Capítulo Catorce

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Max me dejó sola en la habitación, cruzamos las palabras necesarias para entendernos sin alargar mucho nuestra plática. Acordamos en que yo me quedaría en su habitación, en silencio, prácticamente sin permiso de moverme de su cama, esperando a que él volviera a entrar por la misma puerta que había salido hacia unos minutos atrás. Intenté quedarme sentada sobre la cama pero no aguanté más la intriga y comencé a pasearme de un lado hacia el otro, comiéndome las uñas, o bueno, lo poco y nada de uñas que tenía, hasta que se me ocurrió una idea brillante.

Abrí la puerta con una lentitud y un profesionalismo de detective encubierto que Clar estaría orgullosa de mis técnicas de espionaje que ella me había enseñado. Caminé en cuclillas hasta llegar casi al borde de la pared que dividía el pasillo del segundo piso, con los barrotes de la escalera.

- Sabías que este día iba a llegar ¿Dónde está la chica?

- Ella está fuera de todo esto –dijo rápidamente- Conseguiré a alguien más.

- Vamos, hijo ¿Tienes siquiera derecho a pedirnos una segunda oportunidad? Nos defraudaste, a mí, a tu madre, a los fundadores, a toda una comunidad que creía en ti. Si nos entregas a la chica, podremos perdonar la deshonra que le has otorgado a la familia.

- Tu padre tiene razón, Max. –Se escuchó un pequeño suspiro- no lo tomes personal, no solo vinimos por la chica, si no que por los demás que han conseguido completar la misión.

Un silencio se apoderó del salón. Me incliné levemente hacia adelante, viendo por un lado de la escalera, dos siluetas altas, correspondientes al parecer a los padres de Max. Me tiré rápidamente hacia atrás cuando sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. Ellos me estaban buscando, de eso no había duda.

- ¿Es por la misión?

- Claro. No importa que ella sepa lo que somos, sus días están contados. Es lo que tenemos que hacer por el bien de todos nosotros, Max. Lo entenderás el día en que te toque dirigir a los fundadores y a tu comunidad.

- No –sonó firme- Amanda quedará fuera de todo esto. No permitiré que le hagan daño.

- No hay nada que tú puedas hacer contra mí o contra los fundadores, para proteger a esa chica. Ella se irá con nosotros al momento en que reunamos los diecinueve humanos restantes.

- ¡Es la hijastra de Baker! Tú hiciste un trato, que no tocarías a la familia Baker, no puedes tocarla a ella.

Gritó en su defensa.

- ¿Enamoraste a la hija del señor Baker? ¡Max!

La madre de Max sonó prácticamente horrorizada y a la vez decepcionada por las palabras de su hijo. Era como si hubiese sido el error y acierto más grande que nadie más pudo cometer.

- No lo sabía. Lo descubrí hace poco. Pero ese es el pase que le garantiza que nada le sucederá. No pueden hacerle daño a un Baker, ustedes lo saben.

- Las cosas han cambiado desde ese entonces, Max –dijo su padre-.

- ¿Qué quieres decir?

- El trato con Baker era netamente si se trataba de alguien que tuviera su sangre. Amanda es hijastra, no es hija directa, por tanto, el trato no corre para ella.

Escuché un fuerte golpe proveniente del salón, que hizo que mis palpitaciones se aceleraran. Max estaba empezando a quebrar cosas. Me había dado cuenta que esa era una forma que él tenía para desahogarse o expresar la rabia que sentía.

Los Warner #1: ¿Podrás ser salvada?Where stories live. Discover now