95 días sin Frank.

Día 31.

Vodka y Wisky ardiendo en mi garganta.
Tabaco inundando los pulmones.
El instinto de autodestrucción aumenta día a día.
Soy un hombre, soy débil, pero solo por ti era fuerte.
Ahora las tabernas me acogen con los brazos abiertos, porque soy un alma descarriada.
Vivos que buscan la muerte, sentados frente a mugrientas barras, ingiriendo peligrosamente veneno líquido con sabor a dulce alcohol.
Curioso ¿Verdad? Aquellos que anhelamos deshacernos de nuestros problemas nos evadimos con mas problemas, como la bebida o el tabaco.
Si tu estuvieras junto a mi, habrías frenado mis impulsos, me hiciste prometer que jamás volvería a hacer esto, pero las promesas con un muerto son promesas inválidas, aunque sigas vivo dentro de mi.
Me detesto por hacer esto, pero ando perdido y no encuentro otra solución.
A nadie le importa si otro borracho mas queda inconsciente sobre la barra, a ti si te importaba, eras el único, pero ya no estas, y queda demostrado oficialmente que soy completamente prescindible.