Vas a decir que soy un loco obsesivo o que estoy mal de la cabeza, pero no sé por qué nunca habia visto a Sebastian guapo sino hasta ese momento.

Sacudí la cabeza y regrese a los campos.

Varios amigos me saludaron, pero seguí sintiendo esa sensación de ya no pertenecer a ese ambiente, la cual no me gustaba para nada. O sea, bien, soy un... femboy, un mariquita, pero eso no quita que sea el quarterback.

Me alejé un poco del equipo y me tiré al pasto a calentar. Me senté cerca de Noah a propósito.

A pesar de ser gay y femboy, Noah tiene una hablidad incréible para atrapar balones en el aire con una sola mano. Es asombroso ver como brinca y como con la punta de los dedos jala el balón hacia su pecho. Se ve casi casi angelical.

-Wow, te volviste mucho más flexible. ¡Bien ahí! –me dijo con su dulce voz.

-¿Eh? –fue entonces cuando me di cuenta que mi pecho estaba tocando mis muslos y mis manos alcanzaban hasta la planta de mis pies. No recordaba haber sido tan flexible nunca. Quise ver hasta donde podía llegar, así que empuje mi cuerpo y noté que mis ligamentos se sentía muy suaves, haciéndome llegar más abajo que ningún otro chico.

-¿Puedes hacer un split? –me preguntó Noah con una sonrisa.

-No sé, supongo que no.

Abrí las piernas aun sentado lo más que pude. Después giré mi cuerpo hacia enfrente ¡y ahí estaba el maldito split! No me costaba trabajo alguno. Sentía como las fundas se estiraban y rozaban la piel de mis piernas, provocándome un ligero cosquilleo que me hacia sentir un hormigueo en el estómago.

Varios de mis compañero voltearon a verme. Murmuraron entre ellos, pero no dijeron nada. Deshice el split y fingí estirarme con dificultad.

El entrenador llegó y nos pidió que corrieramos alrededor e hicieramos ciertos ejercicios. Después nos dividimos en ofensiva y defensiva. Yo capitaneaba la ofensiva. Golpeé varias veces mi casco para espabilarme. Aun no me sentía del todo concentrado en lo que estaba haciendo.

Junté a mi equipo en un teamback.

-Vamos a hacer la jugada negro dos. Raúl, corré hacia la izquierda, te voy a lanzar el balón. ¿Les parece?

-Sí, cabrón.

-No me digas cabrón.

-¿Eh?

-No... me gusta que me digas así. Se oye feo.

-¿¡Qué?! Siempre te he dicho así.

-Pues no me agrada. Dime Alexis.

Todos se miraron entre sí. Yo supe que había cometido un error. Cerré los ojos y lo dejé pasar.

Ya en formación miré hacia todos lados. Miré a Raúl y le guiñé un ojo para indicarle que todo estaba listo. Él me lo guiñó de vuelta y eso me hizo sentir mariposas en el estómago.

-¡Negro dos! –grité para que me escuchara mi equipo, pero yo no podía quitarle la vista al trasero de Raúl. Las fundas negras sólo lo hacía ver mejor, más redondo, más... Rawr. Extendí la manos sin saber bien que era lo que pensaba mientras lo hacía... bueno, sí sabía, pero no lo quería escribir; imginaba que lo tomaba en manos y lo sentía. Lo acariciaba mientras él me besaba el cuello y me acariaba el pecho, haciendo círculos alrededor de mis pezones.

-Hut.

El balón llegó a mis manos y desperté en medio de golpes de cascos y pedazos de pasto volando. Un defensivo había roto la línea y corría hacía mi. En entrenamientos no me pueden tacklear, pero aun así me dio mucho miedo.

Diario de un femboy.Where stories live. Discover now