Capitulo 12 {Final}

Comenzar desde el principio
                                    

— Tsuzuku.— Dije con cierta dificultad, aquel hombre lograba hacer que mi cuento temblara con facilidad.

—¿Mnh?.— Hizo aquel pequeño ruido en lo que me iba haciendo retroceder hasta estar contra la pared.

— Espera. .  — Murmure, aferrandome a su cuerpo.

—¿Qué pasa?.— Pregunto, llevando sus labios a rozar contra los míos.

—Va-vayamos a casa.— Pedí.

—¿Te da vergüenza hacerlo aquí?.— Pregunto.

Desvíe mi mirada, eso tenía algo de cierto, así que sólo asentí sutilmente, esperando que comprendiera.

— Vamos sólo será un momento.— Susurro.— Tu sólo déjate llevar como siempre.— Agrego poco después, yendo otra vez a besar mi cuello, era un caso perdido y por muy incómodo que fuera el hacerlo en ese sitio, no quedaba más que dejarme llevar por las locuras de Tsuzuku.

— Sólo con una condición.— Dije, ganándome su atención nuevamente.

—¿Cuál? .— Pregunto.

— Luego vaya la a casa, hay algo que quiero enseñarte.— Susurre.

— ¿Es muy importante?.— Pregunto.

No me quedo nada más que asentir y morder mi labio inferior un breve momento, antes de ir a robarle un beso de sus labios.

— Entonces luego iremos a casa.— Susurro, llevando sus manos hasta mis mejillas.

Ya sin nada más que decir sólo quedo dejarse ir, ahí estaba dejándome llevar por sus caricias y besos. Aquellas suaves manos de Tsuzuku se iban deslizando por mis piernas hasta mis glúteos, lugar donde se dedicó a masajear los míos en lo que sólo se dedicaba a besarme, besaba mis labios, mi cuello y parte de mi pecho que estaba al descubierto por aquella camiseta que el no tardo en quitar, esta le estorbaba, así como la mayoría de la ropa que traía encima. Siempre quise suponer que veía esta como un enorme obstáculo, uno que sin duda le gustaba quitar hasta sólo dejar mi piel al descubierto y seguir con lo suyo.

A medida que se deshacía de mi ropa seguía besando mi cuerpo, beso y mordió con fuerza mi pecho, dejándome una notoria marca de sus dientes mientras que de mi labios no salían más que quejidos, dolía, pero adoraba sus mordidas, así como esas marcas que me recordaban esos jugueteos intensos que ahora hacíamos. No pude evitar reír por eso, estaba feliz y se me notaba, era feliz con el, besándolo, acariciandolo y sobretodo ocasionando le placer, desde aquella última noche juntos había tomado el gusto por torturarlo. Me deshice de sus pantalones y bóxers sólo para mirar esa erección y deleitarme con la misma, repartía lamidas y besos por toda su extensión, seguido de ir directo a succionar el glande para empezar a jugar tal y como se debía, le saque unos cuantos jadeos, estos eran música para mis oídos, me gustaba escuchar como disfrutaba, era lindo, por muy poco que durará. Más temprano que tarde el quiso hacer de las suyas, hizo que me girará sólo para introducir su miembro dentro de mi, sacándome un fuerte gemido seguido de esas palabras que tanto tenía pronunciar.

— T-su. . Te amo. .— Dije entre gemidos apenas el comenzaba a moverse.

Pude sentir como se apegaba más a mi cuerpo, sus manos iban a mis senos y sus labios cerca de mi oreja, podía escucharle respirar y esto sólo lograba que mi excitación aumentara.

— Yo también te amo.— Susurro poco antes de morder el lóbulo de mi oreja y sólo limitarse a continuar.

Tsuzuku empujaba su pelvis contra mi, en un inicio fue bastante lento, pero con el paso de los minutos aumentó, haciéndome temblar, gemir y gritar. Aquel hombre sabía como enloquecerme y sobre todo hacerme sentir más de la cuenta, estaba acabando conmigo a medida de que nos fundíamos, volviéndonos uno sólo, hasta que ya simplemente no pudimos más.

Al llegar a su límite Tsuzuku no dudo en eyacular dentro de mi, haciéndome sentir algo apenada por mucho que no fuera la primera vez que lo hacia. Se sentía bien poder estar llena de su esencia, pero una parte de mi aún no se adaptaba a ello.

—¿En serio me amas?.— Me pregunto.

— Si. .— Respondí.

— ¿Mucho?.— Pregunto.

— Lo suficiente como para desear ser tu esposa cuando sea grande.— Respondí.

Por un momento sólo obtuve silencio, el no dijo nada, pero no tardo en salir de mi y hacer que me girara, mirándome a los ojos.

— Lo recordaste.— Dijo con sus ojos ya cristalizados por aquellas lágrimas que estaban a punto de brotar de sus ojos.

— No, pero lo vi, encontré el video donde lo decía, es lo que quería mostraste en casa.— explique.

Tsuzuku no tardo en caer en llanto en lo que iba a abrazarme con fuerza, aquello sin duda significaba mucho para el, se le notaba y yo sólo no podía pasarlo por alto.

— Vamos a verlo juntos.— Susurro, tomando distancia para así ayudarme a recoger nuestra ropa y vestirnos.

Tsuzuku tal y como un rayo se vistió, le envió un mensaje a Koichi diciendo que no iríamos al bar y sin más que hacer, fuimos a casa.
Durante todo el camino de regreso, Tsuzuku sostuvo una de mis manos, acariciaba esta con su dedo pulgar en lo que sólo permanecía en silencio mordiendo sus labios con fuerza, no parecía el mismo, parecía un niño pequeño el cual lloraba de felicidad sin poder parar, era adorable pero aún así verlo en esas condiciones no era de mi agrado.

Al llegar a casa Tsuzuku no tardo en besarme nuevamente, me abrazo y así fuimos a la sala donde había dejado mi lapto. No tarde mucho en encender esta y poner el video, aquel que significaba tanto. Tsuzuku miro este con atención, posiblemente el no podía creer que aún existiera ese video, pero estaba feliz de así fuera.

— Antes te veáis más anciano.— Comente un tanto bromista, sacándole una sonrisa.

— Eso es por que tu eras muy joven.— Dijo entre risas, rodeandome con sus brazos.

— Tal vez.— Canturrie con cierto ánimo, apoyando mi cabeza en su hombro.

— Himeri, cásate conmigo.— Dijo Tsuzuku de repente.

— ¿Eh?.— Por un momento le observe un tanto sorprendida, no podía creer lo que escuchaba, pero luego no pude hacer más que asentir con una sonrisa.— Lo haré. Me casare contigo mi querido psicópata.— Respondí.

Entre risas y felicidad no quedo más que besarnos, juntos éramos más que felices y así sería por siempre.

La noticia de nuestra boda no tardo en darle la vuelva a medio mundo, el primero en enterarse fue mi hermano, quién con alegría prácticamente fue directo a bailar sin importarle su enfermedad. Los miembros de la banda también tomaron la noticia muy bien, pero eso no significaba que Tsuzuku se salvaría del bullying de ser hombre casado.

No pasaron muchos meses para nuestra boda, esperamos a que mi hermano estuviera mejor, para así tener a nuestra familia completa. La ceremonia obviamente no fue la gran cosa, pero fue lo suficiente para nosotros, todos los que queríamos estaban ahí. Mi hermano y su nueva novia, la cual era su enfermera favorita del hospital, también estaban los miembros de Mejibray, algunos chicos de otras bandas y por supuesto Akkey también estaba ahí. Todo fue muy lindo para nosotros, por mucho que este fuera sólo un comienzo, un nuevo camino lleno de rosas y espinas había comenzado, pero no teníamos miedo, por que juntos podríamos contra el mundo y sin duda así fue en todo sentido y no sólo para mi.

Mi hermano después de unos meses de nuestra boda salió del hospital, después de un exitoso trasplante estaba como nuevo y como ya yo no estaba en casa, invito a su novia a vivir con el.

Por otro lado Mejibray seguía triunfando, cada vez daban conciertos más grandes y los chicos sin duda cada vez eran más unidos.

Y bueno Akkey. . Pues. . Akkey seguía siendo el.

Todos en este mundo tenemos que enfrentar grandes problemas, tristezas, felicidades, pérdidas y nuevos inicios, pero no se den por vencidos. Este mundo es maravilloso, piensen un poco en esas personas especiales en su vida, aquellas que son importantes y sólo disfruten de la vida, no importa que tan dulce y peligroso sea su camino de rosas y espinas.

                         [Fin]

『Dulce y peligroso camino de espinas』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora