Capítulo VII.

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3 de febrero

Hola, querido diario.

Esta semana estuvo loquísima. De verdad fue una de las mejores en vida, hubo tantas cosas que me cambiaron la vida que... ay, me siento bien.

Para empezar he vuelto loco a la mayoría del equipo de football. Siempre que me ven pasar alrededor de los campos, se alborotan como una manada de lobos y corren detrás de mí. Eso me pone a veces un poco nervioso porque todos son grandes y fuertes, pero a la vez me excita un poco. Soy una loca, lo sé. Además siempre trato de ir lo más provocativamente, eso les encanta. Una vez tenía ganas de nadar en la piscina de la escuela porque es más larga que la que tengo en casa, así que me puse un speedo rojo y caminé alrededor de los campos (Aunque es trayecto es más largo) sólo para excitar a los chicos.

-Que chico tan pequeño eres -me dijo uno que no tenía más de quince años, pero que era mucho más grande que yo-, ¿quieres que te lleve a la piscina para que no te pierdas?

-Mira esas nalgas -dijo otro-, como quisiera tenerte para mí solo, te destrozaría hasta que no pudieras caminar, nena.

-Soy chico -le dije guiñando el ojo y seguí adelante-, pero eso suena muy tentador.

-Se ve que estás loco por semen, se te ve en los ojos.

-Quizás hay algo de eso -yo caminaba lentamente, bamboleando mis caderas un poco más de lo necesario. Del cuello aun colgaba mi collar de mariposa. Mi cabello no dejaba de crecer y para evitar que me cayera en la cara lo tenía amarrado un chongo sobre la cabeza.

Ellos rieron y me nalguearon, yo me encogí por la sorpresa y seguí caminando.

-Sabía que eras una mariposa desde que jugabas football. Se te veía en los ojos. Te veías afeminado.

-Pues... me gusta ser afeminado, así chicos como tú pueden cuidarme -le dije y me sonroje.

Quería ver hasta donde llegaba con estos dos chicos. No estaban nada mal. El que no dejaba de molestarme tenía unos profundos ojos azules y el cabello negro azabache peinado en pico hacia el frente. Sus amigo era más alto que él y la pintura negra de las mejillas comenzaba a caerse por su sudor, tenía una sonrisa hermosa, impecable y no dejaba de soltar pequeñas risitas a cada cosa que decía su amigo.

Yo sabía que quería complacerlos a ambos.

-Eres un marica, eso es lo que eres -continúo el chico de los ojos azules-, pero por lo menos lo aceptas de una vez y no ocupas el lugar de otro chico en el equipo.

-Te ves mejor de porrista, sinceramente. Ese cuerpo tan delicado no merece ser golpeado por otros chicos, o por lo menos, no fuera de la cama -dijo por su amigo. Me le quedé viendo y él me atravesó con la mirada. Se acercó a mí y me sujeto de los brazos. Sentí su aliento en mi oído-, los leotardos que usas, tu cuerpo de chica, tu manera de actuar, tu forma tan puta de ser me está volviendo loco. Cada vez que te veo caminando quiero abalanzarme sobre ti y hacerte mío.

-Eh, ¿qué tanto le dices a la zorrita?

-Lo mucho que quiero hacerla mía.

-Pues con gusto sería de ustedes dos, chicos -contesté-. Siempre he querido complacer a dos chicos tan grandes como ustedes.

-Já, lo sabía -dijo el de los ojos azules-, eres una perra.

-Sólo con chicos como ustedes que saben excitar a alguien como yo -me acerqué y deslicé mi dedo sobre su bulto, el cual se irguió bajo las fundas.

-Vaya, de verdad sabes hacer esto -me susurro antes de tomarme de un hombro y separarme-, pero no soy un marica como tú.

-Espera, Kai -intervino el chico que me había sujetado de los hombros-, piénsalo. No es gay si es un afeminado como él. Además, ¿Cuánto tiempo llevas sin que tu novia te la chupe? ¿Un mes, dos?

Diario de un femboy.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz