Después AU

4.1K 273 27
                                    

Liam POV

Después de tantos combates por fin todo está en paz. No voy a negar lo mucho que deseaba que llegara un momento así, sin embargo, hay algo dentro de mí que lo echa de menos. O tal vez no sea eso lo que añoro, sino a esa figura imponente que se había ido lejos de nosotros después de lo ocurrido con los Dread doctors. Sí, tal vez sea eso lo que realmente echo de menos. Ver a Scott. Ni siquiera se ha molestado en llamarnos. Nunca está y nadie sabe qué hace, ni siquiera Kira. Por eso me sorprendo cuando por la puerta de la escuela intuyo una figura que me resulta conocida, lo que me confirma al ver a Kira correr a abrazar a Scott.

Y no puedo evitar que una sonrisa estúpida se quede reflejada en mi cara. Seguro que te has dado cuenta, no se te escapa una. Y así me paso toda la comida, aunque no me haya atrevido a hacer otra cosa que lanzarte miradas furtivas, sin cruzar una sola palabra, mientras explicas brevemente lo que has estado haciendo.

Y todavía sigo sonriendo cuando me voy rumbo a mi salón, sin darme cuenta de que me sigues hasta que me hablas.

―Liam, espera.

Me giro, un tanto intrigado de que vengas a buscarme, aunque no imagino lo que puedes querer de mí.

―Tengo entradas para el cine, ¿te apetece venir?

Ahora sí que si me pinchan no sangro. ¿Me acabas de invitar a que vaya al cine contigo? ¿Es el Día de los Inocentes y no me he enterado? Porque me parece increíble que me lo pidas precisamente a mí, si nunca creí que me perdonarías después de lo ocurrido.

―¿A-al cine? ―pregunto todavía en estado de shock.

―Sí ―respondes haciendo gala de tu seguridad, mientras me enseñas las entradas, justo para la peli que quería ir a ver.

―¿Seguro que quieres ir conmigo y no con Kira? ―pregunto un poco desconfiado, no sea que todo vaya a resultar una broma.

―Si quisiera ir con ella se lo habría pedido, ¿no crees?

―S-supongo.

¡Ay, madre! Que sí va a resultar que quieres ir conmigo, aunque no sepa encontrar la razón de que hayas decidido invitarme, y es que prefiero no hacerme ilusiones a arriesgarme a terminar con el corazón roto y enterrado.

―Entonces qué, ¿vienes o no? Empieza en una hora.

―Claro.

No hace falta que lo repitas de nuevo, no me importa tener que recibir tus burlas si puedo pasar contigo un poco más de tiempo. Recojo mi sudadera y te sigo a la calle, camino del centro comercial en el que están los cines.

Nos sentamos con nuestros refrescos y mis palomitas. Y sigo alucinado, porque has conseguido los mejores asientos de la sala. Coges un puñado de palomitas y las tomas tranquilamente, sin darte cuenta de lo nervioso que estoy.

―¿Quién es ese tipo? ―me susurras mientras en la pantalla se produce un no muy emotivo reencuentro familiar.

―El padre de la chica ―explico―, lo dieron por muerto en la primera peli, pero no se llevaban bien.

―Ah, vale.

Y sigues mirando la escena, mientras yo te observo de reojo. ¿De verdad has comprado entradas para la tercera parte de una saga que no has visto? ¿Sólo por mí? No, claro, qué cosas digo, te habrán tocado de premio en algún sitio, y como a ella esta no le gusta... Sí, seguro que ha sido eso. Aunque no me atrevo a mirar cuando siento que tu brazo se apoya en el respaldo de mi asiento y finges que resbala hasta mis hombros. Y yo sólo aprieto con fuerza mi vaso, mientras noto como me sonrojo, sin atreverme a mover un solo músculo en lo que queda de peli.

―¿Te apetece tomar un helado? ―preguntas mientras salimos del local.

¿Un helado? ¿Tú y yo? ¿Después del cine? No puedo creer que te empeñes en tratarme como a tu cita, tú que siempre pareces tan distante de todos desde esa noche.

―Creo que comí demasiadas palomitas ―respondo, aunque no es cierto, pero me asusta un poco que en cualquier momento digas que todo ha sido una broma pesada. Claro que, ¿es cosa mía o pareces decepcionado? ―Tal vez uno pequeño.

Eso parece animarte de nuevo, y me arrastras hasta la primera heladería que nos sale al paso, como si temieras que me fuera a arrepentir en cualquier momento. Llamas al camarero y pides dos helados, los más grandes que hay en la carta, de chocolate y nata, con virutas de chocolate por encima.

―¿Por qué haces esto? ―te pregunto con un poco de timidez. Al fin y al cabo, es como un sueño del que no quiero despertar.

Te encoges de hombros mientras atacas tu helado sin dejar de mirarme con esos ojos marrones que son mi perdición.

―¿Y por qué no? Yo quiero, tú quieres, ¿qué más da?

Ese es un razonamiento que no consigo seguir, porque no me has respondido, pero da igual, tal vez sea mejor disfrutar del momento sin darle más vueltas.

―¿No querías venir? ―me preguntas con la cuchara parada en el aire, y creo volver a notar tristeza en tu voz.

―Sí, claro que quería, es sólo que... que... bueno, que no esperaba que me invitaras.

―¿De verdad crees que soy tan frió?

―No, es eso,es solo que no creí que fueras a perdonarme ―susurro con las mejillas ardiendo y la vista fija en las últimas cucharadas de nata que quedan en mi copa.

―Eres un pequeño cachorro ―te oigo decir, y levanto la cabeza para encontrarte muy cerca de mí, y tus labios se cierran en los míos tan sólo un instante, antes de que te separes con una sonrisa―. Mi pequeño cachorro.

¿Nos vamos?― veo como te levantas de tu asiento

Me levanto para seguirte, y me tomas de la mano, como si fuera lo más natural del mundo.

―Scott... ―me miras interrogante, sin decir una palabra―. ¿A qué viene todo esto?

―¿Todavía insistes con eso? ¿Es que no entiendes que si eh vuelvo es por ti?

―¿P-Por mí? ―susurro sorprendido de que digas algo así, dispuesto a encajar el golpe de que te rías de mí, pero me acaricias la mejilla, sonriendo como nunca te he visto hacer.

―¿Acaso preferirías que no lo hiciera?

De eso nada, si pudiera te ataba a la cama para que no te marcharas de nuevo. Niego con la cabeza y me acercas más a ti, sin dejar de sonreír.

―Entonces deja de quejarte ―dices antes de volver a besarme, esta vez con pasión, introduciendo tu lengua en mi boca sin ningún pudor, hasta que siento que algo presiona contra mi pantalón, y me separo completamente sonrojado.

―¡Scott!

―¿Qué? ¿A ti no te pasa?

―P-Pero...

―Pero nada, ¿no quieres echarme una mano? ―preguntas medio en broma medio seductor.

―¿Sólo quieres una? ―pregunto en el mismo tono, después de todo, hace mucho que espero oírte algo así.

―Esa es la idea ―susurras antes de volver a besarme, aunque estoy deseando comenzarlo.

―¿Nos vamos ya?

Pregunto antes de coger tu mano y arrastrarte camino de tu habitación, donde me desnudas sin piedad, atacándome con besos y caricias sin darme un momento de descanso, mientras repito entrecortadamente tu nombre. Y eso parece darte alas, porque a cada gemido buscas que aumenten de volumen, besándome, invadiéndome, dándome más placer del que creí que alguna vez podría sentir a tu lado.

―Scott... ―te llamo, aunque estás a punto de quedarte dormido, y abres los ojos para ver qué quiero―. ¿Volverás a irte?

―No sin ti ―me abrazo a ti y cierro los ojos, mientras acomodas las sábanas y respondes a mi abrazo―. Dulces sueños.


Not Another Teen Wolf WhatsApp #Wattys2016Where stories live. Discover now