Capítulo II.

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*El vocabulario comenzará a hacerse mucho más explicito. Se recomieda discreción.

Lo primero que hizo Alexis después de escribir en su diario fue tomar un baño de burbujas. Se quedó largo rato dentro del agua tibia contemplano la espuma a su alrededor mientras una agradable calma lo invadía. Se rasuró el casi imperceptible vello que crecía en sus piernas con un rastrillo y sintió como su piel se sentía mas sauve. Le gustaba mirarse las piernas mientras el resto de su cuerpo se ocultaba bajo el agua. Se pasaba un jabón que había traído del campamento sobre su cuerpo, dejandolo oliendo a lavanda y jazmín.

Salío unos largos minutos después. Se fue frente al espejo y se peinó el largo cabello mientras ataba una toalla alrededor de su pecho como le había enseñado Sammy. El cabello le llegaba a la altura de los ojos. Se lo había aclareado durante el campamento y sin duda le daba una apariencia mucho más androgina. Quizás un poco más inclinado a lo femenino que lo andrógino. Era de un estilo parecido al de Chase Ellison.

Salió del baño y regresó a su cuarto. De la maleta sacó una pequeá cajita de la cual extrajó un brillo para uñas transparente. Se lo aplicó primero en la mano izquierda mientras escuchaba en su celular la canción Blank Space de Taylor Swift.

Estaba tan concentrado en que quedaran perfectas sus uñas para luego agregarles un toque de blanco en la punta al estilo francés cuando su hermano entró.

-Alexis, me están prenguntando a mí si quieres un casco Riddell o Schutt, ¿Por qué no mejor contestas... tu... madlito... -se quedó a la mitad de camino entre la puerta y su heramno-, celular?

-Riddell me gusta más -sonrío Alexis sin saber que decir y reganándose por no haber cerrado la puerta con seguro.

-Cabrón, ¡¿Qué estás haciendo?!

-Es... manicure. O sea, es tener clase, Dani. Los hombres elegantes se hacen manicure. ¿No viste "La lista de Schindler"?

-Güey, no eres Schindler -le regañó su hermano privado del enojo.

-Bueno, no. Pero chin... diablos, quiero que se vean bien mis uñas. A las niñas les gusta que los hombres tengamos las uñas lindas, no todas mordidas.

-¿Y entonces para que te pones brillo? ¡Deja de mordértelas y punto!

-Es que... con el brillo... pues es más difícil mordérmelas porque se ponen duras y así recuerdo que no debo hacerlo.

Daniel lo vio durante unos segundos sin saber si creerle. Es decir, era su hermano. Era el chico que lanzaba el balón por aire más allá de cincuenta yardas. Era el que no se dejaba tirar por los alas defensivas en el campo, el que armaba bronca y el que se quitaba el casco para golpear. Era su maldito hermano mayor. ¿Por qué carajos estaba actuando entonces como una chica?

-Bro, no me vayas a salir gay.

-Ay, no. Para nada. Ew, los penes me dan... cosa.

-¡No digas penes! Agh -se pellizcó el puente de la nariz y respiró-. Sólo... trata de actuar como antes, ¿sí? Por mí, hermano.

-Claro, Dani -contestó Alexis brincando de la cama y abrazándolo. Estaba aliviado de que no le empezara a cuestionar cosas.

-Empieza por no abrazarme.

-Es que te quiero.

Dani le golpeó el brazo de nuevo y salió de la habitación. Alexis la cerró detrás de él. Sea lo que fuere que hiciera Sam con él lo había hecho unos centímetos más bajo. Apenas alcanzaba el uno setenta. El hecho de que su hermano menor fuera más grande y más alto que él lo hacía feliz, porque podía abrazarlo mejor.

Diario de un femboy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora