Hasta otra vez

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Amor de mi vida,
Recuerdo que cuando me mirabas, sentía una chispa en mi corazón, como se encendía una llama, aunque tenue, que me daba un último aliento para pensar que no todo estaba perdido, que no estaba solo y que, por tanto, tenía una razón por la que seguir viviendo y compartir esta especie de felicidad con los demás.

Cuando empezaste a hablarme, una corriente de energía me cruzaba de arriba a abajo, como si controlases mi voluntad, de la cual no me habría importado otorgarte el custodio si así me lo hubieses pedido. Cuando sentía tu presencia cerca de mí, me llenabas de la más profunda alegría sabiendo que me reclamabas y yo, sin hacerte esperar, te socorría. Una vez nos dimos el primer beso, no querría olvidar ese par de segundos que, por muy ínfimos que parezcan, son más importantes que una vida entera; nunca olvidaría la ternura y el cariño con el que nuestros labios carnosos tuvieron el primer de los interminables encuentros que se sucederían.

Podría estar mil siglos y milenios resaltando hasta el infinito tus sagradas cualidades, pero creo que, sin duda, has sido como un ángel que me ha otorgado la mejor existencia que se podría desear, si lo que quieres conseguir como meta en esta vida, es compartir tu amor con los demás y convertir los malos momentos, en pequeños segundos que pueden resultar inolvidables.

Hasta otra vez, ángel que guarda mi luz de la tristeza, y me concede los más bellos sueños que uno sea capaz de imaginar.

22 de enero de 2016

Sospirs de cristallWhere stories live. Discover now