C14: Llamada urgente.

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Derek la miró con el ceño fruncido, caminó hasta la puerta y salió dando un portazo. Había dado unos cinco pasos por el pasillo cuando escuchó un grito.


Se dirigió a la sala sin importa si Lizbeth tenía un ataque de dolor por su culpa. La familia estaba allí, al verlo, Alice y el señor Montblack se fueron a ver a Lizbeth al instante. Derek se quedó en la sala de estar y se sentó en un sillón recibiendo el ceño fruncido y las miradas de desprecio de los presentes.


—Por Dios, Lizbeth —el señor Montblack observó el brazo herido de su hija.


—Me arde —chilló ella.


— ¿Dónde está el botiquín? —preguntó el señor Montblack.


Alice se levantó y buscó el botiquín de primeros auxilios. El señor Montblack llevó a Lizbeth al baño para poder echar agua en su brazo y así disminuir su dolor.


— ¡Arde! —gritó ella y el señor Montblack al instante cerró el agua.


— ¿Mejor?


Lizbeth asintió y regresaron a la habitación.


—Loek nos comentó algo de lo que sucedió, pero necesito saber que ocurrió exactamente —le pidió el señor Montblack a su hija.


—Luego de subir, Derek quiso ayudarme, pero yo me negué ya que él es torpe y sabía que me haría daño. Se volvió loco, me gritó y me tiró la botella de agua oxigenada —explicó Lizbeth susurrando, tal vez, a causa del dolor.


— ¡Descarado! ¿¡Ese niño es psicópata?! Siempre está haciéndote daño —se notaba enojado y tenía razones claras para estarlo.


Lizbeth no dijo nada. Alice se encargó de su brazo colocándole una gasa y acto seguido, los tres se dirigieron a la sala de estar.


—Nos marchamos  —anunció el señor Montblack observando a Derek, quien se levantó a escucharlo.


— ¿No se quedarán a cenar? —preguntó Helena, la hermana de Alice.


—No, gracias —tras decir esto el señor Montblack salió de la casa, agarrando la mano de Lizbeth para que ésta pudiera salir con más seguridad.


Alice se despidió, al igual que Derek, pero con la diferencia de que éste no recibió respuestas.


El camino de regreso a casa fue demasiado silencioso, nadie hablaba y el radio se encontraba apagado. Derek ya se había tranquilizado, pero Lizbeth ni lo tocaba y no le extrañaría si tampoco le dirigía la palabra. Su torpeza no tenía control ni límites.


Cuando llegaron, cada uno se encerró en su habitación. Derek cerró la puerta y caminó hasta el escritorio para agarrar el control de la TV, cuando vio el formulario que debía llenar para obtener el trabajo en McDonalds. Agarró un bolígrafo azul y se sentó a escribir los datos requeridos.

Experimento 366Donde viven las historias. Descúbrelo ahora