Capítulo Tres

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La noche estaba algo más ajetreada para ser un viernes por la noche en donde la temperatura máxima alcanzaría con suerte los 4° Celsius. Con Max nos habíamos dirigido la palabra en muy pocas ocasiones, pero en varios momentos lo pille mirándome, como ahora. Estaba recargado sobre el mesón mientras yo preparaba algunos cafés para la mesa que estaba atendiendo Clar. Me detuve en seco y lo miré siendo lo más seria posible.

- ¿Me vas a decir porque me miras tanto? Odio que me miren.

- ¿Odias que te miren y te vistes y te maquillas así?

Fruncí mi ceño y lo miré molesta. ¿Qué estaba mal conmigo? Mi maquillaje era el mínimo y estaba usando la ropa de trabajo. ¿Qué carajo le pasaba a este tipo conmigo?

- Haré como que no escuché eso.

- Te ves muy bien, solo que estás demasiado provocativa para mi gusto.

- Pues que mal, pero no me visto para agradarte.

Contesté terminando los cafés y dejándolos sobre la bandeja.

- ¿Siempre eres así de contestona? Creí que nos llevábamos bien.

Resople y mi flequillo se elevó levemente. Posé ambas manos en mi cadera y lo miré molesta.

- Punto uno, es cosa mía si soy contestona. Punto dos, no debiste de creer nada porque apenas y nos conocemos. Punto tres, si quieres conseguir este trabajo, ponte a trabajar. Que es lo que hacemos aquí.

- Tengo un consejo que darte.

- ¿Qué quieres?

En serio, lo que menos quería en este momento era escuchar el tipo de consejo que él podría darme, pero no quería seguir amargándome la noche siendo tan pesada con él.

- No te enfades frente a cualquiera. La forma en cómo se arruga tu frente y como tus labios se fruncen se vuelven un poco –dudo y miró a su alrededor- irresistibles.

Sentí que mis mejillas ardieron de calor y estuve a punto de levantar mi mano para echarme aire pero eso sería admitir que su comentario había provocado algo en mí.

Tenía que salir de ahí. Me acerqué a Clar por la espalda y le dije que le cambiaba el turno por esta noche. Ella se negó por más que insistiera. Vaya, creo que el título a mejor amiga está peligrando le dije intentando amenazarla, pero ella ni se inmutó. Volví con resignación a la barra y quise llevar toda mi atención de nuevo a la preparación de los cafés y hacer los pedidos respectivos hacia la cocina, pero era casi imposible que no notara que él me seguía mirando. Me acerqué hasta un extremo, casi al lado de donde se encontraba la puerta de la barra y estiré mi cuerpo para alcanzar los frascos que estaban más arriba.

- ¡Ey! ¿Cuánto tiempo más tardaras en hacerme el puto café?

Wow ¿Estaba borracho o qué? Fruncí mi ceño al mirarlo, mientras aún seguía intentando tomar el frasco de más arriba.

- ¿Le tomaron la orden ya?

- ¡Quiero mi maldito café! Llevo minutos esperando y solo veo que ustedes no hacen nada más que hablar y hablar.

Oh no, yo no era buena para arreglar este tipo de casos de "personas impacientes"

- En un minuto estará su café.

Dije y volví a llevar mi atención hacia arriba, el jodido frasco ni siquiera se movía de su lugar y lo necesitaba.

- ¿Qué parte de quiero mi puto café ahora, no entendiste?

Los Warner #1: ¿Podrás ser salvada?Where stories live. Discover now