Hey! Tu, perdedor (Kat & Eliot)

Capitulo 9 "Mal momento"

El clima húmedo provocaba que el cabello de la nerviosa pelirroja se pegara a su cuello, la situación era una de las más desesperantes jamás vividas, ¡No solo tenía que hablar con Scott de un tema que seguramente terminaría con su amistad, sino que además tenía que librarse de su insoportable enemigo!

Kat sabía que no era buena idea ir antes a la cabaña de Eliot ni aunque Hayley le hubiera pedido que le entregara la planificación de la semana pero como era de esperar la chica había ido y con ello firmado su propia sentencia.

¿Quién diría que Eliot y sus endemoniados diablillos sabrían de su visita y le organizarían tal ataque? Kat no, y se arrepentía mucho de no haberlo considerado antes.

Ahora con el abrasador calor encerrada en aquel granero repleto de gallinas y cubierta de pies a cabeza con huevos y plumas solo podía pensar una cosa antes que en el chico que probablemente estaría esperándola en la cafetería para conocer su respuesta a una importante pregunta y esa cosa su declarado enemigo.

-¡En cuanto salga de aquí no volverás a ver la luz del día Eliot Carter!- El eco de su voz resonó entre cacareos más no hubo respuesta alguna. La chica resoplo de frustración al momento que se dejaba caer en uno de los nidos, definitivamente fue mala idea olvidarse de que estaba en medio de una confrontación de bromas...

-Oh querida Kat, sé que me amas no necesito tontas amenazadas pero si eso te tiene tranquila, adelante- La luz se filtró por una compuerta mientras la silueta de un chico de cabellos mieles se hacía notoria por los ojos entrecerrados de Kat. Eliot se acomodó estratégicamente entre la puerta y una escalera que daba acceso al campamento y salida a aquel horrible lugar.

-Uno, dos, tres, cuatro, cinco, no lo mates, seis, siete, no puedes ir a la cárcel tan joven, ocho, nueve, recuerda que estas en contra del maltrato animal, diez, once....

-¡Hey! ¿Qué rayos haces?- La pelirroja alzo la vista ante el tono ofendido del chico para segundos después abandonar su sitio en el nido y acercarse con pasos largos hasta donde él se recargaba en la salida.

-Déjame salir de aquí ahora mismo.

-Wow, ¿por qué tanta prisa pequeña Kat?- Instantáneamente la chica rechinó los dientes, Eliot se estaba tomando todo como un juego y ella ya estaba comenzando a perder la paciencia.

-No es que no ame estar encerrada en un gallinero cubierta de sudor, huevos y plumas pero verdaderamente quisiera salir al mundo exterior, digo, si no es mucho pedir- Eliot sonrió al escuchar el claro sarcasmo en la voz de Kat pero aun así se notaba cierta falta de emoción en sus ojos, la chica se dio cuenta pero claramente no comento nada al respecto.

Eliot suspiro ahogando su risa mientras bajaba de las escaleras para acercarse a Kat y remover una de la muchas plumas de su rojizo cabello, ella rodo los ojos con molestia, ¡Se estaba acabando el tiempo, Scott la esperaba!

-Bien, ¿No me amenazaras antes con una gran broma?

-Eliot no tengo tiempo, ¡¿Sabes lo mucho que está en juego en estos momentos?!- Era extraño ver tanta exasperación en la chica pero era de esperarse después de haber pasado hora y media encerrada en ese caluroso y fétido lugar, Eliot estaba admirado de aun no haber sido golpeado o maltratado con insultos de libros viejos de parte de aquella peculiar pelirroja.

-Eh, ¿No?- El castaño rasco su nuca manteniendo una ceja en alto mientras que Kat emitía una clara exclamación de enfado. De haber sido otra la situación Eliot se hubiera reído sin parar del aspecto desalineado de la chica, cabello enmarañado y cubierto de ramas y plumas, vestido con cascaron de huevos y manchas de el mismo pero aun así hasta él sabía que no era el momento.

-¡No entiendes nada nunca! ¡Esto era importante, yo...- Un golpe seco retumbo entre el lugar alborotando a algunas gallinas que inmediatamente comenzaron a cacarear sin parar.

-¿Qué fue eso?- Ambos fruncieron con confusión el ceño antes de notar el problema.

-¿Eliot?

-¿Si?

-¿Trabaste la puerta antes de cerrarla?

-¿Sabes? Ahora entiendo, mi hermano tiene razón ¡Pero qué lindo es el techo!