Experimento 366

C25: Reunión del laboratorio.

En el laboratorio de Florida, una reunión se llevaba a cabo. Era necesario tomar varias decisiones. Los científicos se ubicaban en torno a la mesa del gran establecimiento. También estaba allí el jefe del laboratorio y otros representantes importantes del mismo. Al empezar la sesión, se revisó la lista de actividades. Había sido una semana exitosa, muchas investigaciones habían culminado, pero algunas problemáticas todavía seguían inconclusas.

—El problema que encabeza nuestra lista es la desaparición del Experimento 366 —aclaró el jefe del lugar, mejor conocido como el Señor Hammill. Enseguida, presionó el botón de encendido de la pantalla que se encontraba en frente de ellos. Buscó en el sistema el nombre del Experimento y lo seleccionó con el control. Era una ficha de Derek con sus datos.

—Es el primero que se escapa —se escuchó la voz de uno de los involucrados en su creación, suspiró y continuó hablando—. Ahora podría estar en cualquier parte, incluso fuera de la ciudad o del país.

—No entiendo porqué no plantearon este tema antes —expresó el Señor Hammill con desaprobación.

—Señor, debíamos seguir con los otros proyectos —se excusó otro científico.

El Señor Hammill suspiró con pesadez y apoyó la espalda en el respaldar de su silla negra.

— ¡Lo importante es encontrarlo! —exclamó el supervisor.

—No hay información de él —comentó Hamill mirando a los locos de bata blanca.

—Podemos obtenerla —opinó el supervisor.

En la sala se cuestionaba de qué manera era probable resolver el caso.

—Se puede preguntar por la ciudad quién lo ha visto —propuso Joe, un hombre rubio y de tez morena que a menudo era callado.

A ninguno de los presentes le agradó dicha idea, eso tomaría mucho tiempo y sería en vano.

Continuaron evaluando opciones hasta que consiguieron una razonable: llamar a la comisaría y a la alcaldía para pedir reportajes del ciudadano. Sería un proceso sencillo ya que antes habían tenido contacto con dichos cuerpos.

El jefe del laboratorio saludó al representante de la comisaría y procedió a sacar lo que deseaba.

— ¿Tiene antecedentes o historial de Derek Hinault Marshall? —preguntó.

El señor Dylan Briand afirmó que ya había escuchado ese nombre antes. Se levantó de su asiento sin colgar la llamada y husmeó entre las carpetas del archivero. Al encontrarla, se acordó de la cara del joven.

—Estuvo preso aquí. ¿Para qué necesitan saber de él?

—Hizo una importante entrevista de trabajo y luego no se presentó —mintió, no tenía porqué contarle la verdad—. ¿Por qué estuvo en la cárcel?

—Robo de propiedad, se metió de intruso a un apartamento —el sujeto reveló lo sucedido—. Ha escapado con su compañero de celda.

— ¿Tienen su paradero?

— No —frunció el ceño. No quería responder más preguntas, sospechaba que había algo con Derek, algo más que la excusa de la entrevista.

—Gracias por tu colaboración —se despidió Hammill y colgó.

Los presentes lo miraban a la espera de las noticias.

—Estuvo encarcelado por un robo de propiedad...—empezó a hablar, pero alguien sentado al fondo de la sala, fue capaz de interrumpirlo.