8: -"Escape"

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Editado.


Después de tener ese incómodo momento en el que no besé a Erick, tuve que evitarlo al 100 por ciento. Me miraba de esa manera que me incomodaba demasiado y yo solo quería buscar esas armas para en la noche, poder realizar mi plan como manda la ley.

Tengo indicios de delincuente y así fue como logré abrir la puerta asegurada del salón de los guardianes de todas las puertas del instituto.

Me imaginé que lo cerraban por evitar que otro estudiante pueda entrar y apoderarse de las armas. UPS, yo ya lo hice.

La puerta se abrió lentamente haciendo un chirrido molesto, me levanté y entré lentamente a la habitación oscura, desplacé mi mano buscando el interruptor de la luz encontrandolo al instante. Una pequeña luz de una bombilla que colgaba del techo se encendió en seguida, cerré la puerta detrás de mi y caminé lentamente observando todo.

Si hubiera una metralleta fuera lo máximo.

Y como si Dios hubiera escuchado eso, la encontré en una de las esquinas con dos cajas de balas que supuse que eran las del arma. Sin dudarlo mucho cogí dos cajas de aquello, eran un poco pesadas, pero podía llevarlas hasta mi habitación.

Abrí la puerta y luego la cerré rápidamente con seguro, corrí por los pasillos despacio y agradezco en Dios que aún no hayan tocado el timbre.

Entré a mi habitación y estaba vacía como era de esperarse. Laura siempre iba a sus clases, nunca faltaba. Incluso si yo voy a una me muero de aburrimiento crónico.

No necesito clases, soy lista, solo que un poco ignorante a veces si a ver vamos.

La escondí debajo de mi cama y luego salí de nuevo de mi habitación, cerrándola con seguro. Ahora las sogas, bajé las escaleras rápidamente buscando la sala de deportes y al segundo pasillo la encontré, no había nadie gracias al cielo.

Suspiro y busqué la soga más larga y gruesa que había. La puse en forma de cartera sobre mi hombro y subí sin ni siquiera importarme los botas altas.

Corrí con sigilo por el pasillo y después de ver a todos los lados, entré a mi habitación que estaba sorpresivamente abierta. Todas mis dudas se aclararon cuando ví a Evan Fotsis de Grecia, acariciar la metralleta.

El aire me faltó por un segundo e imaginé lo peor, pero luego me repuse sabiendo que no podía hacer más nada, y no había más nadie en la habitación. Él me miró burlón y luego miró a la metralleta.

- ¿Qué piensas hacer con ella? - preguntó poniéndola sobre su regazo.

No respondí, solo quité las sogas de mi hombro y la puse en el piso, caminé hacia él y le arrebato el arma. Él me miró con esos ojos azules matadores.

- ¿No me dirás? - preguntó "herido".

- no te incumbe, y por favor sal de mi maldita habitación - gruño.

Él sonrió malicioso y negó, pasando su mano por su mentón y luego de repente yo estaba acorralada en la puerta contra su cuerpo.

- detesto que me den ordenes - murmuró cerca de mi oído.

Esto me impulsó a querer dispararle, pero aún no estaba lista el arma.

- pero me iré - lo miré.

Al parecer este no da tanto problema como la estúpida vampiro que casi me ahorca.

- pero con una condición - pausó - ¿Qué harás con ella? - me preguntó.

Se apegó más a mi, yo solo observé sus movimientos totalmente planeados. Al parecer este es el arma que él usa para seducir, además que no está feo el tipo. Yo me moví hacia él sorprendiendolo y junté nuestros cuerpos rozando narices.

Donante Personal  (EDITANDO)Where stories live. Discover now