- ya que supiste quién era el fantasma, arréglate - lo miré.

-no quiero ir a ningun lado - murmuré.

- ¿Quieres que te quite la ropa a la fuerza? - preguntó.

Yo solo lo miré, deslicé la bata por mi cabeza y quedé en sostén y bragas en frente de el.

- ya no hace falta - murmuré alzando una ceja.

Sentía como miraba mi cuerpo. Si soy loca.

Lo estoy seduciendo de nuevo aunque  no fue la intención principal, se me olvidaba que era un hombre que al parecer se excita de nada.

Será mejor ponerme la bata antes de que las cosas suban de tono. Me levanté del piso y caminé hacia el baño, lo agarré del brazo y lo halé hacia fuera, después entré al baño sola.

Me dí una larga ducha relajante y salí con una toalla en la cabeza y otra rodando mi cuerpo. Vi un vestido encima de mi cama, sonreí.

La puerta se abrió dejando a mi madre a la vista, me sonrió al verme

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La puerta se abrió dejando a mi madre a la vista, me sonrió al verme. Sus ojos brillaron.

- oh Cheryl, que hermosa estás - me sonrió.

Yo le sonreí, caminó hacia mí y puso sus manos en mis hombros.

- toma asiento, te peinaré - sonreí sin mostrar los dientes, obedecí.

Ella empezó a peinarme y luego hizo un moño bajo un poco desordenado.

- una mujer nunca debe salir sin arreglarse, pero nunca debes parecer que lo intentas demasiado. Lo primero es la naturalidad, y que mejor verse natural con maquillaje puesto. Sal vestida a la calle como si fueras a encontrarte a tu peor enemiga, pero más que nada, vístete a tu gusto y con lo que te sientas bien.

Me pidió que mirara hacia su dirección, obedecí y ella aplicó varias cosas que había visto en uno de los estantes de Laura, era maquillaje. Me aplicó labial marrón rojizo en los labios y rimel, delineó mis ojos.

Nunca había usado maquillaje, era mi primera vez. Y que mejor que la primera vez sea tu madre, enseñandote.

Volteó mi silla hacia el espejo, dándome una visión de mí misma.

Abrí los labios dejando salir un suspiro, estoy hermosa. Me encanta.

Caminó hacia los tacones y los recogió, se agachó y me los puso. Extendió su mano y yo la cogí.

- en mi cuarto hay un espejo de cuerpo completo, así te puedes ver, mejor, sígueme - la miré y luego la seguí.

Increíblemente logré caminar bien con los tacones altos, al principio tambaleaba pero luego encontré el truco.

Entré a la habitación que mi madre comparte con Ben.

Me miré al gran espejo encontrándome radiante, parecía una mujer, mis curvas se resaltaban. El vestido llegaba a medio muslo, pero no se veía vulgar ni nada por el estilo. Mi mamá se puso detrás de mí.

- ya eres toda una mujer - murmuró.

Me sonreí en el espejo.

- una última cosa que se te vería excelente - rebuscó entre las gavetas y sacó unos aretes hermosos

- ¿En serio? - pregunté emocionada, ella caminó hacia mi y me los entregó.

- a veces hay que jugar con el look - me los entregó - pruebatelos - sin rodeos me los puse, notando en el espejo que me favorecía.

Me volteé y le regalé un abrazo a mi madre.

Decidí bajar, eran las dos de la tarde, ya era un poco tarde, pero en fin. Caminé con control y bajé las escaleras un poco nerviosa ya que tenía miedo de rodar escaleras abajo.

Erick estaba sentado pensativo en uno de los grandes muebles de la gran sala, pero al oír los tacones miró hacia la escalera.

Abrió sus ojos y se le escapó un jadeo.

Se levantó del mueble, mirándome embobado.

Tendió su mano al verme al pie de la escalera y yo gustosa de no partirme la madre, la acepté. Sofía entró de uno de los pasillos a la sala, distraída, hasta que se topó con semejante escena. Me miró con sorpresa, pero luego me fulminó con su mirada.

- te ves hermosa - murmuro Erick, mirándome de arriba a abajo.

- siempre - contesté con una sonrisa.

- después de usted - espetó.

- una excusa para mirarme el culo - alcé una ceja sonriente.

Él sonrió de lado.

- es ser caballero - contestó.

- como sea, larguemonos - demandé, no chistó.

Caminamos hacia la puerta y nos montamos en un lujoso auto. Crucé mis piernas y él puso su mano en mi rodilla.

La miré incómoda, empujé su mano, él solo me miró pero no dijo nada.

- te tengo una sorpresa - habló, lo miré.

- ¿Cuántas sorpresas hay Erick? - pregunté rodando los ojos.

- amo para ti, Cher - demandó. Lo miré indignada.

-no te diré así, ni que estemos en la maldita época colonial - gruñí.

- es tu obligación - musitó.

- ya me aburrí, quiero volver a mi habitación - crucé mis brazos.

- inmadura - lo miré, pero no le contesté. Idiota.

Inmaduro su culo.

Estaba molesta. Estúpido idiota, lo odio.

Iba a tirarme a la calle, pero no lo hice porqué el auto se aparcó en una casa muy elegante. Abrí mis ojos, admirando, es igual de hermosa que la casa de Erick.

Erick se bajó del auto a velocidad vampiro y me abrió la puerta, me tendió su mano, yo la mire aburrida y sin su ayuda salí del auto. Me miró pero no dijo nada.

Contemplé la casa, subí las escaleras admirando todo, llegué a la puerta. Erick me seguía así que entré a la casa sin meditar.

- ¡Cher! - gritaron.

Volteé mi cara pero alguien me abrazó, logré divisar pelo castaño. Se separó un poco de mi y ahí aproveché para ver quién era.

Laura.

Me abrazó de nuevo, felíz. Pero ví a alguien que no pensaba que vería nunca, a Mike.

Donante Personal  (EDITANDO)Where stories live. Discover now