Esclavo

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 —Lo matará —aseguró Jackson, firme, fulminando al ruloso con los ojos.

—No. No lo hará —contradijo Isaac mirando fijo a quien en ese momento era su enemigo.



Scott en el medio, sentado en el sillón, comenzó a respirar con dificultad, pues por un lado anhelaba creer en las palabras del ruloso, pero por el otro lado sintió un deje de verdad en las palabras del Jackson.



—Lo matará. Tú sabes perfectamente que cuando Lydia llegue y vea que su preciada PC ha muerto, otra vez, y por la misma persona... lo matará —dejó que su cuerpo cayera hacia delante para quedar con la vista pegada a la del ruloso.

—No lo hará. Tú sabes perfectamente que Lydia siempre perdona a Liam. Solo gritará un rato como histérica pero nada más.

—Chicos —habló Scott— ¿pueden parar? Me ponen nervioso —Scott era conocedor de lo que implicaba para Lydia no poder valerse de Internet: ¡El fin del mundo!



—¿Quieres apostar?

—Oh, rulosa... —rió Jackson, autosuficiente— nunca pierdo una apuesta —dijo entrecerrando los ojos.



Isaac titubeó ante esa mirada, pues... era Jackson, primero debían aclarar los tantos.



—¿Qué sucede si pierdo?

—¿Qué? ¿Tú lo propones y ahora tienes miedo?

—Si tú pierdes —sentenció el ruloso ignorando la burla— serás mi sirviente por un día entero.

—Y si tú pierdes, serás mi jodido esclavo por un día entero.

—Chicos... hay una vida en juego —se indignó Scott— Tenemos que hacer algo —Pero los dos "jugadores" no le prestaron atención.



En ese último tiempo Jackson y él pulían sus diferencias mediante apuestas, mediante cualquier tipo de apuesta, por más tonta que fuera; desde sí la cena saldría salada o a punto, si ese día llovería o haría sol, si haría calor o frío, si su equipo de fútbol ganaría —hasta por cuántos goles—, y quien lograba levantarse más temprano, más tarde. En fin, así pasaban los días, entre apuestas, y aunque en un principio todos se divertían con esta nueva modalidad de guerra, ya comenzaban a hartar. Algo era cierto, Jackson nunca perdía y eso el ruloso lo sabía bien ¡y le daba tanto coraje no ganar!



El ruido metálico de una llave en la puerta consiguió distraer a los concursantes, incluido el pálido Scott sentado entre medio de los dos. Lydia entró a la mansión tarareando una estúpida canción con la cartera rosa en el brazo izquierdo. Como resorte los tres se pusieron de pie y Lydia paró en seco su tarareo para prestar atención, con un rostro por de más serio. ¿Qué había pasado?



—Lydia, Liam lo hizo sin querer —aseguró Isaac.

—¿Puedes creerlo? —se apuró quién estaba a su lado— El pequeñajo ese otra vez reseteó la máquina. Es un asesino cibernético.

—Lydia... —se animó a murmurar Scott.



El rostro de ella lo dijo todo, dejó la cartera sobre el sillón y subió las escaleras con rapidez en dirección a su cuarto, siendo seguida por los tres que no dejaban de hablarle al respecto.



—Mátalo Lydia, o lo volverá a hacer —aconsejó Jackson, con seriedad.

—Lydia, sabes que Liam es atolondrado —lo excusó el ruloso—; no lo hizo a propósito.



Ignorando a ambos, Lydia ingresó a su cuarto y prendió la PC, fueron unos segundos en donde descubrió la cruda realidad: ¡NO TENíA INTERNET! No podría entrar a los foros de Yaoi, ni buscar fics, ¡y encima había perdido uno que llevaba como cincuenta páginas! Había pasado noches desvelándose para terminarlo.



—¿Dónde está? —preguntó la pelirroja con una mirada aterradora.

—Lydia —titubeó Scott.

—¿Cuántas veces van ya? —preguntó Jackson con una sonrisa— Es esta la tercera vez... en el mes.

—Fue sin querer —agregó el ruloso.

—Está escondido en un cuarto, pero —respondió Scott, sin embargo Lydia no se quedó a escucharlo, fue directo al cuarto donde suponía que estaría y abrió la puerta con furia.



Lo que siguió fue algo que jamás habían visto, nunca Lydia dio tanto pavor como ese día, tan sumisa, tan dependiente de ellos, nunca creerían que alguien fuese capaz de hacerle suplicar a Liam por su vida. Llorando como un niño, tirado en la alfombra del cuarto y con las piernas encogidas, suplicando piedad a Lydia, parecía muy traumado.



El huracán Martins, mejor dicho Lydia, pasó dando lugar a la sonrisa de auto satisfacción de Jackson, sonrisa que a Isaac le dio tanto asco que se la hubiera borrado a golpes. ¿Qué más daba? Aunque no soportaba las peticiones de Jackson, el ruloso era un hombre de palabra, aun así.



—Medio día, a partir de mañana...

—No, rulos —rió Jackson— veinticuatro horas. Sin tregua.

—Vamos serpientucha, nuestras apuestas son solamente de dinero, un día es demasiado. Además...

—¿Me tienes miedo, rulos? —se burló.

—Trato hecho —aceptó ofendido y con el orgullo quebrado, vería ese piojo resucitado lo que era capaz de soportar.



Al otro día, Isaac despertó sintiéndose fatal y a merced de una serpientucha abusiva. Se levantó, fue al baño para darse una ducha y bajó a la sala para desayunar, encontrándose con esa sonrisa que comenzaba a odiar con toda su alma.



—Hola, esclavo. ¿Cómo ha dormido? —se burló Jackson dejando escapar una risa macabra.

—¿Qué te importa? —respondió secamente, aceptando con gusto la taza de té y las tostadas que la empleada servicialmente le había alcanzado.

—No... —censuró Jackson con un dedo —¿Qué le importa, amo? Debes decir —corrigió volviendo a reír.

—¿Dónde están todos?

—Eso no es de tu incumbencia —respondió cortante—, el esclavo no hace preguntas. Alcánzame el diario.

—Búscalo tú —se indignó el ruloso, el periódico estaba justo al lado de Jackson—, ¿eres cómodo?

—No desoigas el pedido de tu amo. Alcánzame el diario, ahora —exigió Jackson con una mirada decisiva—. Un hombre debe cumplir con su palabra... —Comprendiendo el juego y cuál era su lugar, se puso de pie, dio la vuelta a la mesa y situándose al lado de su pseudo amigo le cedió el periódico con algo de brusquedad—. Muy bien esclavo, puede seguir desayunando...



Y eso era solo el comienzo, lo supo. Suspiró rendido y volvió a su lugar dispuesto a terminar su desayuno, pero no contento con eso, Jackson volvió a la carga pidiéndole azúcar. ¡Era el colmo!. Así pasó la mañana, entre pedido y pedido, algunos realmente estúpidos, como que encendiera la televisión cuando Jackson podía hacerlo tranquilamente con el control remoto en la mano.



—Arregla el cable, rulos —exigió de nuevo. Isaac tomó aire y se situó detrás del televisor para intentar poner la ficha gastada en su lugar— Ahí, quédate ahí —pidió acomodándose mejor en el sillón.



Isaac pudo escuchar al comentarista relatando un partido de ¡¿voleibol?!



—Ya Jackson —se cansó Isaac, soltando el cable— La ficha se sale sola...

—Pues quédate parado sosteniendo la misma —dijo con tono de obviedad.

—No me quedaré.

—Esclavo... —canturreó Jackson con una mirada seria, de reproche.



Por su salud mental, el ruloso soltó la ficha, fue en busca de una caja de herramientas y comenzó a reparar esa ficha. ¡No se quedaría toda la tarde sosteniéndola! Era absurdo. Sin embargo no estaba teniendo éxito, pues poco y nada sabía de reparaciones en general.



—Ya, rulos, lo estás haciendo mal...

—¡Hazlo tú entonces!

—Ya... —Jackson apartó a su amigo de un empujón y ocupó su lugar— Lo haré yo, tú ve en busca de mi cerveza... Qué esclavo más inútil tengo.



Isaac, sumiso, fue a la cocina y de la nevera extrajo una lata de cerveza, comenzó a caminar hasta la puerta, pero se paró en seco. Una idea perversa invadió su mente, y con una sonrisa diabólica comenzó a agitar la lata con toda su energía.



—¡Ya, ruloso pecho frío! —gritó el otro desde la sala— ¡Mi puta cerveza!



Aguantando la risa, el aludido dejó de agitar la misma y fue hasta la sala donde el televisor volvía a dar las imágenes nítidas. Sí, el único en la casa que sabía de reparar elementos en general, era Jackson: "¡Son todos unos inútiles!" solía gritarles.



—Aquí tienes, Jackson —cedió Isaac con dudosa amabilidad.



Demasiada hospitalidad por parte del ruloso.



—Ábrela tú...

—¿Eh?

—¡Eres mi maldito esclavo, así que ábrela tú!

—Sí, no vaya a ser cosa que se te quiebre una uña... ¿No quieres que te la de en la boca también?

—¡Ábrela!



Sin más, tuvo que abrirla. Apartó un poco la lata para no empaparse en cerveza, pero fue tanto lo que la había batido que explotó, mojandolo todo.



—Idiota —se rió al ver a su amigo empapado en cerveza—. Mira el lío que has hecho.

—Más idiota serás tú —susurró secándose el rostro con una mano.

—Límpialo. Y de paso tráeme otra cerveza. ¡Sin batir!



Harto del juego y deseando que ya fueran las doce de la noche, Isaac fue hasta el lavadero, buscó un trapo y un balde cargado de agua y regresó a la sala, donde Jackson se encontraba sentado muy cómodo viendo televisión.



—¿Y mí condenada cerveza?



Isaac dejó caer las cosas, el balde tambaleó en el suelo, y asesinando con la mirada a su amo, fue en busca de su puta cerveza a la que se la dio con profundo asco.



—Aquí tienes —sentenció entre dientes.

—Bien —Jackson bebió un trago—. Limpia —demandó bebiendo otro trago.



Con un suspiro el ruloso empapó el trapo y con un pie comenzó a pasarlo por todo el suelo, hasta que recibió el reproche de su compañero.



—Así no. Agáchate. Como cenicienta—. Indignado, el ruloso obedeció. ¿¡Porque estaba haciendo eso!? Dejándose humillar de esa forma, quizás porque en el fondo le gustaba. De alguna retorcida manera, le gustaba ser tratado así; además, la venganza que estaba ideando seria simplemente maravillosa y sublime en comparación con el trato de su compañero—. Así tampoco... —Sonrió Jackson bebiendo otro trago— Te quiero en cuatro...

—¿Eh? —se desconcertó Isaac.

—Te quiero de rodillas, pero ponte al revés.



Demonios, lo único que le faltaba. De nuevo Isaac obedeció, poniéndose con las rodillas en el suelo, le dio la espalda a su amigo quien así tenía así una perfecta visión de su trasero.



—Oh, sí, rulos. Así te quería ver... —dijo con voz ronca—. Así te quería tener, de rodillas.

—¡Ya basta! —Se exaltó.



Se puso de pie furioso, tomó las cosas y desapareció por la puerta de la cocina dejando a Jackson riéndose solo en la sala. ¡Mendigo idiota! Ya vería, algún día le tocaría perder y lo conocería



¡Maldita serpiente abusiva y sexópata!.






No había subió un Jisaac narrado y me lo habían pedido mucho, aquí lo tienen:D, quieren una segunda parte?

Nos vemos:D


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