Wonderland |Jelena| |Primera temporada|

Capítulo once

Y entonces así fue cómo yo decidí darle una oportunidad, de aquello ya una semana y media. A decir verdad, estar con él se me hizo más fácil tras admitir que yo lo quería. Estaba cansada de luchar conmigo misma todo el tiempo.

Sobre Jenn... digamos que no se tomo nadie bien nuestra relación. Puesto que vino un día a visitarlo y nosotros sólo estábamos besándonos, al llegar a casa pensé que me haría la vida imposible pero mi madre sólo me dijo que le salieron otras cosas y tuvo que marcharse. Aquello me dejó satisfecha y al parecer a Justin también.

Sobre nuestra relación, aún no se lo habíamos dicho a nadie oficialmente. Le dije que por el momento, quería mantenerlo para nosotros y él respetó mi decisión, cosa que le agradecí.

Pero pasando sobre eso, seguro que ustedes deben estar pensado en que soy una inútil o quizás no por decidir quedarme con Justin. Tal vez estén pensado que debería haber esperado mucho más tiempo para conocerlo y esas tonterías, pero no me importaba en lo absoluto.

Vale, tal vez esta sea una de aquellas estúpidas apuestas, pero la verdad es que no quería pensar que esta ves sucedería. Quería confiar en él y en lo que estábamos comenzando.

—Hola, preciosa.

—¡Dios! Justin me has asustado—dije con la mano sobre mi pecho.

Él se comienza a reír y yo frunzo el ceño. Lo hacía solo para molestarme ya que un día le comenté que odiaba que me hicieran eso.

—¿Dónde vas? Aún no me saludas—lo escucho decir mientras camino por el otro pasillo.

—No voy a ninguna parte—respondo—. Por cierto, hola.

—«¿Hola?» ¿Es todo lo que dirás?

Inmediatamente entendí lo que quería decir y supe que si no le saludaba de la forma en que quería, me perseguiría durante todo el día. A pesar de estar enfadada con él, me acerco y le beso.

—Hola, cariño.

—Esto si es un saludo.

—¿Con qué derecho hablas sobre buenos saludos? El tuyo no fue específicamente lindo.

—Te dije «preciosa.» Eso debió darme unos cuantos puntos extras.

—Eres un tonto.

—Eres tan tonto—imitó mi voz.

Aquello no me gustó y Justin debió saberlo, porque su rostro cambió inmediatamente y trató de acercarse a mi, pero yo me alejé. Al imitar mi voz, hizo un ir trajera malos recuerdos de años anteriores.

—Nena...¿estás molesta?

—No—digo mientras me siento tras el mostrador.

—¿Entonces por qué actúas como si lo estuvieras?

—No actúo de ninguna forma.

—Sí que lo haces.

—¿No puedes dejarme tranquila?

—No si estás así.

—Anda a hacer tu trabajo ¿quieres?—suspiró y se fue.

Lo sigo con la mirada y comienzo a atender a las personas que quieren comprar los libros. Después de un rato, me fijo en que un chico mira a todos lados nerviosamente.

—Disculpa...

—¿Necesitas ayuda?

—Busco a... ¿Meredith?