Capítulo tres

860 53 1
                                    

"Espantoso juego del amor, en el cual es preciso que uno de los jugadores pierda el gobierno de sí mismo"

—¿Y ahora dónde se metió?—murmuro.

Estaba en el pasillo de congelados y al darme vuelta, descubro que mi madre ya no estaba. Debí de estar demasiado distraída, pero claro, mi madre también es bastante silenciosa con sus pasos.

Cojo mi teléfono y la llamo. Nada. Insisto de nuevo y... nada. Dios, ¿qué tan difícil puede ser contestar? Los padres se quejan de que no contestamos el teléfono cuando ellos tampoco lo hacen, bastante injusto. Juro que para la otra le voy a poner un GPS para que no se me pierda de vista.

Di media vuelta y recorrí los pasillos hasta devolverme al último, allí mirando unas verduras se encontraba mi madre. Me detengo a su lado y bufo, algo que a ella le molesta y que nunca ha podido sacarme.

—Te llamé, no me contestaste.

—¿Me estabas llamando?

—No te encontraba ¿Qué querías que hiciera?

—Vale, me disculpo por no escucharlo, creo que lo tengo en silencio—sonrió. Maldito silencio, deberían quitar esa opción.

—Como sea, ¿Cuánto falta?

—Nada, ya estamos listas.

—Bien, si no queremos toparnos con las cajas llenas hay que darnos prisa. Están casi todas vacía.

—Hm, tienes razón—Miró hacía las filas y se decidió por la del fondo, al otro lado de donde estábamos. Mientras miraba el carro me fijé en que mi madre no había echado la fruta al carro.

—Mamá, no pusiste las frutas—digo mirándola.

—Oh, se me olvidaron. Ve tú a buscarlas y yo iré a hacer la fila. Como dijiste tú,  mucha gente y pocas cajas.

Suspiro y me doy media vuelta caminando a la sección de frutas, cuando me detengo abruptamente. Allí estaba él, justo en la sección de frutas.

«tierra tragame ahora.» ¿Cómo podía tener tanta mala suerte?

Con toda la seguridad que fui capaz de reunir en mi organismo, me acerco lentamente y finjo que no está a metros de mi persona. Para mi desgracia, me mira y sonríe.

¿Por qué tiene una sonrisa tan linda?

—Hola—me saludó.

—Hola—le respondí. Por más que quisiera ignorarlo, me enseñaron que si alguien me saluda, tenía que hacerlo de igual forma por educación. Una mierda, lo se.

—Necesitamos hablar—Dijo.

—No entiendo sobre qué necesitamos hablar. Que yo sepa, no hay nada.

—Pero-

—Pero nada, no quiero hablarte.

—Necesitamos hablar sobre lo ocurrido.

—Vamos a ver—me giro hacia él molesta—, no me has hablado durante estos tres meses y de repente, ahora que nos encontramos por casualidad ¿Quieres hablarlo? ¿Es que tú eres idiota? ¿Realmente crees que quiero hablarte?

—Yo...

—Cualquier cosa que quieres decirme ahora sobre lo ocurrido, lo hubieras hablado cuando ocurrió. Ahora ya es tarde.

—Solo quería pedirte perdón—dice luego de unos segundos —. No fue mi intención hacerte sentir mal, solo creí que... sería divertido y resulto lo contrario. Te agarre cariño y...

—Vuelvo a repetirlo, ¿Eres idiota? ¿Crees que puedes decirme lo siento ahora? Necesitas mucho más que un perdón, Justin. Jugaste conmigo de la forma más cruel y nadie se merece eso, ¿qué fue lo que yo te hice para merecerlo?

Muevo la cabeza, enojada. No podía creer que él estuviera haciéndome esto justamente ahora.

—Justin, por lo que más quieras, no me busques, ya tuve suficiente de ti.

Olvidándome de las frutas, le dedico una última mirada y me voy con mi madre. Solo quería marcharme a mi habitación y llorar.

Wonderland |Jelena|  |Primera temporada| Where stories live. Discover now