Capítulo Diecisiete

1.9K 176 10
                                    


Un frío viento recorrió mi cuerpo provocando que se me erizara la piel. ¿Cuánto llevaba aquí? Ya no lo recordaba. No sabía si habían sido días o si quizás ya eran semanas. He estado en la misma posición desde que me desperté dentro de la jodida habitación. Ni siquiera podía ir al baño sola. Eric suelta mis manos pero él me lleva y me trae de regreso. No me he duchado desde hacía días. Viene cada vez que me toca comer, en la mañana y luego en la tarde ¿Qué pretendía? ¿Matarme de hambre?

El olor que había dentro de la habitación era insoportable y me provocaba nauseas, por esa razón casi ni comía lo que Eric me daba. ¿En serio nadie me estaba buscando? Si quiera ¿Se habían percatado de que estaba secuestrada? Luis debía pensar que me encontraba en algún lugar del pueblo escondida, si intentaba buscarme, sabía que me pondría en peligro, así que no lo haría. ¿Max? Quizás también piense que me estoy ocultando de él, de todos.

- ¿Hasta cuándo me tendrás aquí?

Pregunté echando mi cuello hacia atrás y con mis ojos entrecerrados. Estaba cansada, necesitaba recostarme aunque fuera sobre el suelo.

- No lo sé. Al parecer nadie te está buscando. Quizás sea mejor que te entregue a los fundadores.

- Créeme que es lo que espero que hagas.

Susurré desesperanzada. Entre quedarme una eternidad sentada sobre una maldita silla, sin alimentarme bien y prácticamente muriendo, prefería que me llevaran frente a ellos y me atravesaran una bala en el corazón o en la maldita sien, y así moría en un instante. Sin sentir dolor.

- ¿Tan dispuesta estás a morir por Max?

- No estoy muriendo por Max. ¿Qué más esperas que haga? No puedo vivir escondiéndome toda una vida de ustedes, de ellos.

- ¿Y te das por vencida así como así?

- ¡Sí! Maldita sea. Me doy por vencida. ¿Contento?

Grité furiosa y moviéndome sobre la silla. Fue tan fuerte el movimiento que hice, que la silla se balanceo y terminé cayendo hacia mi lado derecho, azotando mi cuerpo contra el cemento y golpeándome la cabeza, soltando un quejido. Maldición. Eric corrió a mi encuentro, pero cuando intentó siquiera tocarme, grité.

- ¡No te atrevas a tocarme! Esto es tú culpa. Tú los delataste. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué simplemente no te vengaste de mí y ya?

- Yo fui el primero en conocerte, pero Max se interpuso entre tú y yo –gritó furioso-

- Los conocí a ambos al mismo tiempo. Estás simplemente buscando una excusa para justificarte.

- ¡No! Antes de llegar al pueblo, vine porque sabía que Max quería volver aquí. Entonces te vi. Estabas con Clar, ayudando en una presentación que tendría la alcaldesa. Usabas un vestido en tono marrón y tu cabello iba tomado en una coleta. Te veías preciosa. Tú fuiste el motivo por el cual yo aceptara venir aquí. Yo vine aquí por ti. Pero Max se interpuso entre nosotros. Como siempre lo ha hecho en mi vida.

Un fuerte ruido me hizo cerrar los ojos. Quizás Eric había golpeado o botado algo, no lo sabía, a penas y podía ver a mi alrededor. Recordaba ese día del que me hablaba. Fue unos días antes de que ingresáramos oficialmente a clases. Había mucho ajetreo y como estaba ayudando a Clar a terminar los últimos detalles de la presentación que tendría la alcaldesa, no me fije en nadie, no tenía cabeza para hacerlo, pero si recordaba algo extraño que había sucedido ese día. Luego de que todo terminara demasiado tarde para mi gusto y de que mi jodido auto se quedara sin bencina, me fui caminando de la plaza hasta mi casa. Durante mi corto trayecto sentí que no iba sola, que alguien más me estaba siguiendo, pero cada vez que miraba hacia atrás, no había nadie. La sensación que tuve no me provocó miedo, pero si curiosidad. ¿Podría haber sido Eric?

Los Warner #1: ¿Podrás ser salvada?Onde histórias criam vida. Descubra agora