Capítulo Veinticinco

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- Metí la pata hasta el fondo con él, pero intentaré arreglarlo, y si él quiere que intentemos algo, si me acepta a pesar de que no puedo olvidar totalmente a Max, entonces lo intentaré –dije segura de lo que pensaba-

- Celebremos entonces –sonrió y tomó su taza de café, alzándola. Yo hice lo mismo con la mía- Celebremos porque ese chico sea el correcto y puedas ser nuevamente feliz, olvidando las cosas que tengas que olvidar.

Nuestras tazas chocaron y la conversación rápidamente se fue hacia Diego y sus encantos y virtudes, a ratos parecía que Clar se había olvidado totalmente de la existencia de Noah y de que la estaba esperando.

Después de aquel día, no volví a recibir una llamada de ese tipo, se me hacía extraño ya que me había acostumbrado que cada una o dos semanas me llamaran y no respondieran a este, pero luego de que discutiera con Diego por mi desesperación de encontrar a Max y luego de esas horas y horas de charla que tuve con Clar, me quedó claro que lo mejor era olvidarlo. Y era lo que había estado haciendo estas últimas semanas, me concentré totalmente en los exámenes finales, logré pasar todos estos con excelentes notas, al igual que Diego, quien era considerado uno de los mejores alumnos de la carrera en primer año. Hubieron algunos días en que él casi no me dirigía la palabra o pasaba de mí y lo entendía, yo le había hecho ilusiones mientras esperaba a otra persona, pero llegó el día en que me cansé de su desprecio y me disculpé con él, le dije que empezáramos de nuevo, que él olvidara todo lo que le había contado sobre Max y que yo olvidaría que prácticamente se me había confesado, le pedí tiempo para aclararme, tiempo que se cumplió en menos de lo que esperaba.

Llevaba ya un mes en Valle Vill, había llegado a principio de diciembre a pasar las fiestas de navidad y año nuevo con la familia. Raúl estaba gigante en comparación a la última vez que lo había visto y mi madre y Luis se veían felices, me alegraba verlos bien y saber que habían superado todo lo que había sucedido. Hoy llegaría Diego, mamá había insistido en que lo invitara a pasar unos días en casa y que le mostrara el pueblo, un pueblo que en verdad no era espectacular en comparación a la capital, pero que en el verano siempre tenía ese encanto en particular con sus fiestas y ferias.

- Mamá, por favor no digas ningún comentario en doble sentido o algo que lo haga sentir incomodo ¿Entendido? Mira que tú eres experta en ello –dije casi amenazándola, mi madre siempre había hablado sin pensar mucho antes las cosas-

- ¡Ay! ¡Cuidadito que soy tu madre! Y tengo todo el derecho de decir lo que quiera.

- En serio mamá –volví a insistir- tú dices algo que nos ponga incomodo a ambos o a él y te juro que me voy de inmediato a la capital y no vuelvo hasta quizás cuando.

- ¡Sin amenazas! ¡Sin amenazas! Mira que todavía te mantengo y si quiero dejo de pagar tu universidad y el lugar en donde vives.

- ¡Mamaaaaaaaaaaaaaaa! –protesté furiosa. Siempre que podía me sacaba en cara lo mismo, odiaba no haber tenido la suerte de encontrar un trabajo que me calzara a la perfección con los malditos horarios de la universidad-

- Cariño, no es justo que amenaces a Amanda con esas cosas –dijo llegando a mi salvación Luis- tiene excelente notas y deberías de ser feliz con ello ¿No?

- Tú no has escuchado lo que me ha dicho antes la chiquilla esta.

- Lo escuché y le doy toda la razón –sonrió mirándome- a veces dices cosas fuera de lugar y haces sentir un poco incómoda a la gente –dijo dejando un beso sobre la frente de mamá-

- Son los dos para cual ¡Que dos! ¡Los tres! ¡Los tres siempre se ponen en mi contra! –gritó mientras se daba la vuelta yendo hasta la cocina, con Luis nos miramos y terminamos riendo. Ya nos habíamos acostumbrado a sus exageraciones-

Los Warner #1: ¿Podrás ser salvada?Where stories live. Discover now