-Papi, quiero ir adentro a cambiarme y a estar contigo, ¿podemos? -suplique haciendo un puchero. -¿y en tus brazos? -dije mientras alzaba mis brazos para que papi los tomará y me cargara hará dentro de su linda casa.

-Todo lo que quieras, pequeña. -dijo mientras de un solo jalón me ponía sobre uno de sus brazos mientras que con el otro rodeaba mi cintura para mantenerme en equilibrio.

Recargue mi cabeza en su hombro mientras el solo de encargaba de todo lo demás. Entramos a la enorme y muy linda casa, podía ver a sus espaldas cada detalle de esta, y era muy linda.
Sentí como mi cuerpo temblaba gracias a sus pasos firmes mientras subía escalón por escalón. Al estar en la segunda planta, podía ver el camino a sus espaldas, hasta que perdí la vista al camino cuando el entro a una habitación, supuse enseguida que era la suya. Me dejo sentada sobre una enorme pero cómoda cama de sábanas blancas, me senté inocentemente viendo cada centímetro cuadrado de la linda recámara. Se quitó el saco frente a mí y lo colgó en un perchero que se encontraba cerca de lo que creo es el baño, arremangó sus mangas a la altura de sus codos, peino cabello hacia atrás y pidió mis brazos para volver a cargarme en los suyos.

Levante mis brazos y él lo único que hizo fue sentarse y ponerme a horcajadas de el. Me miró a los ojos con firmeza, parecía que nada lo lastimaba, aunque dicen que la gente que luce así en realidad es demasiado frágil, espero que sea así. Coloque mis manos en mi barriga y jugué con ellos, sin quitar la vista de mi papi.

-Nena, debo decirte algo antes de todo, es algo llamado reglas y debes seguirlas, o sino, papi se molestara y golpeara tu trasero hasta que esté quede morado, ¿Okay? -preguntó de golpe. Me quede algo atónita pero aun así asentí. -Bien, primero que nada:

1- No puedes estar o salir con otros chicos que no sean papi, los chicos son malos y te lastiman, yo nunca haría eso.

2-Respetar a papi, sea o sea lo que esté haciendo.

3-Debes de portarte bien, soy algo estricto, pero cuando me enojo no me aguanto ni yo mismo.

4-Nunca debes estar preocupada por algo, papi siempre estará ahí para ti.

-Y la última pero sumamente importante. -dijo decidiéndolo de la manera más amable que podía soñar esto.

5-Nunca intentes irte, puedes escapar, e irte por mucho tiempo, pero papi siempre te encontrara.

Al decir eso me recorrió una corriente, no por sus palabras, sino la manera en la que la dijo, lo dijo con tanta seguridad y sensualidad que asustaba.

-Si, papi. -respondí con algo de rubor subiendo por mis mejillas.

-Wow, eres tan linda, tan Inocente, la forma en la que te sonrojas, me volverás loco. -dijo acariciando mi mejilla. Yo solo sonreí como una tonta enamorada.

-Bien, empecemos con esto.

Me llevo en sus brazos hacia el baño, me sentó sobre una barra y comenzó a despojar sus prendas para luego  despojarme de las mías una por una, mientras admiraba cada parte de mi cuerpo desnuda que él podía.

-13 años y tienes el cuerpo de una mujer. -dijo mientras retiraba mi blusa.  Sonreí como agradecimiento, esto me fascinaba, el, su mirada sobre mi, sus manos sobre mi piel desnuda, su torso desnudo frente a mí.

Cuando me despojo de mis pantaletas, que era mi última prenda, se hizo a un lado para poder verme bien, admiro cada parte de mi luego no puedo evitar sonreír, se acercó hacia mí y sin imprevisto me besó. Sus labios hacían juego con los míos, al igual que nuestras lenguas, envolví mis piernas en su cintura. Su miembro rozó levemente mi feminidad, lo que me hizo gemir sobre sus labios, y sin querer morder su labio inferior, por lo que el gimió extasiado.

Conmigo en sus brazos, se metió en la tina de baño que había preparado para nosotros, ahora será algo literal. Se sentó dentro de esta y luego me sentó a horcajadas de el, con la punta de su miembro rozando mi abdomen, ambos seguíamos devorando los labios del otro, eso por seguro. Me levanto un poco de él y posicionó su miembro en mi entrada.

-Espera... -susurre separándome de sus labios.

-¿Qué sucede? -preguntó preocupado.

-Es que... Es mi primera vez. -dije algo apenado.

-Eso no es problema, prometo cuidare y tratarte bien. -dijo acariciando mi mejilla, no sé si fue su mirada, su tacto o sus palabras las que me hicieron ceder.

Se hundió dentro de mi lentamente, mientras yo solo sentía como mis paredes se rasgaban y un dolor me recorría desde abajo hacia todo el cuerpo, al igual que un inmenso placer se abría en mi. Fue aún más placentero sentir su polla completa dentro de mi. Comenzó a sacudirse lentamente. Mis gemidos y uno que otro grito se escuchaban en toda la habitación, mientras el sus gemidos los ahogaba en mis labios.

Y ese fue el momento en el que perdí la virginidad.

Daddy's Little Princess (j.b) (h.s) Where stories live. Discover now