Ganas de cometer un homicidio.

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Cada uno de la generación de los milagros tenía en la cabeza algo muy claro, su mayor enemigo no eran los otros prodigios del basket, no, su gran enemigo era aquel tipo que había aparecido de un momento para otro y que iba tras Leyna.

La guerra era un lugar donde todo era valido, y Akashi Seijuro era un ganador nato,  por regla general no solía saborear la victoria  y pesar de que ese impecable expediente había sido manchado por Seirin, dos veces, estaba decidido a ganar aquello, Leyna sería suya porque así lo había decidido él, ella sería su emperatriz y eso era algo que ninguno de sus ex-compañeros podría cambiar.

Midorima Shintaro era un tipo singular, no le gustaba perder, era un forofo del horóscopo, por no hablar de aquella personalidad tsundere que hacía que Takao y Leyna quisieran burlarse de él, pero lo cierto era que tenía mucho interés en salir victorioso de aquella extraña competición, a fin de cuentas poco le importaba que la chica decidiera burlarse de él a cada rato, lo único que quería era que estuviera con él a cada rato.

Por otro lado estaba Atsushi y aquella personalidad infantil, amaba los dulces y en su club de fans sabían que le gustaban las mujeres altas, no tanto como él, pero altas y la peliblanca cumplía ambas condiciones. Como un niño pequeño, quería tenerlo todo y entre esa cantidad se encontraba la ojiazul.

Kise Ryota había tenido múltiples relaciones, algunas incluso por insistencia de la chica en cuestión, pero en ninguna de estas relaciones había tenido problemas, es decir, era modelo y no tardaba mucho en conquistar a una mujer pero claro siempre había una excepción para confirmar la regla y la pena era que se había ido a fijar exactamente en esa excepción. A pesar de que ella le había remarcado en el pasado que le odiaba, hacía unos días lo había besado eso tiene que significar algo ¿no?

Aomine Daiki, el gran amador de los pechos grandes, gran fan de Horakita Mai, si algo caracterizaba a Mai-chan era que siempre parecía ser una mujer dulce, amable y algo sumisa, si algo caracterizaba a Leyna era que era todo lo contrario, incluso podría haber afirmado que era un hombre sino fuera por "dos buenas razones", el caso era que él la había visto antes que sus demás compañeros así que por la ley de "él que lo ve antes se lo queda" debería ser el ganador de aquello, debería ser él el que acabará con Leyna.

Kagami Taiga, no jugo en Teiko pero podría considerarse un milagro, tal vez sus sentimientos eran confusos respecto a aquella lucha fatídica que se había instaurado, pero tenía claro que iba a ir a por la peliblanca y al igual que había ganado a toda la Kiseki no Sedai en la cancha también lo haría en el corazón de la chica.

Posiblemente el sexto jugador fantasma era el único que estaba valorando la situación de una manera más correcta, para el peliceleste aquello se estaba yendo de las manos y en cierta manera se sentía mal por la chica, pues eso parecía una competición más, por sonrió para sí, una competición bastante interesante....


-Shogo.- llamo Noel al peligris- no te ofendas pero si cogiera a un perro de la calle estoy seguro que cocinaría mejor que tú.

-No me ofendo, pero si no os gusta la comida prepararla vosotros- gruño el chico.

-¿Tú sabes preparar algo?- Leyna miró a Noel.

-Bueno, saber sé, ahora que encontrar los ingredientes y todo eso.....- pensó- podemos vivir de comida basura y pre-cocinada hasta que llegue Adam con sus portentosas manos.

-Mientras  a Sony no le de por envenenar la comida para cobrar venganza por haberte ido....- el pelinegro asintió, aquella enana tenía un carácter de los mil demonios.

-Chicos....- llamo Haizaki.- mira cuando se carguen a alguien ya os guiare hacía una funeraria o mejor hacía un lugar donde esconder el cadáver pero el problema es que la comida se ha quemado, y en mis gustos personales no se encuentra el carbón.

-¿Comida basura?- preguntó Leyna y salieron de la casa a buscar algo que poder comer.

-¿Que te ha parecido la famosa generación de los milagros?- le pregunto Shogo a Noel.

-Unos tipos curiosos, serán genios del baloncesto pero no tienen nada más de especial.- Aquellos dos se comprendían perfectamente y no podía ser nada bueno.- Por cierto la semana que viene tendrás aquí a Sony y Adam, para verte, intentar matarme por irme sin ellos.

-A lo último me apunto.- el móvil le sonó, eso era raro, es decir, sin el móvil de Noel sus amigos no la llamarían, y el que faltaba salió a escena.

-¿Que pasa?- pregunto el peligris al verle la cara.

-Su padre.- respondió Noel, que le arrebato el móvil de la manos a la chica, que tampoco hizo mucho esfuerzos por recuperarlo.- Hola.

-¿Noel?- pregunto el hombre extrañado- ¿estas en Japón?

-Bueno digamos que.... han surgido una serie de problemas que debo arreglar.- pero su ex suegro le pillo en seguida.

-Pretendientes.- la carcajada del chico se lo confirmo.- a veces me sorprende lo insistente que eres.

-No debería ser una gran sorpresa para usted, a fin de cuentas, le convencí de que era el "príncipe azul" de su hija.

-Lo malo es que el príncipe azul le dio por rebelarse, y hacer que la princesa se metiera en más líos. Quiero hablar con mi hija.- el chico suspiro.- No la voy a regañar, solo tengo que hablar con ella.

-La última vez que la llamo fue para decirle que se iba del país, comprenderá que me muestre un tanto reticente de pasarle el teléfono a Ley, pero vale.- le tendió el smartphone a la chica.

-Papá- alegría fingida.- ¿Que se te antoja?

-Tú madre me ha informado que te ha dejado sola en casa, lo que no me esperaba es que te llevarás a Noel.... Dime que aun no habéis quemado nada.

-No hemos quemado nada.

-¿Cabrear a alguien?- pregunto a continuación.

-Bueno de eso sí hemos hecho, pero esa gente no nos puede meter en la cárcel.- el adulto suspiro aliviado.

-¿Habéis usado condón?- casi se atraganta con la bebida, su teléfono fue robado de sus manos.

-Hemos usado condón, y hemos hecho el kamasutra entero, en una noche.- la cara del padre de Leyna debía ser un poema en esos instantes, le encantaba cabrear al adulto.

-Serás.....- gruño el adulto enfadado.- Voy a ir Noel, y no habrá nadie que te pueda salvar de la paliza que te voy a meter.

-Lo siento señor pero usted ya esta tardando demasiado y encima tenga en cuenta que sin contarme Leyna tiene detrás a seis chicos. Adiós.- la cara de Leyna fue un poema, la de Shogo era de confusión puesto que la charla había sido en un idioma distinto al que entendía.

-¡Yo te mato!- grito la chica, lo que le faltaba es que su padre se plantará allí, cuando empezo a salir con Noel a la semana estaba allí.

-Me voy a quitar la competencia de un solo plumazo Ley.

Sí, en la guerra todo valía, y Noel había sacado a un arma de destrucción masiva llamado Gabriel Leonhardt.




I Can't Be TamedWhere stories live. Discover now