiera podía gritarle a la niñita, por muy hijo de perra que fuera, tenía limites, a veces, okay, no los tenía, pero no iba arruinar la cara de la niña por su camiseta, mejor se desquitaba con algo más.

Entonces ahora estaba viéndose como un imbécil mientras caminaba en dirección al supermercado a hacer las compras que su sobrino solo hacía una vez cada, cien años, corrección, mil años, ya que mientras desayunaba se dio cuenta de que era leche que venció hace semana y media, por surte era hombre lobo y no se enfermaba.

Andaba con un carrito que rechinaba- bien, definitivamente el jamás fue una buena persona, pero hasta Dios lo odiaba ese día- con el sonido más irritante del mundo ¿Les ha pasado que el supermercado está lleno de carritos, literalmente, cien de ellos, y justo tienes que elegir el más malo, el que rechina y que dan ganas de arrojarlo a las cajeras porque son las personas más cercanas o arrojársela a un niño regordete robando gomitas a escondida de los guardias?

Hoy. No. Es. Su. Maldito. Día.

Arrojó con rabia un jugo de manzana en el carrito sin importarle que cayera sobre algún producto delicado que haya sumado.

-No sé qué mal te hizo el jugo de manzana, pero si planeabas tomártelo pídele una disculpa- dijo una voz a su espalda

Por fin, pensó Peter, por fin podría gritarle a alguien por hablarle ese día sin sentirse como la mierda después porque necesitaba deshacerse de toda la rabia que sentía, y al fin alguien fue lo suficientemente imprudente para hablarle.

Se volteó con la intención de gritarle un montón de mierda al tipo que le habló, pero se quedó de piedra al verlo. El tipo tenía una sonrisa en su rostro y le miraba divertido, unos maravillosos ojos azules, vestía de una forma tan sexy y sofisticada que su respiración se detuvo, su cabello castaño claro estaba cubierto por un sombrero del mismo color de su traje.

Sip, definitivamente, su enojo se fue a la mierda. El sujeto era malditamente sensual, todo él. Parpadeó un par de veces al darse cuenta de que se le quedo viendo como una estatua. Carraspeó antes de hablar y que Dios no se vengara dejándole como un tonto descerebrado.

-La verdad, prefiero el jugo de piña- respondió alzando una ceja- asique me importa bien poco lo que le suceda al jugo de manzana

-Ah... eres de esos tipos-suspiró Neal comenzando a caminar

-¿De esos tipos?- cuestionó Peter caminando junto a él empujando su carrito e ignorando ese ruidito irritante de la rueda

-Sip, de esos que quieren algo y lo consiguen sea como sea, pero si no les importa el resto les da igual si se pudren. Estas dispuesto a hacer cosas horribles por los que quieres sin importarte si haces daño a algo, o alguien

Peter frunció el ceño, el realmente si era de esa forma, o lo era, ya no estaba seguro, pero no quería que el extraño pensara eso de él, y ni siquiera sabía por qué le importaba tanto lo que un extraño que no conocía de nada, aparte de ser tan caliente, pensara de él.

Departamento de Justicia Teen Wolf (Sterek) EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now