Capítulo 1

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«Y es que para escribir del amor, necesitas estar enamorado o con el corazón roto y no sé cual de las dos es peor »

-Yo no tuve la culpa. -Es lo primero que dije al levantarme de un salto y percatarme que hice añicos mi despertador. No me culpen, esa cosa alteraba mis sueños y eso no es algo que mi mente quisiera.

-¡Natalie, volviste a hacer pedazos el despertador! -Gritó mi madre fingiendo estar molesta dirigiéndose hacia mi cama.

-Lo siento, Elizabeth -Articulé en tono burlón sabiendo que odiaba que le llamará por su nombre.

-Me debes respeto, soy tu madre. -Se dirigió a mí con el ceño fruncido y las manos en el aire. Aquella situación me resultaba absurdamente divertida y no esta de más decir que era una costumbre entre ella y yo; es por eso que nos llevábamos tan bien como madre e hija.

-Y yo tu hija -ataqué.

-Esta bien pero, ¿podrías ir a ducharte ya?

-Aún es muy temprano -Me quejé haciendo pucheros. Si algo odiaba era el tener que levantarme temprano, de verdad no entendía como podía haber personas que amaran hacerlo. Sí, entre ellas esta mi progenitora.

-Pero si ya casi es hora de que te vayas, ¡venga vamos arriba, cariño! - Pronunció con suavidad.

-Esta bien -Rodé los ojos divertida y resignada, enseguida mi madre salió dejándome para comenzar a alistarme.

Elizabth Campbell; mi madre, una señora de 43 años pero bastante atractiva, cabellera rubia igual a la mía y unos preciosos ojos azules; mis ojos verdes eran igual a los de mi papá, o eso es lo que decía mi madre; él fue asesinado así casi tres años. Fue un golpe muy duro para toda mi familia, después de ese tiempo seguía sin entender el por qué a él le sucedió aquello. Desde entonces esta gran mujer se hizo cargo de mi hermano Max (El cual estudia en Londres) y mío, es una de las tantas cosas por la cual la admiraba mucho.

Me dí una ducha y observé mi armario, revise que llevar a mi tortura de cinco días y al final opte por un atuendo básico, la verdad es que no tardaba mucho pues tenía muy poca ropa y la mayoría era casi idéntica. Terminé finalizando con un moño despeinado en mi desordenada cabellera rubia.

-Madre, me voy -grité bajando las escaleras rápidamente, cogí una pera y comencé a morderla, quería desayunar pero se me estaba haciendo demasiado tarde y debía estar puntual.

-Si cariño, ve con cuidado. -Fue lo último que alcance a oír antes de salir de casa.

Caminé entre los pasillos del instituto observando las típicas parejas de novios, los grupitos de amigas como todos los días, es algo común como en cualquier otro lado. Yo a pesar de estar a sólo un paso, por así decirlo, de graduarme de este sitio, no había logrado conseguir amigas, me era difícil convivir con la gran mayoría de aquí.

-Pero miren a quien tenemos aquí, Natalie Collins -escuché una voz detrás de mí, no tenía que darme la vuelta para saber de quien se trataba, su voz ya me era demasiado familiar.

-¡Vaya!, me sorprende que te aprendas mi nombre, pensé que tenías retrasos mentales. -Le contesté con sorpresa fingida. Aunque no sé porque lo hacía siquiera, era estúpido pues sé que sólo comenzaría a hablar sin ningún sentido y repitiendo lo mismo como tantas veces.

-Venga Collins, conmigo no tienes porque hacerte la graciosa, sé perfectamente que te mueres por mí. -Y ahí iba de nuevo con sus frases baratas, él me sonrió mostrando su dentadura, no me equivoqué diciendo que volvería con los mismos comentarios de siempre.

-Disfruta esa sonrisa mientras puedes Anderson, no vaya a ser que por alguna extraña razón desaparezca -Advertí con una plácida sonrisa en mi rostro y me alejé desapareciendo de la vista de ese idiota. La verdad no sabía porque me odiaba, desde tiempos inmemorables siempre fue pelea tras pelea y por más que traté de evitarlo me era imposible hasta que terminó sacándome de quicio.

Y si se preguntan quien es él, simple, la respuesta es: Liam Anderson, por desgracia el chico más codiciado de el instituto y que pese a su fama es raro saber que este tipo no era el típico "playboy", tampoco un perfecto cliché, aunque así lo quieran en demasía, no lo es.

Para Siempre #PS1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora