Llegamos a casa y el solo bajo mientras abría mi puerta y yo pasaba caminando lentamente. El abrió la puerta principal y me cedió el paso, camine lo más rápido que pude y entre. Me quede parada ahí mientras el solo cerraba la puerta y peinaba su cabello hacia atrás con frustración. Solo miraba como se iba encendiendo poco a poco.

-¡Deja de verme, joder! -gritó rompiendo los jarrones que habían en una mesa a su lado.

Me sobre salte en mi lugar y mi labio comenzó a temblar al igual de que las lagrimas en mis ojos se hicieron presentes.

-Papi, por favor. -dije llorando mientras intentaba acercarme. Pero lo único que recibí fue una bofetada que me llevó al piso. Sollocé mientras acariciaba mi mejilla y ocultaba mi mirada de la suya.

-No vuelvas a suplicarme, no tienes derecho a que te perdone. -dijo muy firme mientras yo estaba en el suelo.

-Se que hice mal al irme y al besarme con Logan... ¿Pero qué te sucede? Solo quiero estar contigo. -dije aún sollozando. Me dolió más aún que la bofetada fuera de su parte.

-¿¡Crees que no sabia de tu aventura con Liam?! -dijo gritando a todo pulmón mientras mi rostro se volvía serio, ya no tenía más que decir.

-Solo fueron 2 veces. Él me sedujo, no fue por mi parte, lo juro. -dije con la mirada gacha y con lagrimas aun en mis ojos.

-¡Fueron dos veces las que me fuiste infiel! -gritó cayendo al piso justo frente a mis pies. Su escuchaba como sollozaba y como sufría. -Intente ser mejor para ti y tú lo desperdiciaste. -dijo mientras alzaba su rostro lleno de lagrimas y se encontraba con el mío.

-Lo siento. -dije tomando su rostro y juntando nuestros labios. Sus labios estaban algo húmedos por las lágrimas, y su lengua estaba fría en contacto con la mía, el beso tomo volumen cuando se puso sobre mí y colocó sus palmas en mi espalda para sostenerme, mientras yo me dejaba lleva por sus labios.

-Castígame, prometo tomarlo. -dije mientras sus labios estaban en mi cuello.

El solo levanto la vista y se encontró con mis ojos, y hablo.

-Sube a mi habitación, quítate este lindo vestido y tu ropa interior. Ponte boca abajo sobre la cama, en un momento voy. -dijo con la voz muy relajada, pero la rabia aún se sentía en su cuerpo y en su mirar.

Obedecí de inmediato, subí hacia su habitación y me coloqué como en lo pidió. Espere un buen rato hasta que lo  escuche llegar, pero aún así no voltee a verlo. Tomo de inmediato una de mis manos y colocó en mi muñeca una esposa que ato a la cabecera de la cama, lo mismo hizo con mi otra mano.

-Mmm... Papi. -dije asustada viendo lo que hacía. Se quitaba la ropa y tenía un cinto de cuero en la mano. Se posicionó sobre mi trasero y supe enseguida lo que haría. Dio una buena nalgada en mi trasero y lo supe. -Papi, por atrás no. -pedí intentándolo decir de una manera que el comprendiera.

-Cierra la boca. -dijo antes de penetrar mi pobre trasero con todo el enojo que llevaba dentro.

Un muy fuerte gritó se escapó desde muy dentro de mi. Sollocé al sentir mi agujero arder demasiado, además de que las embestidas no servían de nada, solo hacían que este quemara aún más, y que mi interior se rompiera.

-¡No, para! -lloriquee con lágrimas saliendo a chorros de mis ojos.

Jalaba de las esposas intentando sacarlas pero era imposible. Todo empeoró al sentir en frío cuero del cinto golpear con mucha fuerza mi espalda.

-¡Ah! -grite cuando sentí todo ese dolor acumulado en mi ser. -¡Harry, déjame! -grite esta vez algo aturdido y en shock por tanto dolor.

Las embestidas y los golpes en la espalda no paraban eran rítmicos y todos al mismo tiempo, haciéndome sudar frío y llorar aún más. Yo gritaba, pataleaba, me intentaba zafar, pero nada lo detenía, había entrado en una de sus crisis. El solo se detenía cuando tiene al menos 3 orgasmos. Y no ha tenido ninguno. Los minutos se me hacen eternos y los segundos igual. El dolor es sumamente insoportable y sería mejor si yo muero. Será el único momento en el que dejare de vivir esta maldita pesadilla.

***

Pasaron alrededor de dos horas, y no me siento mejor, el dolor se ha vuelto aún peor y no puedo explicarlo. El solo sigue golpeando mi espalda que seguro tengo marcas. Solo me llama perra, sucia, golfa, traviesa, y eso no excita ni a la mujer más puta del planeta.

Sentí su asqueroso y último orgasmo entrar en mi agujero. Él salió de mi por primera vez y el alivio se sintió como tocar el mismísimo cielo. Aunque estaba furiosa con el, lo odio, lo odio no quiero verlo.

-Listo. -murmuro mientras jadeaba por última vez y se levantaba de encima mío.

Respire varias veces para no insultarlo al poder hablar. El dolor se reducía en mi cuerpo, pero en mi corazón nada cambio.

-Suéltame, por favor. -dije con la voz más pasiva que tenía en ese momento.

Él hizo lo que le pedí y soltó cada una de mis manos. Quedó al lado derecho de la cama y yo gire mi cuerpo hacia el izquierdo, alejándome de el mientras me hacía bolita y lloraba en silencio. Su voz no se escuchaba. Y menos la mía.
Sentí la cama hundirse ante su presencia sobre ella. Respire hondo y me relaje.
Sus dedos tocaron mi hombro.

-Muñeca. -me llamó y me tocó, enseguida me giré y lo aparte de mí.

-¡No soy tu muñeca y tú no eres mi papi! -replique mientras me ponía de pie. Aún sin ropa y él tampoco, pero eso fue lo menos importante.

Lo que le dije pareció dolerle, ya que el solo me miró con unos ojos rotos. Cerró sus labios y asintió con algo de tristeza.

-Déjame sola. -dije caminando hacia mi habitación.

Entre en esta y me recosté en la cama haciéndome bolita de nuevo y llorando. La puerta se abrió, sabía que era el. Pero solo lo deje pasar y no dije nada para detenerlo. Se recostó a mi lado, con su pecho en mi espalda, me abrazo por la cintura y beso mi hombro.

-No quiero verte. -dije con la voz quebrada.

-Lo siento. Sabes cómo soy, y siempre alejo a la gente que quiero y no quiero que esto nos pase. -susurro en mi oído.

-No quiero perderte. -dije cubriendo mi boca con lágrimas aún naciendo en mis ojos. -Nunca sentí esto por nadie más, no quiero que esto se pierda. Te amo. -dije respirando hondo.

-Yo te amo con locura y no tienes idea de cuanto. -susurro en mi oído besando mi lóbulo.

Estuvimos en silencio por un buen rato. Solo se escuchaba el sonido de mi nariz mientras succionaba. Y el de nuestras respiraciones al unísono. Él pasaba sus manos por mi abdomen y sus yemas por la línea de mi espalda. Me dio vuelta hasta que yo quedara viéndolo de frente a frente. Acerco sus labios a mi oído y lo beso.

-Que tal si te hago el amor todo lo que queda de la noche. -susurro con su voz ronca en mi oído.

-Si... Papi. -dije sonriendo con algo de felicidad en mi corazón.

Daddy's Little Princess (j.b) (h.s) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora