Diario de una gótica (parte 2):
Valery y Marcus ya no están juntos, ahora sus vidas han cambiado por completo, ya no son aquellos jóvenes que vivían su amor intensamente y sin pensar en el mañana.
Ella ahora es una prestigiosa abogada y su cometido...
Estamos en Italia, no me lo puedo creer y al ver las caras que está poniendo Nicky, sé que ella tampoco se cree que estemos aquí. Marcus estuvo bastante liado estos días, de modo que se disculpó por no poder venir a recogernos en persona pero se aseguró de que alguien de su entera confianza lo hiciese por nosotras.
Ahora mismo estamos bajando las escaleras mecánicas con nuestras maletas, Nicky no para de hacerse fotos para acto seguido subirlas a internet. Yo por otro lado busco a esa persona que nos llevará a la empresa de Marcus y por suerte no tardo mucho en localizarlo.
Aunque siendo sinceros, el cartel donde pone "Señoritas Prescott" me ayudo bastante.
— ¡Mira, ahí está el empleado de Marcus! —Le dije a mi hermana al mismo tiempo que señalaba al rubio de ojos azules que sostenía el cartel.
—Joder... Sin duda el producto italiano es de muy, muy buena calidad —Susurró Nicky repasándolo con la mirada desde la cabeza hasta los pies.
— ¡Nicky! —Le reñí mientras la miraba mal.
Mientras nos acercábamos al rubio del cartel, este nos examinó de arriba abajo tal y como habíamos hechos nosotras con él. Solo que él no se cortó un pelo sonreír en cuanto sus ojos se posaron en los míos.
—Buongiorno, ¿sei l'impiegato di Marcus? (Buenos días, ¿eres el empleado de Marcus?) —Le saludé mientras fruncía ligeramente el ceño.
— ¿Sabes hablar italiano? —Me preguntó mi hermana con asombro.
—Sí, en mi trabajo los idiomas son esenciales. Perdone... —Le dije antes de volver a poner mi atención en el rubio.
—Me llamo Angelo, soy el primo de Marcus. Y hablo tu idioma perfectamente de modo que no es necesario que hables en italiano, a no ser que quieras —Nos dijo él con un inglés perfecto y sin borrar su sonrisa.
— ¡Oh fantástico! Toma, estas son mis cosas, cuidado con romper algo porque de lo contrario te las verás conmigo —Le advirtió Nicky mientras le pasaba las maletas sin cuidado alguno.
—Eh... —Murmuró el chico mirándola divertido.
—No le hagas caso, ella misma puede cargar con sus maletas —Le reñí de nuevo y quitándole las maletas de encima al pobre chaval.
—Bien, entonces seguidme, tengo el coche fuera —Dijo Angelo extendiendo su brazo.
Durante el trayecto hasta el aparcamiento no dejó de quitarme los ojos encima y continuó mirándome cuando nos dirigíamos a la casa donde vivían Marcus, su padre y Nataly.
—Vale ya es suficiente, ¿qué coño pasa? ¿Tengo algo en la cara? ¿Por qué me miras de ese modo? —Le pregunté con una mueca exasperada.
Nicky no se estaba enterando de nada porque llevaba los cascos puestos y contemplaba el paisaje por la ventanilla.
—No es nada malo, simplemente me he dado cuenta de que Marcus no falló en nada cuando te describió —Dijo riendo y echándome una última mirada.
— ¿Os habló de mí? —Pregunté mientras trataba de ocultar una sonrisa. Pero fallé.
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