Misión imposible

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Si había algo que había aprendido en aquel tiempo era que: cocinará lo que cocinará, la comida que hacia Momoi Satsuki producía efectos peores que el veneno en el cuerpo humano. Tal vez por eso empezó a pedirle a su madre otro obento, que Daiki, su mayor distracción allí, se muriera sería como coger tu juguete favorito y tirarlo por el balcón.

-Aomine-kun no deberías causarles tantas molestias a la madre de Leyna.- susurro Sakurai.

-No pasa nada, además, no es molestia es solidaridad humana.- tranquilizo al castaño la chica mirando el obento que le había preparado aquella mañana Satsuki a Aomine.

-Mi madre me quiere matar.- confeso el moreno.- Es la única explicación que encuentro para que le haya encargado a Satsuki hacer mi obento.

-Dile a tu madre que hay maneras menos asquerosas de provocarle la muerte a alguien.- pero a pesar de que ni loca probaba aquello le daba un poco de pena que su amiga se esforzará para que su comida acabará en el fondo de un cubo de basura.-Oye Rio, ¿tú te preparabas el bento?- El castaño asintió.- ¿Y por qué no intentas enseñarle a Satsuki?

-Sería misión imposible.- soltó Aomine.

-Por intentarlo....- musito Sakurai no muy seguro de lo que hacía.

-Venga, Dai-chan y yo también iremos a tus clases.- le animó la chica.

-¡Oye! A mi no me metas en esto.

-Si supieras cocinar no tendrías que comerte lo que te prepara Satsuki. Además ahora no se lleva lo de que la mujer se ocupe de la casa, hay que ayudar en todo lo posible.- soluciono.

-Pues hazlo tú.- dijo de mala gana.

-También voy a ir, digamos que de cocina occidental voy bien pero no se hacer básicamente nada respecto a la cocina oriental.

Domingo por la mañana y allí estaban los cuatro en la casa de Satsuki preparados para intentar hacer algo comestible.

-Mooo, ¿por que tengo que hacer esto?- pregunto la pelirosa.

-Porque es más divertido que lo hagamos juntos, además debes de reconocer que la comida que prepara Rio esta rica.- la convenció la peliblanca.

Pero aquello podía ser cualquier cosa menos una clase normal, Daiki no paraba de gruñir, la comida que preparaba Momoi estaba comenzando a parecerse a cualquier cosa menos a comida, y bueno Leyna, la única que escuchaba a Rio y seguía sus instrucciones, no podía evitar de vez en cuando hacerle alguna trastada a Daiki. 

Resumen de la experiencia: el problema de la pelirosa no era la manera en la que cocinaba, el problema era que sus manos tenían la habilidad de destrozar cualquier alimento. Si Leyna hubiera estado sola con Sakurai habría aprendido algo, pero lo único que habían logrado hacer bien era manchar a Daiki. Y respecto al moreno, bueno, él había hecho lo propio con Leyna. 

-Enseñarle a Satsuki a cocinar no solo es imposible sino que no se puede hacer.- dijo la ojiazul mientras su amiga iba a por ropa para ella, sí, iba a tener que bañarse allí porque evidentemente no podía salir con variados condimentos en el pelo y la ropa.

-Os lo dije.- Aomine y su prepotencia habían aparecido.

-Lo siento mucho.- dijo Sakurai.

-Al menos nos lo hemos pasado bien, y tu Rio no te preocupes si es imposible es imposible.

-Aqui esta la ropa.-el problema no era que Satsuki le estaba dando una camiseta rosa, no el problema era la jodida falda que acompañaba esa camiseta.

-¿En serio?- pregunto mirando a su amiga.- ¿No tienes unos pantalones por ahí?

-Lo siento.- se disculpo la pelirosa.

I Can't Be TamedWhere stories live. Discover now