Capítulo Diez

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- ¡Quítate de la puerta antes de que la rompa!

Gritó Eric sonando furioso.

- ¡No! Déjalo. Él está cumpliendo con su misión. No te entrometas y búscate a otra chica, que bastantes hay por el pueblo.

Le respondió Mónica. Joder, de nuevo estaban con la cosa de la misión ¿De qué jodida misión hablaban como para que se desesperaran de tal manera? Intenté moverme para zafarme de las manos de Max, pero él me agarró con más fuerza.

- Cállate. Ella te está escuchando ¿Eso es lo que quieres no? Hacerme quedar igual de mal que Max y que piense que soy idiota como él, pero no. La diferencia entre nosotros es que a mí me gusta de verdad y no voy a jugar con ella.

- Já. Si claro ¿Debería de aplaudirte? Que bien, has mejorado mucho en actuación Eric. Los dos sabemos que no podemos sentir nada, ni emociones ni sentimientos, nada.

- Eso es lo que tú crees.

Sentí que mi corazón se aceleró de un momento a otro, y no fue exactamente por lo que había escuchado de Eric, sino porque en los ojos de Max había un cierto brillo que se podía confundir con impotencia, rabia o ¿Celos quizás? Di un breve salto sobre la cama cuando sentí que le dieron una patada a la puerta. Mis ojos se abrieron como platos y temí por mi vida y por la de Max en ese instante. Yo había venido aquí con Eric, lo justo era que me fuera con él en este momento e hiciéramos lo que habíamos acordado de ir al bosque, pero la verdad es que quería seguir en esa posición con Max. Maldición. Tenía mi cabeza hecha un total lio.

- Nos vamos. Déjalos solos.

- No me iré de aquí hasta que Amanda se vaya conmigo.

Gritó Eric de vuelta y un nuevo golpe volvió a escucharse.

- Lárgate Eric.

Ahora fue Max quien le grito. Estaba mirando fijamente hacia la puerta y con el ceño fruncido, aun así no era capaz de quitarse sobre mí.

- Vamos. La podrás ver en la noche. Déjalo que continúe.

Mi lado consciente le gano a mis ganas de seguir pasando un rato con Max, así que en un intento desesperado le mordí la mano con tanta fuerza que él tuvo que destapar mi boca.

- ¡Eric!

Grité, intentando alejar a Max. En eso la puerta prácticamente voló al momento en que fue abierta por Eric. Max se veía desconcertado, como si no fuese capaz de creer que lo había mordido. Le di un empujón y logré bajarme de la cama justo cuando Eric iba en dirección a Max. Oh no, delante de mí no se iban a pelear.

- Vamos, Eric.

Lo tomé con fuerza de su brazo y prácticamente lo arrastré fuera de la habitación. La forma en como Eric miraba a Max, era algo aterradora.

Caminamos en silencio mientras yo intentaba ignorar el hecho de que Mónica se había quedado con Max, pero ¿Qué esperaba? Era obvio, yo había salido de la habitación dejándolo prácticamente consternado, sin respuesta, claramente ella aprovecharía esa situación.

- Sé lo que son.

Dije cuando ya nos encontrábamos caminando entre medio de grandes y verdes árboles. El sonido de nuestras pisadas sobre las hojas secas que yacían sobre el suelo era lo único que me mantenía alerta por si alguien más nos podría estar escuchando o no. Lentamente Eric dejó de caminar y supuse que me estaba mirando, así que yo hice lo mismo.

Los Warner #1: ¿Podrás ser salvada?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora