Capítulo Diecinueve

1.9K 159 13
                                    

Llevábamos aquí tres jodidos días. No habíamos salido de casa, miento, no habíamos salido del bunker. Sí, esto parecía un bunker. Todo estaba demasiado bien preparado, como si alguno de ellos lo hubiese tenido todo listo para cuando llegara el momento apropiado.

Me senté frente al televisor y Clar saltó a mi lado, tomando las galletas que estaba comiendo. La miré frunciendo el ceño, quise volver mi atención al televisor, pero ella comenzó a hablarme.

- ¿Has notado que están un poco extraños?

- ¿A qué te refieres con extraños?

- Últimamente no paran de conversar entre ellos, y de vez en cuando los miro y ellos están mirándonos a nosotras.

- Ahora la paranoica eres tú.

Dije entre risas y negué con mi cabeza. Aunque en realidad no estaba tan equivocada. Los había visto un par de veces hablando de una manera un poco sospechosa.

- En fin. ¿Victoria sigue haciéndote la ley del hielo? Supe que la pusiste a ella primero en vez de mí. No sé si debería de darte las gracias por eso, es un poco cruel ¿No crees?

- Eras tú o ella. Y no tienes por qué agradecerme, creo que hubieses hecho lo mismo por mi ¿no?

- Claro. Por ti haría lo que fuera amiga, lo que fuera.

Fruncí mi ceño y giré levemente mi cuello para verla. Eso había sonado un poco extraño viniendo de su parte.

Desde que llegamos aquí que había estado durmiendo junto a Max. Habían sido los sueños más tranquilos que había tenido desde hacía tiempo, prácticamente no me despertaba en toda la noche y siempre amanecía entre sus brazos, algo que simplemente me parecía cada vez más fascinante. ¿Cómo era posible que me sintiera tan atraída hacia un hombre que por dentro era muy distinto a mí? ¿A esto le llamaban enamorarse de lo prohibido? ¿De lo distinto?

Hoy no había sido la excepción, pero a diferencia de otros días, todos nos habíamos ido a la cama mucho más temprano. Las luces estaban completamente apagadas. Estaba en una posición sobre la cama que me daba una mirada privilegiada a la vista que daba hacia parte del camino que nos guiaba hasta acá. Aunque pareciera romántico a simple vista, la luz de la luna le daba un cierto toque de nostalgia al momento de dormir y más si Max me abrazaba por la espalda, pegando su cuerpo al mío, protectoramente.

- ¿Sabes que gracias a ti he experimentado cosas que jamás pensé en tener, cierto?

Dijo en un susurro cerca de mi oído. Quise voltearme de inmediato para responderle, pero él lo evito abrazándome con más fuerza que antes.

- Max...

- ¿No te arrepientes de haberme conocido?

- Claro que no. Apareciste en el momento en que tenías que aparecer en mi vida. ¿Por qué me lo preguntas?

- Porque a veces creo que sería mejor que no nos hubiésemos conocido. No tendrías que pasar por todo esto.

- Max, creo que esto ya lo hemos hablado muchas veces. Y aunque no lo creas, de todas las chicas que hay en la escuela, creo que soy la mejor capacitada para llevar una relación de otra dimensión.

Dije entre risas. Claramente no estaba de acuerdo en eso, quizás otra chica podría haberlo manejado mejor que yo, pero simplemente quería que dejara de pensar en boberías y se concentrara en que ahora estábamos bien, en que por ahora podíamos disfrutar de una paz que habíamos perdido.

Los Warner #1: ¿Podrás ser salvada?Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon